EN LA PENÍNSULA ARÁBIGA
“No a la blasfemia de la guerra”, clamó el Papa durante un encendido discurso
Francisco pronunció un ferviente llamado en contra de las guerras al hablar en el cierre del Foro de diálogo con los líderes de las distintas confesiones, que se desarrolló en el Palacio Real de Sakhir, Bahrein.
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“Que el camino de las grandes religiones sea una conciencia de paz para el mundo. Oponerse a la carrera armamentística y al ‘mercado de la muerte’, aislar a los violentos que abusan del nombre de Dios y dejar de apoyar a los movimientos terroristas”, rogó el Sumo Pontífice y lo escribió en una red social.
La visita continúa la política del Papa de mejorar los lazos con el mundo islámico luego de una visita histórica a Abu Dhabi en 2019, la primera de un Papa a la península arábiga. Ha visitado unos diez estados predominantemente musulmanes desde su elección en 2013.
Las religiones deben entonces actuar, unirse, reunirse en nombre de ese Dios cuyo nombre es “paz”, “condenar y aislar a los violentos que abusan de su nombre”, así como dejar de apoyar a los movimientos terroristas mediante el suministro de dinero, armas o cobertura mediática, planteó.
“En el jardín de la humanidad, en lugar de cuidar el conjunto, se juega con el fuego, con misiles y bombas, con armas que causan llanto y muerte, cubriendo la casa común de cenizas y odio”, expresó el Papa en su discurso y publicó en Twitter.
Francisco pronunció su solemne llamamiento al concluir el Foro de Bahrein para el Diálogo: Oriente y Occidente por la Convivencia Humana, el evento de diálogo patrocinado por el rey Hamad bin Isa Al Khalifa, principal motivo de la visita del Pontífice a aquellas tierras.
El Papa, en su segundo día en Bahrein, llegó al Palacio en un Fiat 500 blanco, entre toques de trompeta y escoltado por soldados de caballería con uniforme rojo.
Junto al Papa estaban las autoridades religiosas y civiles de todo el mundo, destaca la crónica de Vatican News.
El Foro se inauguró con una serie de discursos, todos ellos destinados a reafirmar la voluntad común y la necesidad dictada por las urgencias del presente de tender puentes de diálogo entre los líderes de las religiones, las culturas y los medios de comunicación.
“Las mismas dificultades”
“Mientras la mayoría de la población mundial se encuentra unida por las mismas dificultades, asolada por graves crisis alimentarias, ecológicas y pandémicas, así como por una injusticia planetaria cada vez más escandalosa, unos pocos poderosos se concentran en una lucha decidida por intereses partidistas, exhumando lenguajes obsoletos, redibujando zonas de influencia y bloques contrapuestos”, afirmó.
El Papa se extendió luego en consideraciones acerca de las divisiones que hieren al mundo actual y se detuvo inspirado en la etimología de su país anfitrión, Bahrein, “dos mares”: “Como las aguas del mar, los líderes religiosos y civiles están llamados a unir tierras y pueblos. Pero siempre los dos mares se refieren a las aguas dulces de los manantiales submarinos y a las aguas salinas del Golfo”.
“Así es el mundo hoy. Por un lado, el mar tranquilo y apacible de la convivencia común, por otro el mar amargo de la indiferencia, asolado por los enfrentamientos y agitado por los vientos de la guerra, con sus olas destructivas cada vez más tumultuosas, que amenazan con engullir a todos. Y, por desgracia, Oriente y Occidente se parecen cada vez más a dos mares opuestos”, planteó.
“Nosotros, en cambio – dijo Francisco a los participantes en el Foro –estamos aquí juntos porque pretendemos navegar por el mismo mar, eligiendo la ruta del encuentro y no la del enfrentamiento”.
Y abundó: “Estas son las amargas consecuencias, si se siguen acentuando las oposiciones sin redescubrir el entendimiento, si se persiste en la imposición decidida de los propios modelos y visiones despóticas, imperialistas, nacionalistas y populistas, si no se interesa por la cultura del otro, si no se escucha el grito de la gente común y la voz de los pobres, si no se deja de distinguir de forma maniquea quién es bueno y quién es malo...”.
Finalmente, el Papa católico abogó a favor del respeto a la libertad religiosa, los derechos y la educación de mujeres y niños, así como condenó a quienes abusan del nombre de Dios para imponer su poder. NA