Llamado a la solidaridad
Un vendedor ambulante de la ciudad pide ayuda para comprar una silla de ruedas nueva
“Necesito juntar 600.000 pesos para comprarme esta silla de ruedas. La silla son mis piernas y me encuentro postrado en una cama por no tenerla. Ayúdenme a recuperar mi libertad, volver a salir a trabajar porque no soporto más el encierro”, contó ayer Miguel Aramberri en sus redes sociales. El hombre es una cara conocida de la ciudad porque, durante 14 años, vendió encendedores, almanaques, estampitas y otras tarjetas en el semáforo de Avenida España y Paz.
Miguel Aramberri, un vendedor ambulante de la ciudad que se traslada en silla de ruedas, necesita nuevamente de la ayuda de la comunidad para comprar una nueva silla porque la que tenía ya no funciona y, por este motivo, se encuentra inmovilizado y sin poder salir a trabajar en la residencia en la que vive.
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“Necesito juntar 600.000 pesos para comprarme esta silla de ruedas. La silla son mis piernas y me encuentro postrado en una cama por no tenerla. Ayúdenme a recuperar mi libertad, volver a salir a trabajar porque no soporto más el encierro”, contó ayer en una publicación en sus redes sociales que acompañó con la foto de una silla que encontró en Mercado Libre.
Y agregó: “porfa se los ruego, mi WhatsApp es 2494 317-549, vivo en el geriátrico Hogar Los Cedros, de Chacabuco 255”.
Aramberri -DNI 18.492.443- es vendedor ambulante y pasó, durante 14 años y hasta el último otoño, varias horas al día en la intersección de la Avenida España con la calle Paz.
Allí ofrecía almanaques, encendedores, estampitas y otras tarjetas que cobraba a voluntad de transeúntes y automovilistas que hacían su parada obligatoria en el semáforo de esa esquina.
Pero debió abandonar su actividad durante el último invierno, por un lado porque la silla en la que se movilizaba –y que había recibido ya usada- no estaba en condiciones y, por el otro, porque tiene asma y la circulación de varios virus propios de la estación más fría, ponían en peligro su estado de salud.
Hoy pasa todo el día en la residencia, sin poder salir a trabajar ni a realizar otras actividades.
“La silla dejó de andar bien antes de la pandemia; en ese momento, fue por algún inconveniente con la batería, según me explicó un técnico de Buenos Aires al que consulté por videollamada, pero ahora con batería y todo no funciona”, contó Aramberri a El Eco de Tandil, y agregó: “entiendo que cumplió su ciclo”.
“Me quedé sin piernas”, se lamentó este hombre que cumplirá 56 años el próximo 25 de noviembre y realizó un llamado a la solidaridad de la comunidad, “que en otras oportunidades me ha ayudado mucho”, según manifestó.
Vale recordar que, en julio de este año, Aramberri pidió ayuda a la sociedad tandilense para pagar el geriátrico en el que vive porque la asistencia que recibía desde el programa de Desarrollo Humano y Hábitat del Municipio no le alcanzaba para costear el aumento del alquiler.
“En ese momento tuve una respuesta bastante positiva de la gente”, remarcó.
Y estimó que “por publicaciones de Mercado Libre, una silla de ruedas eléctrica, como la que necesito, cuesta 600.000 pesos”.
Su historia
Miguel Aramberri nació en 1967 en la ciudad de Tres Arroyos pero desde 1989 vive en Tandil, con lo cual ya se considera “un tandilense más”.
“Elegí la ciudad porque me hace bien a la salud, acá el asma se me redujo en un 80%”, confió y recordó que durante los primeros 15 años de vida en Tandil pasó sus días como vendedor en la puerta del exsupermercado Tía, que ahora es Carrefour, sobre la calle 9 de Julio.
De allí pasó a la esquina de España y Paz. Sólo dejó de acudir en 2020 y 2021 por los cuidados sanitarios y restricciones que impuso la pandemia de coronavirus.