Los neozelandeses rezaron juntos en un homenaje por la masacre de las mezquitas
En un hecho sin precedentes, toda Nueva Zelanda observó el llamado a las plegarias islámicas y se paralizó durante dos solemnes minutos de silencio exactamente a la misma hora en que, hace una semana, un supremacista blanco iniciaba un atroz ataque a tiros contra dos mezquitas.
El llamado a la oración, transmitido por los medios estatales de Nueva Zelanda, llegó a todos los rincones de la nación, mientras miles de personas, entre ellas la primera ministra Jacinda Ardern, se congregaban en el Parque Hagley de la sureña ciudad de Christchurch, frente a la mezquita de Al Noor, donde 42 personas fueron asesinadas.
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“Nueva Zelanda está de luto con ustedes. Todos somos uno”, dijo Ardern, que lucía un hiyab, o pañuelo islámico, sobre su cabeza y que abrió su breve discurso pronunciando unas palabras en árabe que significan “que Dios le otorgue paz y honor”, a menudo empleadas tras pronunciar el nombre de Mahoma, el profeta del islam.
A las 13.30 hora local, la llamada a la oración resonó desde una tarima en Hagley, tras lo cual fueron guardados dos minutos de silencio en todo el país.
Cientos de hombres musulmanes presentes en el parque se sentaron en el piso en medias o descalzos y comenzaron a orar.
“Este terrorista buscó desgarrar nuestra nación con una ideología maligna. Pero, en cambio, hemos mostrado que Nueva Zelanda es inquebrantable”, dijo Gamal Fouda, el imán de la mezquita de Al Noor, en un discurso ante la multitud de unas 20 mil personas.
“Nos han roto el corazón, pero no nos han quebrado. Estamos vivos, estamos unidos y decididos a que nadie nos divida”, agregó.
Un ciudadano que asistió al homenaje, John Clark, dijo que el menaje del imán fue profundo.
“La gente empezará a repensar la forma en la que reacciona, cómo piensa y cómo habla algunas veces: ha penetrado a ese nivel de la sociedad”, declaró Clark a BBC.
“Nos gusta pensar que estamos en una comunidad liberal, pero sabemos que hay partes oscuras. Afectará de manera positiva a Nueva Zelanda y quizás tengamos aún más para ofrecer al mundo”, agregó.
Funeral colectivo
Horas más tarde, 26 de las víctimas mortales fueron enterrados en un funeral colectivo celebrado en un cementerio en que ya fueron sepultados alrededor de otras diez personas asesinadas en los ataques.
Familiares se turnaron para enterrar a sus seres queridos usando palas y carretillas que se pasaban de uno a otro.
El último en ser sepultado fue Mucaad Ibrahim, un niño de tres años descendiente de una familia somalí que fue la víctima más joven del atentado.
Los homenajes llegaron un día después de que el gobierno anunciara una prohibición de todas las armas de asalto y de los cargadores de alta capacidad, luego de que éstos fueran utilizados en los ataques a las mezquitas de Al Noor y de Linwood.
Una prohibición de venta comenzó a regir el jueves con efecto inmediato para evitar el almacenamiento, y nuevas leyes serán tratadas de manera expeditiva por el Parlamento para imponer una veda total de esas armas, dijo Ardern.
Mientras el dolor embargaba a las familias y a los neozelandeses, la policía reveló que en 2017 había hablado con el australiano Brenton Tarrant, el autor de la matanza, para evaluar una solicitud de licencia de armas.
“Según la información disponible en este momento, los equipos siguieron un proceso correcto durante la solicitud para la licencia de armas,” señaló la policía en un comunicado reproducido por los medios locales. (Télam)