Elecciones 2023
La más maravillosa música
Fahrenheit 451 es una novela distópica del escritor estadounidense Ray Bradbury, publicada en 1953, cuyo título hace alusión a la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde (en grados Celsius equivalen a 232,8 °C).
Recibí las noticias en tu email
Un resumen a “grosso modo” diría que la novela presenta una sociedad del futuro en la que los libros están prohibidos y existen “bomberos” que queman cualquiera que encuentren. El protagonista del relato es un bombero llamado Montag3 que se cansa de su rol como censurador de conocimiento, decide renunciar a su trabajo y finalmente se une a un grupo de resistencia que se dedica a memorizar y compartir obras literarias de todo el mundo. Frente al relato hegemónico y totalizador, la organización y resistencia como respuesta.
***
El domingo iremos a votar una vez más, como desde hace 40 años ininterrumpidos. Nací en 1987, gobierno de Raúl Alfonsín, y crecí pensando que la democracia es lo más natural del mundo, algo que siempre di por sentado. Pero casi todo podría ser de otra manera. De hecho, lo fue durante demasiado tiempo.
La consolidación de la democracia planteó otras discusiones, y la crisis de un sistema que es perfectible, nos hace llegar al mismo punto de partida: no hay mejor alternativa que las urnas, a pesar de todo.
El voto universal, igualitario, secreto, libre y obligatorio es el pilar sobre el que sustenta parte de la historia política y social argentina. No obstante, apenas el 70 por ciento del padrón acudió a votar en las elecciones primarias del 13 de agosto. La expectativa para los comicios del domingo es que mayor cantidad de personas concurran a sufragar y aumente el número de participación.
¿Por qué alguien no iría a votar? Porque está lejos de su domicilio, porque no le interesa, porque hay apatía y desesperanza, porque justo viajó, porque “son todos iguales” y el voto no va a cambiar nada, y la lista se ramifica cada vez más.
Una vez más, la organización colectiva (el voto es una de sus tantas estrategias) podría ser la respuesta a la desazón y la crisis.
***
El hecho de que haya elecciones cada dos años es un consenso social que no admite discusiones. ¿O sí? Otros consensos se han visto amenazados en el último tiempo, en el marco de una campaña que puso en vilo hasta el más calmo y confiado.
Democracia, treinta mil desaparecidos, educación y salud públicas, derechos laborales, jubilaciones, legislaciones a favor de las mujeres y disidencias, políticas públicas reparatorias. La “motosierra” ultraderechista promete avanzar sobre este universo de reivindicaciones, leyes y consensos para acabar con la “casta”. La política ya no sería un espacio para gestionar el conflicto, sino una herramienta para generarlo.
Hay consensos que parecían intocables pero el “liberalismo” cosechó más del 30 por ciento del caudal de votos en las PASO. ¿La adhesión es al candidato y no a la ideología? ¿A una figura que se presenta como disruptiva y no a una ideología más bien antidemocrática? ¿Tendrán los votos que necesite para ganar en primera vuelta? ¿Y en un balotaje? ¿Qué condiciones de posibilidad habilitan que emerjan con la contundencia de un cross a la mandíbula candidatos tan contrarios a los intereses populares? ¿Puede explicarse sólo a partir de una matriz económica?
Si los portadores de las ideas más radicalizadas asumen el poder, ¿habrá resistencias judiciales? ¿Juntarán las mayorías especiales? ¿Convencerán a los gobernadores?¿Lo acompañarán las instituciones financieras internacionales? ¿Qué harán los países vecinos? ¿Qué fichas moverán Estados Unidos y Europa?
En una época interactiva en la que nadie se aguanta ser impotente o no ser protagonista, es muy difícil aceptar que está pasando algo que importa sobre lo que no se tiene absolutamente influencia directa. El tema con el voto es que no puede subsumirse a una cuestión individual, sino que sólo puede pensarse como un hecho colectivo: es el consenso de las mayorías. Y el resultado impacta en la vida de las personas, aunque a veces la política parezca un ente abstracto.
En términos de la filósofa alemana Hannah Arendt, la asociación voluntaria -incluso en su vertiente más radical, que es la desobediencia civil- presupone la condición humana de pluralidad y diversidad, y requiere de la acción conjunta con otros hombres, es decir, el ejercicio del derecho de asociación, que genera poder, vuelto hacia un mundo común y compartido. “El individuo en su aislamiento nunca es libre; sólo puede serlo cuando pisa y actúa sobre el suelo de la polis”, expresó la pensadora.
Se es con otros, siempre. Sobre todo si se asume que vivir en sociedad implica lograr el bien común, ni a favor de unos pocos, ni en detrimento de nadie.
***
En el tramo final de esa contienda electoral, durante los últimos días ha sido posible observar a jóvenes (y no tanto) trajinar la calles de esta ciudad con las boletas en la mano, en una escena que bien podría ser la de cualquier localidad del país. Boletas de todos los partidos en pugna, papeles que terminarán tirados en todos los casos o que algunos atesorarán por fetichismo.
Boletas de papel, otras, que el domingo ingresarán en cada urna, con el sutil sonido del sobre rozando la ranura de cartón como música de fondo en las miles de mesas distribuidas en todo el país, la trinchera perfecta para que los papeles no se consuman en un fuego hostil como el de la ficción de Bradbury.