Los últimos asesinatos ocuparon el tributo a la marcha a Washington de Luther King
Tras días de protestas por un nuevo afrodescendiente baleado por un policía blanco, activistas visibilizaron en Estados Unidos los estragos de la violencia racista al celebrar otro aniversario de la histórica marcha de 1963.
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La multitudinaria conmemoración se concretó en el marco de una serie de manifestaciones antirracistas que desde hace cinco días ocupan la localidad de Kenosha, en el estado Wisconsin, luego de que el domingo pasado el afroamericano Jacob Blake fuera acribillado por la espalda por un policía blanco, frente a sus tres hijos de entre tres y ocho años.
“No seremos un escaño de la opresión, prestaremos lealtad a la verdad; Estados Unidos negro debés levantarte y luchar, pero no con caos y violencia”, manifestó Letetra Widman, la hermana de Blake durante la concentración.
La hermana de Blake, el joven de 29 años que se encuentra hospitalizado y ya no podrá volver a caminar debido a las heridas que recibió, enfatizó que no pensaba “disfrazar este genocidio y llamarlo brutalidad policial”.
Ayer y como 57 años atrás, cuando Martin Luther King pronunció su histórico discurso “Yo tengo un sueño”, el monumento de Lincoln, en la Explanada Nacional en Washington, fue abrazado por miles de personas que exigieron justicia por las víctimas de la fuerza policial y una reforma penal.
Además de Widman, para subrayar la urgencia de la convocatoria, organizada por un grupo de entidades e impulsada por el movimiento Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan), se reunió también a las familias de una lista de víctimas en constante expansión: George Floyd, Breonna Taylor, Rayshard Brooks, Ahmaud Arbery, Trayvon Martin y Eric Garner, entre otros.
Entre la multitud que se congregó en el centro de la capital también se encontraban más de 60 manifestantes de Milwaukee que caminaron durante 24 días para poder estar presentes en el encuentro, y asistió la candidata a la Vicepresidencia del Partido Demócrata, Kamala Harris, informó la televisora CNN.
En medio de la pandemia de coronavirus, que golpea fuertemente a Estados Unidos -el país con más contagios y muertes en todo el mundo- miles de ciudadanos, en su mayoría afroamericanos, se tomaron la temperatura y participaron del acto de forma pacífica, respetando la distancia social y utilizando tapabocas.
El lema del encuentro fue “Quitame la rodilla del cuello”, en alusión al modo en que falleció Floyd, el 25 de mayo pasado, cuando en Minneapolis el policía Derek Chauvin lo redujo al piso y le clavó la rodilla en el cuello durante casi nueve minutos, pese a que gritaba que no podía respirar.
“Tenemos que ser el cambio”
“Mi hermano no puede hablar hoy, nosotros tenemos voz, tenemos que ser el cambio”, manifestó desde el escenario su hermana, Brigdet Floyd.
Entre los oradores también estuvieron Martin Luther King III y el reverendo Al Sharpton, quienes pronunciaron los discursos de apertura.
“Estamos dando un paso adelante en el difícil pero recto viaje de Estados Unidos hacia la justicia”, expresó King III, hijo del fallecido ícono de los derechos civiles.
Agregó que su padre “se sentiría muy orgulloso de la gente que está aquí, que está luchando por la justicia”, si bien lamentó que se sentiría “muy triste porque la sociedad siga estando tan rota”.
Así como a Floyd, entre innumerables personas de la comunidad afroamericana que murieron y resultaron heridos en tiroteos en los que estuvo involucrada la Policía, también se recordó a Breonna Taylor, una trabajadora de la salud de 26 años a la que la policía disparó ocho veces al ingresar a su departamento en Louisville, Kentucky, en marzo pasado, y a Eric Garner, fallecido mientras se encontraba bajo custodia de la policía de Nueva York en julio de 2014.
“Lo que precisamos es un cambio y estamos en un punto en que podemos obtener ese cambio”, dijo la madre de Taylor, Tamika Palmer, y recordó que “hay que votar”.
En paralelo a la multitud que se congregaba en el centro de Washingtone, la situación en el hospital Froedtert, de la ciudad Wauwatosa -cercana a Kenosha-, donde Blake se encuentra internado, era desgarradora.
“¿Por qué me dispararon tantas veces?”, le preguntó Blake a su padre, al despertar encadenado a la cama, fuertemente medicado y tras conocer que no volvería a caminar a causa de las heridas de las siete balas que recibió.
El clima de tensión en Kenosha fue aumentando con el correr de los días y durante una tercera jornada de protestas por el acribillamiento de Blake, dos personas murieron y una resultó herida por disparos ejecutados aparentemente por un adolescente blanco de 17 años.
La oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas criticó al Gobierno de Donald Trump por su “lenta” reacción ante la brutalidad policial y su laxa ley de posesión de armas, luego de los hechos recientemente conocidos. (Télam)