Necrológicas
MARGARITA IRMA MATEO DE LARREA
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Margarita Irma Mateo de Larrea, Irma o Margarita, como le decían, había nacido el 1 de mayo de 1924, en la zona rural de Juan N. Fernández. Era hija de Primitiva Lozano y Marcelino Mateo, y la más chica de cuatro hermanos.
En 1948, se casó con Felipe Antonio Larrea (Pocho) y tuvieron dos hijos: Juan Manuel y Alicia Margarita, de los que estaba muy orgullosa. Su yerno fue Carlos Ganderatz, y su nuera, Liliana Rusos. Sus nietos Virginia, Marina, Juan Manuel (f), Delfina, Victoria, Eugenia, Juan Antonio (f) y María.
Tuvo once bisnietos: Rodrigo, Rocco, Valentín, Albertina, Margarita, Trinidad, Pilar, Santiago, Joaquín, Nicolás y Guadalupe.
Irma, durante toda su vida, se dedicó a acompañar a su esposo en las tareas rurales. Siempre tuvo un carácter fuerte, producto de la estricta crianza que le habían dado sus padres.
Fue durante muchos años el pilar de la familia. La que sostuvo unidos a todos, pesar de las circunstancias. Y la que siempre bregó para que hijos y nietos estudiaran y fueran mejores personas.
De ella heredaron el amor incondicional por la familia, la defensa irrestricta de las causas justas y el valor del estudio.
“La Virgen la vino a buscar la madrugada del 19 de diciembre de 2020. Después de haber superado esta maldita enfermedad que azota a toda la humanidad, creíamos que era invencible.
Se queda conmigo, en cada palabra, en cada gesto (que en ocasiones veo reflejados en mi madre o en mi hija), en cada emoción, en cada recuerdo.
Me queda la tranquilidad de que cumplimos con su última voluntad y descansa donde ella quería, un triángulo de olivos en el campo que tanto amó.
Te quiero mucho, viejita. Te voy a recordar cada día de mi vida. Gracias por todo. Te llevo en mi corazón, para siempre. María”.
SERAFÍN WENCESLAO PARDO
Serafín Wenceslao Pardo nació el 16 de enero de 1950, en María Ignacia-Vela, lugar donde se crió y vivió toda su vida. Trabajó de muy joven en un aserradero y luego se desempeñó como empleado municipal, hasta su merecida jubilación.
Era fanático de River Plate y muy querido por sus amigos.
Falleció el pasado 15 de diciembre del 2020. Lo recomendarán con mucho cariño sus sobrinos y amigos.
NELSA D´ALESSANDRO
Nelsa D´Alessandro nació el 8 de marzo de 1923, en la localidad de Bolívar. Junto con su nombre llegó un apodo para toda la vida: “Chila”. Cuando tenía 13 años, junto a su familia se radicó en Tandil y vivió por más de ochenta años en el mismo barrio. Se casó en 1952 con Alfredo Palacios y en 1957 nació su hijo, Humberto.
Las calles Rodríguez y Arana la vieron crecer y envejecer, rodeada de familiares, buenos vecinos, amigos y muchas historias.
A pesar de que falleció el 13 de diciembre, hay aromas, sabores, objetos, frases y detalles que están inseparablemente unidos a la abuela Chila y la traen al recuerdo de sus seres queridos.
“La casa de Arana. El zaguán. Los sábados al mediodía. La vendedora número uno de Tsu en Tandil. Los batones. Las plantas del fondo. El ciruelo viejo. Las rositas rococó. La primaria de adultos en la tercera edad. La despensa. Las rosquitas. Las franchuetas. Los raviolines. Los frascos de orégano. El flan con vainillas decorado con una nuez. Las mejores milanesas de mi vida. Yoko.
El perfume de violetas. El hule. La lata de las tostadas. El té en jarrito. El pocillito con malta. Las frazadas de lana tejida. Los cuadraditos de lana. Los escarpines para los nenes. La caja de juguetes. La sopa de letras. La conga y la escoba. El chorizo y la morcilla. El ‘sobame la espalda’. Los 97 pirulos. Mun Ra. Hightlander. La abuela. La Chila”.
OSCAR ALFREDO DIEZ RASTELLI (COCA COLA)
Oscar Alfredo Diez Rastelli, más conocido por su apodo “Coca Cola”, falleció el pasado 16 de diciembre de 2020, a la edad de 70 años. Sus padres fueron Luis Diez (f) y María del Carmen Rastelli (f), siendo el mayor de sus hermanos Luis Alberto y Mirta Susana.
En su juventud, tuvo un gran desempeño como jugador de fútbol en el club Gimnasia y Esgrima de Tandil, institución donde nació su sobrenombre que lo acompañó durante toda su vida.
Era socio y fanático del club River Plate y también disfrutaba mucho del automovilismo.
De joven, se casó con Silvia Cristina Fernández, con quien compartió 48 años de matrimonio y fruto de ese amor nacieron sus hijos Christian (médico) y Karen, además tuvo una hija del corazón, Patricia.
Fue comerciante, en el rubro gomería. Fue un gran padre y abuelo, cumpliendo con mucho amor ambos roles. Amaba a sus cinco nietos, Maximiliano, Matilde (Coqui), Agustín, Ramiro y Matías.
“Te recordaremos eternamente. Tu esposa, hijos, hermanos, nietos y hermanos políticos Norma, Romina y Luis. Te amamos”.
MANUELA DORA ARRUÉ
El pasado 10 de diciembre, falleció a sus 100 años de edad, Manuela Dora Arrué, causando enorme dolor entre sus relaciones y seres queridos.
Nacida en Tandil, contrajo matrimonio con Miguel Pedro Feraco, a los 21 años. Se instalaron en el paraje Los Mimbres, donde nacieron sus dos hijos, Horacio Rubén y María Marta. Fue abuela de seis nietos, siete bisnietos y dos tataranietos.
Amante de los animales y ferviente hincha de Boca Juniors, miraba los partidos con alguna de las puntas de su batón anudado, a modo de cábala para que el club de sus amores saliera victorioso. La recordaremos siempre, con su sonrisa tierna y su carácter tranquilo y afable.
“Hasta siempre, tu hija y tus nietos”.
CLAUDIO ARIEL LARSEN
Claudio Ariel Larsen nació el 22 de noviembre de 1973 y falleció el pasado 22 de diciembre de 2020, causando su deceso un profundo dolor entre familiares y amigos.
De profesión chofer de camiones y padre de Matías Ezequiel Larsen (10), su familia acercó hasta la Redacción el siguiente recuerdo:
“Gordito, nos toca recordarte, hablar y contar lo que eras en este mundo, el hermano mayor. El que me malcrió desde bebé. Eras un loco arrebatado, pero con un corazón gigante. El que daba todo, a mí y a todo el mundo, sin importar que no te quedara nada. Desde que estabas en la panza de la vieja ya estabas destinado a cruzarte con gente llena de maldad, Creo que no merecías nada de todo lo que pasaste en tus 47 años.
Siempre fuiste laburador, entregaste todo y más en cada uno de tus trabajos, fuiste respetuoso y compañero de todos.
Te voy a recordar día a día, te voy agradecer a diario todo lo que me diste en vida, todo lo renegado y chispita que fuiste. Te agradezco hasta lo que les distes a personas que no lo merecían nada.
Ojalá desde donde estés puedas perdonar todo. Pronto nos iremos reencontrando todos ahí y ya no vamos a separarnos más. Extrañaré el ‘gorda’ y las tantas put… que te echabas cuando las cosas no salían como querías. Extrañaré esos asadazos que te mandabas. Te quiero gordito renegado y siempre será así. Te mando mil besos y retos al cielo. Belén”.
“Justo cuando estábamos logrando estar los cuatro juntos se nos apresuró el tiempo, nos ganó de mano. Pero ya nos juntaremos con la vieja y los cuatro. Por ahora trataremos de tenerte presente y de hacer hasta lo imposible por cuidar y velar por tu ‘quitito’ Mati. Quédate tranquilo por ese lado, que vamos a estar al pie del cañón. Gordo, esto es un hasta luego. Tus hermanos ‘Cochi’ (Carlitos), Mauri y Belén”.
ANA MARÍA GIGENA
Ana María Gigena falleció a los 63 años, el pasado 16 de diciembre de 2020, y había nacido en Tandil el 12 de julio de 1957.
Fue una madre ejemplar de sus hijos María Ángel, María José y Esteban Conte; y de su querida nieta Ignacia Figueroa.
Trabajó varios años en una de las casas de contención de menores, Hogar de Encuentro, que antes era la Casa de la Madre, transmitiendo sus conocimientos tanto en lo que era criar a sus hijos, como también a coser, tejer y bordar. Respetó su trabajo y fue respetada.
También con sus manos hábiles trabajó en la confección de pantalonería en una fábrica, vistió a varias generaciones de empleados de banco, hizo brillar a muchísimas egresadas y novias con sus vestidos majestuosos. También realizó disfraces de murgas para los carnavales y para los chicos de la secundaria que participaban en la farándula.
Sus habilidades con las manos fueron su pasión y también, el sustento para la crianza de sus hijos
Con su hermana Nora, fue a la Escuela Primaria 60, del paraje Santa Ana, donde vivían. Su madre Dora fue mentora de todas estas enseñanzas para los quehaceres y habilidades con las manos, ya que ella también es modista y teje aún en la actualidad.
Demostrando el cariño que le tenían, el día de su fallecimiento sus compañeras de trabajo le hicieron un lindo y emotivo recordatorio.