Necrológicas
MITRE ALEJANDRO MIGUEL RINALDI
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Nació en Tandil el 4 de noviembre de 1939, y era hijo de Alejandro E. Rinaldi y María Victoria Raimondi. Al año de nacer, su familia se mudó a la calle Alem, donde nacieron sus hermanos Ernesto y Marta, y su padre puso el local de máquinas de escribir que aún funciona de la mano de Ernesto.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal, donde se recibió de Maestro Normal y formó un grupo de compañeros que lo acompañaron por siempre.
Estudió Ingeniería en La Plata, pero dejó al ser llamado a cumplir con el servicio militar. Comenzó como mecánico de motos, en un taller que puso junto a su eterno amigo Raúl Fernández, para luego pasar a ser mecánico de la concesionaria General Motors Rigamar y de DKW. Fue preparador y acompañante de Raúl Cángaro en el DKW, con el que cosecharon numerosos triunfos en la década del 70. A partir de la década del noventa se especializó en motores de lancha, los que reparaba en su taller de la calle Avellaneda.
Fue socio vitalicio del club Independiente, donde jugó al tenis en la década del 80, pero la mayor parte de su vida la pasó en club Náutico, donde fue capitán, presidente y siempre trabajó por y para el club en lo que hiciera falta.
En 1973, se casó con Berta Elda Stutz, con quien formó una familia. Juntos tuvieron tres hijos: Eduardo, Pablo y Marina, que le dieron cuatro nietos: Ramón, María Luz, Rafaela y Pedro.
Conocido por todos como Mitre, practicó numerosos deportes, mayormente al aire libre, siendo pionero en Tandil en disciplinas como el windsurf y el mountain bike. Compitió en múltiples actividades deportivas, siempre en busca de su superación personal, pero al mismo tiempo motivando e inspirando a otros con su ejemplo. Corrió tres veces el Pentatlón de San Rafael, donde siempre fue el competidor de mayor edad en llegar a la meta. Si bien pocas veces ganaba una competencia, era muy raro que abandonara.
Los últimos años de su vida fue dejando la actividad víctima de la pérdida de memoria por el avance de su enfermedad, lo que disimulaba muchas veces con su notable estado físico y actitud positiva ante la vida.
Mitre fue una persona que vivió intensamente, disfrutando de cada momento y encarando con total entrega todo lo que se proponía, contagiando ese espíritu a los que lo rodeaban. Se despidió el 4 de marzo de 2021, dejando huella en todo aquel que lo haya conocido.
DELIA JELUSICH
Delia Jelusich nació el 19 de noviembre de 1937, en Cerro Chato. Fue a la escuela de Cerro Leones, y vivió con sus padres y cinco hermanos, siendo la menor de la familia. Se casó con Alberto Joaquín Barreiros, con quien tuvo tres hijos: Mónica, Héctor Rene y Nancy. Tenía once nietos, 18 bisnietos y una tataranieta.
Fue una madraza y una abuela cómplice con sus nietos. Trabajó de cocinera y de empleada doméstica. Cuando dejó de trabajar, cuidaba a todos los vecinos, y ellos la cuidaban también ya que la querían mucho. Fue muy solidaria con todos.
Falleció el pasado 7 de marzo de 2021, a los 83 años, y su familia se siente muy orgullosa de todo lo vivido junto a ella.
JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ
José Luis Gutiérrez, alías “El Pampón”, falleció el pasado 7 de marzo de 2021, a los 56 años. Había nacido en María Ignacia (Vela), el 8 de junio de 1964, y fue criado por su padre Domingo Gutiérrez y su madre Nilda Pizarro.
Se desarrolló, en su juventud, como militar y luego ingresó a la fuerza policial, a la que estuvo vinculado por 20 años hasta alcanzar su jubilación. Como suboficial mayor, trabajó en Tandil y María Ignacia, y perteneció a las comisarías Primera y Segunda, al Comando y Bomberos, lugares donde prestó servicios.
Le gustaban el deporte, los asados, la playa. Amaba estar con su familia y sus nietos Tomás y Camila.
Se casó con María Teresa Frías y de esa unión nacieron sus hijas, Gladys y Mirta. A la familia se le sumaron sus yernos, Luis y Fernando, brindándoles un gran amor.
“Amado papi, te vamos a extrañar muchísimo. Te recordaremos y te amaremos siempre. Los mejores recuerdos estarán en nuestros corazones por siempre. Que en paz descanses”.
NOEMÍ ANA DULÓN DE RAVE (BEBA)
Fue “Beba”, todos la conocieron con ese apodo. Sus chispeantes ojos vieron la luz el 26 de julio de 1924, en la vieja casona de Maipú casi Alem cuando Tandil era una tranquila aldea con proyección de ciudad.
Hija menor de Don Juan Bautista Dulón y de Doña Carola Broggi, quienes ya tenían a su primogénito Lito. Terminó sus estudios de maestra normal y a fines de los años 40, se casó con Oscar Rave, de cuya unión nacieron tres hijos: Miguel Ángel, que falleció a muy corta edad, y sus hijas Ana María y Diana Silvia.
Cuando contaba con 35 años, el destino hizo que por un accidente quedara viuda, dedicándose a partir de ese momento a criar a sus hijas trabajando en Teléfonos del Estado, logrando la estima y cariño del grupo de quienes la acompañaban en sus labores.
A finales de la década del 70, llegó la tan ansiada jubilación que coincidió con la llegada de su primer nieto, Leandro, a la que se sumó Ignacio tres años después.
Ellos fueron la luz de sus ojos y la razón de su existir. Cuidó a su madre y a su hermano en sus últimos años de vida.
Y precisamente la vida le permitió acunar en sus ya cansados brazos a Gonzalo, Benjamín, Felipe, Inés, Juanita y Manuel, sus seis bisnietos, que le hacían dibujar una sonrisa cuando la visitaban a pesar de su ya deteriorada salud.
El pasado domingo 14 de marzo de 2021, con sus 96 años a cuestas, se durmió en paz, rodeada del cariño de quienes la quisieron con el alma.
“Nos dejó el ejemplo de lucha de quien nunca se quejó de las pruebas que debió soportar, apoyada en su profunda y ferviente fe religiosa.
La extrañaremos por siempre y trataremos de seguir la vida con las sabias palabras de San Agustín que nos dice:
‘No llores si me amas, si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo.
Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos.
Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos; los horizontes, los campos
y los nuevos senderos que atravieso.
Si por un instante pudieras contemplar como yo, la belleza ante la cual las bellezas palidecen.
¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme.
Cuando la muerte venga a romper las ligaduras, como ha roto las que a mí me encadenaban, cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía, ese día volverás a verme, sentirás que te sigo amando, que te amé, y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme trasfigurado, en éxtasis, feliz.
Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por senderos nuevos de luz… y de vida…’.
¡Enjuga tu llanto y no llores si me amas! Serás por siempre la reina de nuestra familia!”.
ANTONIO MANUEL LIBERTI
Antonio Manuel Liberti nació el 17 de septiembre de 1949, en la ciudad de Bolívar, donde pasó su infancia junto a sus hermanos y sus padres.
En su juventud, decidió buscar nuevos rumbos, llegando a Tandil, donde se hizo de nuevas amistades y familia.
El pasado 7 de marzo de 2021 se apagó su luz, dejando tristeza en todos sus seres queridos.
Hoy lo recuerdan con gran pesar su esposa Nélida Esther Sequeira, sus hijos: Juan Manuel y Darío Maximiliano Liberti, junto a su hijo del corazón Eduardo Roberto Sequeira.
“Recordándote siempre con tus chistes, tu buen humor, dándote todos tus gustos en tus comidas, en todas tus cosas como te gustaba a vos. Te extraño cada día. Tu esposa Nelly.
Gracias Antonio por tantos años juntos, por tantos momentos en familia, por cada anécdota, por cada día al lado nuestro. Te vamos a extrañar demasiado, tu esposa Nelly, tus hijos Juan, Darío y Eduardo; tus nietos Ramiro, Juliana, Delfina, Manuel y Renatta; tus hijas políticas Gabriela y Florencia; tus cuñadas Zulma, Hilda, Zulema y cuñados Hugo, Daniel y Rubén. El cielo se ganó al mejor asador y compañero. Te recordaremos siempre Antoñito”.
BLANCA NOEMÍ RANGO
Blanca Noemí Rango nació el 21 de julio de 1947 y falleció el pasado 6 de marzo de 2021, causando su deceso un profundo dolor entre sus familiares y amigos.
“Blanqui”, “Negrita” (en la familia) o “Paloma” (para los de peña El Cielito) era una persona alegre y luchadora. Pionera con su vocación de maestra especial y terapista ocupacional, de las primeras que llegaron a Tandil. Se estableció en esta ciudad, luego de estudiar becada en Buenos Aires, para no estar tan lejos de sus padres. Las idas a Gonzales Chaves, su ciudad natal, eran una cosa corriente.
Rompiendo barreras ideológicas sobre discapacidad. Trabajó en la Escuela 501, eb ATAD -más de 35 años- y en el instituto de traumatología junto al doctor Julio Argentino Roca y otros médicos, en rehabilitación.
Sumó el arte a su vida, con las danzas folclóricas; dio la materia Anatomía en la carrera; también se acercó al coro, donde conoció a Jorge Dinon. Al casarse, ya decidió quedarse en Tandil, pero amaba la playa y cuando podía, se hacía una escapada.
La ruta, agarrar el auto, ir a pasear, fueron sus mayores disfrutes. Con su generosidad, siempre visitaba a los seres queridos, sobre todo los más viejitos de la familia. Ya retirada de las escuelas, siguió igualmente activa en el consejo de ATAD y ad honorem en el Centro Días de Luz. Disfrutó mucho de talleres de teatro en El Hormiguero y de la Unicen, bailando y actuando.
Siempre conectada con mucha gente querida y brindando un apoyo incondicional para su hija, dando todo como madre ya que quedó sola con su pequeña de 3 años, para que nada le faltara. Sobretodo amor, el que hoy quiere transmitir con estas palabras.
“Agradezco la compañía y lindos recuerdos de ella por todos los grupos y áreas en los que estuvo. Su presencia estará siempre guiando, con su sabiduría, y esa sonrisa hermosa y pícara que la caracterizaba”.