Alejandro Lázzaro y Gabriela Gallese
Pareja tandilense tuvo una destacada participación en la final del Mundial de Tango
Se trata de Gabriela Gallese y Alejandro Lázzaro, quienes obtuvieron el sexto puesto en la categoría pista luego de competir con unas 300 parejas de distintos países del mundo. En una entrevista con El Eco de Tandil manifestaron su alegría por haber alcanzado un puesto tan importante en la competencia y celebraron que el tango haya vuelto a reactivarse después de más de un año y medio de pandemia.
Tras más de un año y medio de pandemia en el cual el tango fue una de las actividades que atravesó un momento muy difícil ya que al tratarse de un baile de contacto estuvo mucho tiempo vedado, recientemente con el cambio de la situación epidemiológica la danza de los abrazos resurgió, la milongas volvieron a abrir sus puertas a los bailarines ávidos de retornar a las pistas y en ese contexto, se volvió a realizar el Mundial de Tango, con un formato que combinó lo presencial con lo virtual.
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Gabriela Gallese y Alejandro Lázzaro son ya una pareja de baile reconocida en el ambiente del tango hace muchos años y han participado de diferentes competencias con varios reconocimientos pero en esta oportunidad obtuvieron el sexto puesto en la final del Mundial de Tango en la categoría pista, tras haber competido con unas 300 parejas de distintos países.
Hacía dos años que el Mundial no se realizaba en forma presencial y en esta oportunidad se realizó combinando lo presencial y lo virtual a mediados de septiembre.
En 2015 fue el primer año que Gabriela y Alejandro se presentaron en el Mundial y en 2016 llegaron a la final, que se realizó en el Luna Park. En 2017 ganaron en el campeonato Metropolitano, en la categoría Milongueros del Mundo, lo cual les dio un pase directo a la semi-final del Mundial.
Este año, en contexto de pandemia se buscó realizar la final al aire libre y en tal sentido, fue el Obelisco el que le dio marco a la jornada final de la competencia.
Gabriela contó que en la competencia de este año, viajaron en una semana tres veces a Buenos Aires, primero a las clasificatorias, después a la semi-final y por último a la final donde compitieron con unas 30 parejas. “Fue una semana bastante intensa, agitada”, resumió.
Alejandro aseguró que en la final de 2016 “me di cuenta de que estábamos para una final pero para llegar a los primeros puestos a mí me dio la sensación de que no estaba. Nosotros venimos trabajando hace muchos años, hace 8 que bailamos juntos, y yo hace más de 20 años que vengo bailando, entonces uno sabe más o menos como es el paño. Este año fue hermoso estar en ese lugar, fue espectacular salir sextos pero la realidad es que yo estoy siendo muy sincero, sobre todo conmigo, y creo que estábamos para más también”.
“No es un tema del jurado ni nada por el estilo, pero en el arte no se puede competir, es todo muy subjetivo, en una final del Mundial está lo mejor del mundo, todos bailan bien y el tema está en cuál le gusta más al jurado. Pero en esos lugares uno se puede medir y ver si está a la altura y sabemos qué sí. Estamos felices, pero pensamos que estábamos para más también. Si hubiera venido más, no me hubiera sorprendido”, resaltó.
Una fiesta
Por su lado, Gabriela consideró que es muy significativo haber salido en sexto puesto compitiendo con tantas parejas de todo el mundo y contó que ellos no se preparar para el Mundial en sí, sino que se preparan hace 20 años “para todo”.
“Es un trabajo que venimos haciendo cada uno por su lado hace muchos años. Hace 8 que bailamos juntos y también es un trabajo diario, ensayamos casi todos los días, en la pandemia inclusive trabajamos más en nuestro baile, en nuestros ensayos, en nuestras clases”, indicó.
En cuanto a la competencia en sí, expresó que “lo disfrutamos muchísimo por el contexto, lo viví como una fiesta realmente. Nos gusta mucho participar de la competencia, y el arte no se puede medir en números, es algo mucho más grande y más importante, pero no deja de ser una gran posibilidad de compartir con otras parejas, ver otros espectáculos”.
“Si bien trabajamos mucho con el tango, seguimos viviendo en Tandil, y es una distancia que no es muy lejana pero sigue siendo lejano respecto a Buenos Aires. En ese sentido, haber tenido la posibilidad de un puesto más alto nos hubiera abierto otras puertas pero no quiere decir que no se abran también desde otro lugar”, afirmó.
El regreso del tango
“Si bien los sectores culturales y artísticos estuvieron bastante castigados en toda la pandemia, el tango fue uno de los que más tardó en regresar porque es una danza de abrazo, de más encuentro. Entonces volver a arrancar ha sido un gran motor para nosotros también, más allá de todo lo que estamos haciendo”, indicó.
-¿Cómo vivieron el tema de la pandemia, siendo profesores de tango, que justamente es una de las actividades que más afectó, cómo lo vivieron desde lo laboral y desde lo personal?
Alejandro: -La primera etapa bastante complicada y con mucha incertidumbre, sabíamos que al ser una danza de contacto iba a ser una de las últimas cosas en volver. Yo empecé después a buscarle la vuelta para las clases privadas con mucho protocolo y mucho cuidado. Entonces en la medida en que se pudo hacer de esa manera se pudo volver a trabajar, pero todo lo que tiene que ver con clases grupales, con viajar, hacer clases en otros lados con exhibiciones, dentro de una milonga que es el lugar donde se baila tango, no fue posible. Fue todo muy incierto, recién ahora se está volviendo.
Gabriela: -Cuando se empezó a abrir en mayo pudimos hacer una escapada a Ayacucho y Olavarría, que organizaban eventos con todos los protocolos. Después se volvió a cerrar todo, y todo era virtual, y también participamos de otra competencia que se llamó Tango Champs, de manera virtual el año pasado.
Alejandro: -La ventaja es que los grandes maestros no están en Argentina, o están muy poco, entonces con esto lo virtual que en otras actividades era moneda corriente, en esta competencia Tango Champs, el jurado que eran 4 o 6 personas que es lo mejor que hay en el planeta. Para tener acceso a esa gente en otras condiciones era muy difícil, con esto de la virtualidad pudimos tener acceso.
Gabriela: -Quedamos en segundo lugar en la categoría coreografía profesional. Trabajábamos con mucho material audiovisual, nos reinventamos como hizo la mayor parte de los artistas y la gente en general.
-¿Cuáles son las expectativas a futuro ahora que se comenzaron a abrir distintas actividades y se puede volver a hacer un poco de vida más normal?
-Gabriela: -Trabajar con nuevas propuestas en lo que es nuestra pareja de baile, siempre estamos en búsquedas nuevas, somos muy inquietos. Hacemos nuestro tango de pista pero también hacemos composiciones coreográficas, y estamos buscando siempre otros horizontes en este explorar nuevas sensaciones, nuevos escenarios, nuevas ideas.
Fuimos seleccionados para un ballet muy conocido que se llama El Cruce, que tiene un renombre internacional, y desde febrero estamos también en ese ballet, por ahora es solamente virtual, y está comenzando a ser presencial así que pronto viajaremos a ensayar a Buenos Aires, eso nos genera una gran expectativa porque es algo diferente.
Empezamos también con las clases grupales, estamos también en Enta baile, que es un programa del Ministerio de Cultura de la Nación. Estamos becados como varias parejas de todo el país,
“La pandemia hizo visible que el sector del tango está muy precarizado”
En cuanto al regreso del tango, Gabriela manifestó su alegría por el sector en general ya que consideró que si bien la virtualidad permitió llegar a lugares que de otro modo no hubiera sido posible, aún así es necesario que se visibilicen más la actividad.
Por su lado, Alejandro consideró que “la pandemia hizo visible que el sector de tango está muy precarizado. Por ejemplo en un censo se puso de manifiesto cuánta gente está trabajando y viviendo del tango y es muchísima. Eso reflotó el tema de lo precario que es en el arte en general y nosotros lo vemos en el tango”.
“Esperemos que esto sirva un poco para cambiar las condiciones, yo creo que tiene que ver con una cuestión cultural de que el que se dedica al arte parece que viviera del aire, porque es bastante común la frase. A mí ya tanto no me pasa pero cuando te preguntan a qué te dedicás y decís que sos bailarín te preguntan de qué trabajás. A nadie se le cruza por la mente que podés vivir de eso”, expuso.
Y agregó que “ojalá que esto sirva para cambiar las cosas porque se manifestó de una manera bastante cruda la realidad, hubo gente que estuvo en condiciones muy críticas, que antes de la pandemia vivía relativamente bien, y de repente estuvieron complicados hasta para comer”.