Reforzaron la inspección durante el festejo del UPD y hubo varias infracciones y clausuras
Cada vez más alumnos del último año de colegio se suman al a celebración del “último primer día”. No hubo incidentes pero clausuraron varios salones de fiestas e infraccionaron otros, incluso casas de familia. La intención es preservar la integridad de los egresados, por eso las direcciones de Inspección y de Juventud buscan trabajar en conjunto de aquí en adelante.
Como ya es habitual para esta época del año, la celebración del último primer día de clases (UPD) tomó poder el domingo a la noche entre los alumnos tandilenses de sexto año, tanto de colegios públicos como privados.
Recibí las noticias en tu email
El director de Inspección General y Habilitaciones, Javier Camgros, contó que el festejo tuvo mucho más adeptos y organización que el año pasado. Es que esta modalidad, que comenzó hace poco más de una década en la capital bonaerense y se fue extendiendo a toda la provincia y el país, se va tornando cada vez más masiva.
Esta vez, ya no bastaron las casas familiares para que los chicos puedan pasar esa noche anterior al comienzo de clases, así que recurrieron al alquiler de salones y casas quinta.
Con la información previa que acercaron algunos padres, más otros datos y con recorridas planificadas, los inspectores que se avocaron especialmente a ese tema clausuraron varios lugares por no cumplir con las condiciones correspondientes. Aunque no hubo incidentes ni disturbios, también debieron advertir sobre el volumen de la música en algunos domicilios privados. De todas formas, vale aclarar que en la mayoría de los espacios había un responsable mayor a cargo.
Cabe destacar que normalmente los domingos la guardia nocturna cuenta con dos inspectores que realizan las recorridas pertinentes, sin embargo por esta fecha en especial se reforzó esa cantidad y cuatro se ocuparon de fiscalizar los espacios desde las 22 del domingo hasta las 6 del lunes.
No todos los colegios dictaron clases, ya que en algunos casos, los maestros y directivos invitaron tanto a los alumnos como a sus padres a un desayuno para el inicio de ayer a la mañana, optando por no brindar la clase y que cada chico se vuelva con su familia a su casa.
“Lo que queremos es preservar la integridad de los egresados”, resaltó el titular del área de inspecciones. Con esta misma intención es que mantuvo comunicaciones con el director de Juventud, para encarar juntos una reunión con los estudiantes y trabajar en conjunto, porque este evento el año pasado tuvo una magnitud mucho menor a la que fue este año. “Tenemos que ir viendo qué cosas pueden ir haciendo los egresados y qué no”, explicó.
Denuncias e infracciones
Según reveló Camgros, ya durante la semana pasada se acercaron algunos padres a la Dirección de Inspección, ya sea llevando datos o pidiendo información sobre este festejo que llevarían a cabo los chicos la noche del domingo. Asimismo, contó que hubo llamados por parte de ciertos clubes y salones de fiesta que han querido alquilar, consultando las condiciones que se requerían para que los chicos puedan acceder, teniendo en cuenta que hay alumnos de entre 16 y 18 años para ese último año de cursada.
“Se infraccionaron varios lugares y se clausuraron otros, justamente por no cumplir con las condiciones necesarias”, informó. En este sentido, ejemplificó con el caso de un local en Argerich al 2000, que en realidad es un centro de jubilados, por lo tanto cuenta con las condiciones mínimas de seguridad, no como para un evento de la magnitud de 120 o 130 jóvenes. Además, tal como sostuvo, ya no solamente concurren los integrantes de la agrupación, sino que suman a amigos, hermanos, novios, entre otros. En este lugar, como en otros, no contaban con personal de seguridad ni con los elementos requeridos.
Teniendo en cuenta el informe que luego acercaron los inspectores, varios de los grupos terminaron recurriendo a otro tipo de espacios públicos, como plazas, para continuar la reunión.
Fueron varias las denuncias que se recibieron a través del 103 durante la noche, que derivaron a los oficiales a acercarse también casas quintas y viviendas de familia, que también han recibido infracciones. Asimismo, en uno de los salones a los que llegaron manifestaron estar festejando un cumpleaños de 15, lo que pareció raro, pero en ese caso no hubo problemas.
Desde la Dirección de Inspecciones y Habilitaciones, también habían pautado recorrer aquellos galpones donde los estudiantes habían estado trabajando para la farándula del año pasado.
“El último lugar al que fueron los inspectores por denuncia fue a una casa quinta en la zona de Buenos Aires y La Merced, a las 4 de la madrugada”, indicó, advirtiendo que a algunos sitios se podía entrar y a los que eran viviendas de familia se pedía que bajen el volumen de la música y ruidos en general.
En esta oportunidad la gran mayoría de los estudiantes de Tandil han participado de la convocatoria, cada uno dentro de su organización y colegio, siendo tanto de privados como de públicos.
¿En qué consiste esta festividad pagana?
Los alumnos que en el ciclo lectivo que arrancó este lunes terminan la educación media se concentran, disfrazan y “aguantan” toda la noche en algún lugar acordado para esperar la hora de apertura de las aulas en vela y juntos.
En un principio, las juntadas eran improvisadas, casi artesanales. El garaje de una casa, el patio de una quinta, algún bar que se animara a mantener abiertas las puertas toda la madrugada.
Ahora el UPD es casi una industria informal, se alquilan salones con dinero que los chicos van juntado a lo largo del año, incluso se le agrega “barra libre”, DJs y se preparan estandartes, remeras o buzos para identificar a los establecimientos. El fenómeno atraviesa la enseñanza pública o privada.
Más allá de la diversión, en muchos casos los no solamente llegan sin dormir a la escuela, sino que también lo hacen ebrios. El consumo de alcohol en estos encuentros también ha crecido con el tiempo y en varias instituciones han logrado reglamentar que no se dictará clase a los alumnos que asistan en dichas condiciones.
Todo comenzó en Mendoza y San Juan, pero en la última década se trasladó a la Capital Federal y en los últimos tiempos la costumbre se fue extendiendo al interior de la provincia y Tandil se acopló a la moda.