ENFOQUE
Monogamia y fidelidad: dos conceptos en disputa
Es uno de los principales motivos de consulta que recibo a diario en mi consultorio. Sin embargo, entre el 90 y 95% de las parejas que llegan a consulta de terapia de pareja por esta razón no se separan. Es curioso, porque genera una profunda crisis en el núcleo más duro de la pareja, que en algunos casos lleva realmente años de dolor, desconfianza y trae otros problemas aparejados. Pero en general no es el motivo principal de separación.
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¿La monogamia funciona? ¿Se puede perdonar una infidelidad? ¿Implica siempre traición o esconde otras cosas? ¿Cómo superar la infidelidad? ¿Qué hago si mi pareja me fue infiel? La tecnología favorece los malentendidos en la pareja
Algunas presuntas “infidelidades” son simples confusiones. Tenemos una nueva visión de la infidelidad. Tenemos que considerar algunos datos del día a día de estas parejas del 2015. Por ejemplo: hablar con alguien desconocido en Facebook, ¿es una infidelidad? ¿y ver porno en la computadora?
La definición misma de la infidelidad en sí, no ha cambiado: sigue siendo la ruptura de un pacto de confianza de manera unilateral de parte de uno de los integrantes en una pareja. No importa si esa pareja es monógama, abierta, poliamorosa: si hay un pacto de confianza que es vulnerado, podemos hablar de infidelidad, de traición, de faltar la palabra a ese compromiso. Hay algo que deja entrever esta definición: la infidelidad es una elección voluntaria. La persona, a sabiendas de estar rompiendo el pacto de confianza, decide hacerlo de todos modos. Esa traición es quizás la más dolorosa.
Hay algunos nuevos “condimentos” que agudizan la mirada acerca de la infidelidad. Desde la mirada científica, habría un aparente consenso acerca de que el ser humano no practica la monogamia por naturaleza. De hecho, “no hay ningún mamífero que lo haga”, así, el hombre tiene una “disponibilidad emotiva natural”, por sentirse atraído por más de una persona en la vida, aunque esté aparentemente feliz con su pareja. Eso justifica algo? Probablemente no, pero en la mirada más reduccionista de los vínculos, si sólo pensamos en la biología, es probable que este sea el primer argumento que justifique el dinamitar la confianza en una pareja.
¿Se puede perdonar una infidelidad?
Descubrimos que las parejas tienden a marcar una diferencia notoria entre lo que llamamos la “infidelidad emocional” o la “infidelidad física”. Pareciera que no es lo mismo, o al menos no genera el mismo efecto traumático si es que quien ha sido infiel mantiene un vínculo o una relación con esa tercera persona, a que solo sea sexo o un encuentro casual sin ningún tipo de conocimiento previo ni continuidad en esa relación paralela. Destacamos siempre el caso a caso, porque ninguna persona es igual a otra, y del mismo modo cada pareja es única. Algunas personas consideran que una noche de sexo es mucho peor que un vínculo amoroso con un tercero, y otras piensan literalmente lo contrario, que quien sostiene un vínculo por fuera de la relación es quien está cometiendo una falta gravísima al pacto que se genera entre ambas partes.
¿Por qué mi pareja me fue infiel?
Las razones por las que alguien puede ser infiel son muchas, aquí nombraremos sólo algunas:
El modelo familiar: muchas personas copian inconscientemente las mismas formas de relacionarse que les son familiares. Por ejemplo, si a su padre la madre le fue infiel.
Buscar nuevas sensaciones: cuando hay pocas experiencias previas y mucho tiempo con la misma pareja, suelen surgir este tipo de situaciones
Cuando el amor se terminó y no se sabe como terminar: se continúa la relación por costumbre o lástima.
No necesariamente quien es infiel busca por fuera lo que falta en la pareja. Estos dichos, o mitos, suelen arrastrarse entre generaciones: “El infiel busca afuera lo que en casa no tiene”. En realidad lo que busca fuera es una nueva versión de sí mismo, una nueva experiencia que lo lleve a otro nivel de su existir, y no tanto que complete la relación de pareja.
Quienes son engañados, con frecuencia padecen una gran baja en su autoestima, un gran golpe en su amor propio: lo que se traduce en múltiples problemas en su vida cotidiana: surgen olvidos, inseguridad, falta de apetito, sueño, desgano, muchas veces dificultades laborales, etc. El engaño genera tristeza, ira, y por supuesto, una gran desilusión. Por esto es muy importante trabajar en paralelo a la terapia de pareja, en sesiones individuales para lograr recuperar la autoestima y que la persona vuelva a sentirse importante, empoderada y segura de sí misma. Atravesar la experiencia de una infidelidad puede ser una de las situaciones más dolorosas para una pareja, por lo que quien ha sido infiel debe tener mucha paciencia ante los reclamos y la necesidad de saber detalles exactos (día, hora, y hasta lugares en los que se vieron con la 3ra persona) y ser conciente del daño que causó.
No es lo mismo la culpa que el arrepentimiento. Pedir perdón mirando a los ojos de su pareja es una excelente forma de comenzar a recomponer la relación. Quien ha sido engañado, debe hacer un gran esfuerzo en perdonar haciendo borrón y cuenta nueva, es imposible reconstruir un vínculo si los celos y el agobio a la pareja permanecen vigentes. Y eso, lamentablemente es lo que termina destruyendo el vínculo, no la infidelidad en sí. La persona que fue infiel puede hacer un gran esfuerzo por volver a construir, por demostrar que quiere recuperar la confianza, por mostrar un gran arrepentimiento y tener conductas asociadas con el recuperar la pareja. Pero si la otra persona se muestra impermeable a este intento de reparación, NADA será posible entonces. Siempre, en todos los casos, y sin excepción, será el diálogo y la comunicación asertiva quien favorezca a los vínculos.
Mi pareja me fue infiel. ¿Qué hago?
No te compares ni te culpes por lo que pasó. Es fundamental en este momento cuidarte y protegerte. La infidelidad surgió independientemente de lo que peses, de tu corte de pelo y de cuánto leas.
No tomes decisiones rápidas. Tomarse el tiempo necesario para procesar lo que sucedió.
Es innecesario que hagas un recorrido sobre los tiempos, días y horas en los que tu pareja te mintió. Lo mejor es que puedas concentrarte en el presente, en lo que sentís en este momento y en cómo superarlo.
Retomar en lo posible las actividades laborales y académicas.
Evitar comentar la situación a la familia cercana, de modo que no tomen posición por ninguna de las dos partes.
La ira es normal. Pero podés canalizarla haciendo algo productivo como comenzar un nuevo curso, salir con amigos o aprender un nuevo idioma.
Entender que estás en duelo, que llevará tiempo, terapia y mucho amor propio volver a confiar en esta persona (o en otra), pero que si la determinación es continuar el vínculo, aprendas a comunicar y a escuchar activamente lo que la otra persona tenga para decir.
Aceptar que la vida sexual también cambiará, que llevará más tiempo excitarse, que puede haber disfunciones sexuales que antes no había. Y que inevitablemente, en algunos casos, eso llevará a indeseables comparaciones y fantasías: “con él también te pasaba esto?”
¿Se puede perdonar una infidelidad?
Perdonar una infidelidad es un tema muy personal, porque cada persona decide qué es lo correcto para ella y para su vida. Sin embargo, es verdad que mientras que cuando opinan desde una situación hipotética, la mayoría de las personas afirman que romperían su relación si su pareja les fuese infiel, cuando este hecho se produce de una forma real, su reacción es otra, y les surgen entonces dudas sobre qué hacer.
El amor de tantos años, la convivencia, los sueños cumplidos y los momentos felices, también pesan en la balanza. Por ello, es fundamental hacer balance y dar tiempo al tiempo, para no tirarlo todo por la borda en los primeros momentos de enojo, trauma y asombro.
Perdonar una infidelidad supone hacerlo en el sentido estricto de la palabra, es decir, haciendo de verdad borrón y cuenta nueva. Porque nadie puede decir que perdona una infidelidad si a partir de ese momento va a estar controlando a su pareja en cada paso que dé: en ese caso serán los celos y el agobio los que maten la relación, no la infidelidad.
Superar una infidelidad no es sencillo, pero es posible con confianza mutua, mucha comunicación, y sin dejar que las personas del entorno –familiares, amigos, conocidos–opinen e influyan de una forma negativa sobre la decisión de la pareja. Lo que nunca se debe hacer ante una infidelidad es pagar al otro con la misma moneda. Es importante que cada persona se valore a sí misma. Por otra parte, tampoco se debe actuar como si no hubiese pasado nada, ignorando la situación o diciéndole a la persona que tiene dudas respecto a lo que ocurrió que DEJE de preguntar, que no vas a contestar nada más. Si es verdad que en algun momento la etapa de preguntas y dudas e interrogantes debe terminar, para dar paso a una etapa de construcción del vínculo. Pero silenciar las emociones de la otra persona que está atravesando una situación traumática no va a ser positivo para ninguna de las dos partes.
En el consultorio se busca trabajar con lo que la pareja trae: si lo que traen es ganas de separarse, de terminar la relación, primero determinamos que no sea una decisión en caliente ni apresurada. De no serlo, buscamos entre los tres que la relación termine en los mejores términos posibles para los dos, de la forma más sana y menos dolorosa para ambos. También les explicamos cómo hablar con sus hijos o hijas respecto a la separación y damos pautas para que esa transición hacia el distanciamiento sea de la manera menos dolorosa posible para todos los integrantes de la familia. Del mismo modo, si la determinación es seguir juntos, buscamos que ambos puedan reflexionar acerca de lo que pasó. No desde el lugar de víctima a victimario, sino pensando juntos en lo que sucedió, y en que cada uno logre dar respuesta al gran interrogante que atraviesa a la pareja: ¿qué viene a mostrar esta crisis de pareja en cada uno de nosotros? ¿Qué puedo aprender de esta situación para lograr mejorar en esta u otras relaciones de pareja?
Se trata siempre de seguir abriendo interrogantes en un tema doloroso, profundo y que lleva tiempo sanar.