ENFOQUES
El desafío digital
En los últimos veinte años, con la expansión de Internet, el surgimiento de las redes sociales y la explosión de la inteligencia artificial, el ecosistema informativo atravesó una transformación radical. Cada día escuchamos nuevas palabras y conceptos vinculados a la información y al mundo digital: infodemia, infocracia, fake news, deep fakes, burbujas informativas, desinformación, sesgos algorítmicos, stress informativo y detox digital, entre otros.
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Todos estos fenómenos son hoy en mayor o menor medida parte de nuestras vidas, y sin embargo muchos no somos conscientes, o bien no sabemos qué hacer ni cómo comportarnos frente a ellos. Las noticias nos inundan y sobrepasan; nos llegan publicidades de aquello en lo que justo estábamos pensando esa mañana; no podemos dejar de abrir esa red social que tan bien nos hace sentir.
Las grandes transformaciones culturales ocurren porque se derriban barreras que modifican los contextos y los escenarios. Cuando esto sucede, lo que se requiere son nuevas reglas de juego acordes a las nuevas realidades y desafíos. Con Internet y el avance de las tecnologías emergentes son tantas las barreras derribadas que muchas veces nos resulta difícil entender el alcance del cambio.
No sólo se han modificado las condiciones externas, que muchas veces son fáciles de detectar, sino que también se ha visto y se ve afectado nuestro comportamiento sin que seamos del todo conscientes de ello, ya que estas tecnologías tienen, por primera vez en la historia, la capacidad de conocer al individuo más que lo que él mismo se conoce.
La alfabetización digital e informativa implica mucho más que aprender a usar las herramientas tecnológicas.
Hoy en día, ¿nos informamos o nos dejamos informar? ¿Pensamos libremente o respondemos inconscientemente a los estímulos digitales? ¿Somos verdaderamente dueños de nuestro futuro?
En este texto se propone compartir con el lector las principales herramientas que le permitan convertirse en un ciudadano conscientemente informado, capaz de tener una mayor autonomía sobre sus elecciones y decisiones, y de entender las profundas transformaciones que ha atravesado el ecosistema de la información y cómo estas inciden en las bases mismas de nuestras democracias.