Inseguridad
Vecinos de Villa Italia están abrumados por los robos que se multiplicaron en marzo
Los comercios de la zona de Ameghino, Movediza, Pasteur y Beiró se convirtieron en el blanco predilecto de los delincuentes. Sin embargo, también han actuado en viviendas. En la comisaría Tercera, ubicada a tres cuadras del foco de inseguridad, les recomendaron colocar rejas. Reclamaron a las autoridades que instalen cámaras de videovigilancia y una alarma vecinal.
Los habitantes de cuatro manzanas de Villa Italia perdieron la calma en marzo, cuando comenzaron a registrarse robos y un asalto que los pusieron en alerta. Los delitos se convirtieron en el tema de conversación obligado durante los encuentros casuales en las veredas y en los comercios barriales, cuando salen a hacer las compras del día. Si bien los locales representan el blanco principal de los ladrones, las viviendas no quedaron al margen. La preocupación crece día a día, por lo cual los damnificados decidieron hacer pública la realidad que los agobia.
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Organizados a través de un grupo de WhatsApp, los habitantes de varias cuadras de las calles Movediza, Ameghino, Beiró, Pasteur y aledañas, detectaron que en marzo se registró una ola de robos –uno de ellos calificado por el uso de arma- que los obliga a mantenerse en alerta. Ubicados a unos trescientos metros de la comisaría Tercera y a otro tanto del Cuartel de Bomberos, perdieron la calma que caracterizaba a esa zona que ha experimentado un acelerado crecimiento.
Frente a las denuncias, en sede policial les recomendaron colocar rejas para resguardar los accesos a los comercios. En tanto, les explicaron que la intensificación de los patrullajes y controles tras los reclamos de otros barrios provocaron un corrimiento del delito hacia su zona.
Los casos
La situación más grave le tocó a Ignacio, el 6 de marzo, cuando sufrió un robo a mano armada. Cerca de las 21.15, se encontraba al frente de la verdulería y despensa ubicada en la esquina de Ameghino y Movediza. Mientras atendía a una joven, observó una moto que estaba parada cerca del acceso, pero atribuyó la actitud a que el conductor respondía una llamada al celular.
Instantes después, una vez que la clienta se retiró del local, ingresaron dos hombres con casco colocado, le apuntaron con un revólver y le exigieron el dinero que había en la caja. Los ladrones se fueron sin apuro, con total impunidad, como lo haría cualquier persona que se lleva sus bolsas con las compras.
Al día siguiente, la inseguridad mostró su rostro más temible en una casa ubicada a media cuadra de la verdulería, en Movediza al 500, lindera con el Cuartel de Bomberos. Allí, dos chicos que estaban solos se sorprendieron con un intruso que intentó abrir una de las ventanas. Por fortuna, uno de los hermanos se comunicó con su mamá, que estaba trabajando en su despensa a dos cuadras del hogar familiar. Si bien el robo se frustró, la familia sufrió un susto importante.
En tanto, en la vereda de enfrente, han robado cubiertas y partes de maquinaria del galpón de un contratista rural. Y a la vuelta, por Ameghino al 800, se llevaron del interior de una casa una costosa bicicleta tipo mountain bike.
En la cuadra de Movediza al 600, otro domicilio sufrió dos robos seguidos y en el último de los hechos, se llevaron dinero, pequeños electrodomésticos, ropa y hasta perfumes.
Otro hecho arriesgado
El domingo 12 de marzo fue el turno de la dietética sita en Pasteur al 800. Cerca de las 7 de la mañana, los dueños estaban en la planta alta y escucharon un ruido. Les habían reventado la puerta de acceso al local. La suegra del matrimonio, que habita en planta baja, reaccionó con un grito que puso en fuga al ladrón. La escena quedó registrada por la cámara de seguridad de un domicilio que se encuentra enfrente.
“Estábamos tomando mate y sentimos el grito de mi suegra. Eran las 7 y abrimos a las 9. Le pegaron una patada a la puerta. No nos alcanzaron a robar nada. Justo mi suegra, que también se levanta temprano, le estaba dando agua al gato, escuchó el golpe y vio que el ladrón iba directo a la caja (registradora). No dejamos plata ahí”, relató Mauricio, quien se mostró sorprendido por el hecho.
En tanto, el miércoles tuvieron otro episodio, cuando el vecino de enfrente salió a las 5 de la madrugada a llevar a su esposa al trabajo y observó a tres personas vigilando la entrada de la dietética. Al volver, revisó las imágenes de las cámaras y todo quedó registrado.
Además, Mauricio manifestó que efectivos de la Seccional Tercera le recomendaron colocar rejas para evitar los robos en el comercio, que además está conectado con las casas de sus suegros, de su cuñada y la suya. Se mostró conmovido porque siempre vivieron allí y hace dos años hicieron el local en el garaje de la casa de sus suegros. Nunca habían sufrido la inseguridad como en estas últimas semanas.
Mauricio también contó que el almacén de la esquina de Beiró y Ameghino sufrió un intento de atraco, frustrado gracias a una linga que aseguraba la puerta desde adentro.
Tiempo de trabajo
Indignados por estos hechos que quebrantaron la tranquilidad de la barriada, los contribuyentes coincidieron en que estas situaciones los obligan a mantenerse atentos, pero además les generan gastos al tener que reparar los daños que ocasionan los delincuentes.
Mauricio, que se dedica a la pintura de obra, sostuvo que el trabajo anterior lo tuvo que destinar a pagar las rejas para el local, con una inversión de 120 mil pesos. “No me queda otra”, dijo y resaltó que es un número importante para un comercio chico. Ayer por la tarde, el herrero las estaba probando para hacer los ajustes finales y colocarlas.
Sumado a lo económico, el tiempo que les demandan las gestiones en cuanto a las denuncias y los requerimientos de la policía, como así también las horas nocturnas de vigilia ante cualquier ruido extraño o movimientos que no son habituales.