La campaña por el Aborto Legal apuesta a los expositores y busca impedir cambios en el proyecto
El objetivo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito es que el proyecto se convierta en ley en la sesión del 8 de agosto y para ello necesita evitar las modificaciones que proponen algunos senadores, porque ello obligaría a devolverlo a la Cámara de Diputados y, en consecuencia, la sanción definitiva se vería demorada.
Fuentes de la Campaña indicaron a NA que, para evitar modificaciones, apuestan en primer lugar a las exposiciones de las personas que fueron invitadas al plenario de comisiones que comenzará a debatir el proyecto el próximo martes: la idea es que lleven datos precisos que anulen los argumentos de quienes piden cambios en el proyecto.
Por ejemplo, confían en que la exposición del ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, disuada a los senadores que quieren introducir en el proyecto un artículo que contemple el financiamiento para que los hospitales provinciales afronten el costo del procedimiento para la interrupción voluntaria del embarazo.
Y es que, durante su paso por la Cámara de Diputados, el titular de la cartera de Salud aseguró, con números en mano, que al Estado le cuesta más dinero la atención de las mujeres que llegan a los hospitales con complicaciones derivadas de abortos clandestinos que lo que costaría la realización de abortos en condiciones seguras.
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La misión para
impedir cambios
Por otro lado, la Campaña trabaja codo a codo con una misión concreta que incluya a senadores de distintos bloques que están a favor de la legalización y se encargarán de la tarea política para tratar de que el proyecto sea convertido en ley en la sesión prevista para el 8 de agosto.
Ese grupo está conformado por la pampeana Norma Durango (Bloque Justicialista); la correntina Ana Almirón, la chubutense Nancy González y la mendocina Anabel Fernández Sagasti (Frente para la Victoria); el misionero Humberto Schiavoni y la mendocina Pamela Verasay (Cambiemos).
La idea de la Campaña es “fortalecer a ese grupo para tratar de impedir los cambios en el proyecto”, especialmente el reclamo de bajar de 14 a 12 semanas de gestación el período en el que se habilita la interrupción voluntaria del embarazo, confirmaron las fuentes consultadas.
Si bien no fue mencionado como parte de ese grupo, el otro actor clave para conseguir la sanción de la ley es el jefe del bloque Justicialista, Miguel Pichetto, quien se mostró muy activo desde que el proyecto llegó al Senado y no solo con su manifestación de apoyo.
Pichetto fue el que se encargó de las gestiones para evitar que la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, girara el proyecto a cuatro comisiones en lugar de tres y luego, en la reunión del pasado martes, fue el único que salió al cruce de las senadores que rechazan el aborto cuando propusieron llevar el debate de gira por todo el país.
Fuentes de su entorno confirmaron a NA que por estos días, el senador rionegrino está abocado a la tarea de juntar la cantidad de votos necesaria para que la ley se apruebe el 8 de agosto mediante la persuasión (habla mucho con los radicales) o la vieja práctica de política legislativa de conseguir que del otro lado haya ausentes.
Tercera estrategia
La tercera pata de la estrategia de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto es la movilización y, en este sentido, señalaron que los martes y miércoles (días fijados por el Senado para escuchar a los expositores) se realizarán “pañuelazos” frente al Congreso.
No obstante, las marchas más fuertes serán el 1 de agosto, que es cuando las comisiones de Salud, de Justicia y de Asuntos Penales firmarán los dictámenes, y el 8 de agosto, día de la votación.
Para esa fecha preparan una movilización “histórica” que tendrá su punto neurálgico frente al Congreso, pero que también contará con manifestaciones en distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires, en lo que sería una suerte de circuito de pañuelos verdes.
La Campaña considera que la calle será fundamental para conseguir la sanción de la ley, idea que también es compartida por algunos senadores que consideran que la cantidad de votos -hasta ahora desfavorable a la aprobación del proyecto sin cambios- se verá modificada por esa presión social. (Por Pablo Sieira. NA)
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