Profesores que enseñan de mil maneras
En el día del profesor, un homenaje a Jorge Luis Borges.
Esta semana con mis compañeros de lectura -coordino un taller de lectura de cuentos, que en épocas de pandemia funciona por MEET, una de las tantas cosas que en nuestra vida normal eran de una manera y tuvimos que adaptar a las nuevas circunstancias- leímos a Borges. Nada menos. El maestro. El profesor. El gran genio. Ese que intimida a los que nunca rondaron por los mundos borgeanos. Pero lo cierto es que la lectura de Borges salió muy bien, y en el día del profesor -Borges enseño casi toda su vida- me gustaría analizar por qué.
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Un par de talleristas habían leído a Borges, la mayoría no lo había leído nunca. Hubo quienes me compartieron sus dudas: ¿y si no lo entiendo? ¿y si no lo disfruto? Uno dice “Borges” y suena a complicado. Y lo complicado, generalmente, no se disfruta tanto. O no nos da ganas.
Evidentemente leer a Borges no es algo sencillo, que se haga a la ligera. Para poner un ejemplo, parece mucho más ocupado en desentramar filosóficamente temas que son más metafísicos que físicos -el ser, la identidad, ese “acto único en que un hombre define su destino”, según Piglia- y eso puede suponer una lectura más cuidadosa, ya que la historia que sucede en la superficie y la que sucede de fondo son diferentes, cada una tiene sus propias reglas y es el lector quien debe unir las coordenadas. Ahí hay un gran desafío. Algunos afirman que Borges escribe sobre sus obsesiones, que son siempre las mismas -el laberinto, la biblioteca eterna, el doble, las orillas- y luego piensa una historia alrededor de estas según un género: las presenta como un policial, como un cuento fantástico, según las claves que cada género propone, como si fuera un juego. Otra gran prueba en los cuentos de Borges son las tantas lecturas que en cada cuento se referencian. Esos libros que devoró desde chiquito –Borges escribió su primer cuento a los siete años, después de leer El Quijote- y tradujo “The happy prince” de Oscar Wilde a los diez- aparecen una y otra vez. Entonces leemos un cuento de Borges, pero en realidad estamos leyendo todas sus otras lecturas en clave, que dan un sentido diferente a lo que estamos leyendo. Otra vuelta. Depende quién sea el lector se capta o no ese guiño, esa propuesta de relación y de sentido.
Pero en vez de tomarlo como un escritor elitista -muchos interpretan que Borges escribía difícil a propósito, para autoexcluirse– podemos pensar que Borges en realidad nos está mostrando cómo y para qué leer. Así descubrimos al profesor Borges que, además de dictar la cátedra de Literatura Inglesa en la Universidad de Buenos Aires durante muchos años, nos sigue enseñando hasta el infinito, concepto que lo obsesionaba. Borges nos muestra que cuando más leemos, más sabemos, y mayor será nuestra capacidad de interpretar. Nos propone pensar, también, en el acto de leer en sí mismo. Dejo aquí algunas reflexiones –y consejos, también, si se me permite- sobre cómo leer a Borges y “hacernos” el hábito.
• Tener paciencia al principio. Hay que darles tiempo a las palabras, que hagan efecto en nosotros. Como un tiempo de prueba. Existen textos que sirven como entretenimiento o distracción, Borges es otra cosa. Necesitamos dedicarle tiempo.
• Que el momento de lectura sea “preparado”, intentar buscar espacios acordes a la situación. Es difícil leer con el teléfono al lado, una pantalla o cualquier distracción posible. Sirve sentarse a leer con lápiz y papel para anotar lo que nos quedó irresuelto. Podemos seguir aprendiendo una vez terminado el texto, investigando, leyendo otras cosas.
• Pensar en la lectura como un ritual. Necesitamos cierto “entrenamiento”, ir mejorando nuestra capacidad lectora para poder seleccionar, cada vez, obras más complejas.
En resumen: es una maravilla leer a Borges. No conozco muchos escritores que desentramen las palabras como él. Pero requiere un esfuerzo: sentarse, con un café o un mate, a pensar. Con cada texto, nos sigue enseñando el profesor Borges. Nos señala en cada cuento un mundo nuevo. Es entregarse, con cierto “entrenamiento”, a ir un poco más allá.
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Sobre los talleres de lectura
Taller LEER CUENTOS
Tres cuentos por mes, seleccionados a partir de un tema disparador. En octubre: Historias de amor/desamor. Miércoles 18,30 a 20 por MEET.
Taller LEER CLÁSICOS
Una novela clásica en tres encuentros. Este mes leímos “Madame Bovary”, de Flaubert. Lunes 18,30 a 20.