A 37 AÑOS DE LA GUERRA
Se inauguró el mural “El regreso”, en Madryn
Excombatientes de Malvinas que llegaron desde distintos puntos del país inauguraron, junto a autoridades locales y provinciales, el mural “El regreso” que recuerda el día que la ciudad chubutense de Puerto Madryn “se quedó sin pan”, hace 37 años, cuando 4.172 soldados arribaron al continente a bordo del buque británico Canberra luego de la capitulación y el pueblo se volcó a las panaderías para darles de comer.
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La obra de 35 por 4 metros, ubicada en la zona del muelle Almirante Storni, fue realizada por un grupo de artistas plásticos en el marco del proyecto “Ciencia al viento” que impulsa el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) a través del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas.
El investigador adjunto de ese instituto y uno de los articulares del proyecto, Diego González Zevallos, explicó en diálogo con Télam que “lo que se intenta no es solo retratar un momento, sino significar al muelle como un sitio histórico, no solo un conjunto de sitios de muelle por donde sale y entra mercadería, sino la marca del pasado, que deja huellas en la historia”.
El mural “El regreso” tiene la particularidad de que no solo refleja el arribo del Canberra con el primer contingente de soldados que llegaron al continente.
También muestra a las siguientes “oleadas” de los conscriptos de 1982 que llegaron en otros barcos y que fueron ocultados por las autoridades militares de la época.
La historia
“En efecto, el primer barco que llegó fue el Canberra con 4.172 soldados hacen hoy 37 años, pero luego arribó al muelle de Madryn el Norland con 2.049 excombatientes el 22 de junio del 82, el Almirante Irizar de bandera nacional con 577 el 27 de junio y por último el Saint Edmund, con 593 soldados, el 14 de julio” detalló González Zeballos.
Estos tres últimos desembarcos, con más de 3.200 soldados argentinos en total, fueron evacuados de inmediato de Puerto Madryn, incluso con guardias que impedían la llegada de la ciudadanía a los muelles y con vehículos de traslados a los que cuidadosamente se les cubrieron los vidrios con papeles y se colocaron lonas en la caja de los camiones, a diferencia de la primera llegada.
“Nosotros creemos que las autoridades militares de entonces no se imaginaron que los soldados iban a ser recibidos con tanto afecto, como si fueran hijos, y donde evidentemente contaron por primera vez y en primera persona lo que habían vivido, lo que hasta ese momento era desde lo militar un secreto de guerra”, deduce el investigador.
Esta historia de ocultamiento, también queda reflejada en el mural con tonos oscuros, vallas y vehículos tapados. (Télam)