Margarita Durand, licenciada en Letras, reflexiona sobre el rol de los libros y las redes sociales
En una entrevista con El Eco de Tandil, la profesora de secundario y tercerario explicó la forma de lectura actual, la nueva manera de redactar de los autores y cómo Internet modificó muchos parámetros establecidos.
Recibí las noticias en tu email
Tiempo de redes sociales. Algunos podrán asegurar que van en detrimento de muchas actividades. Como por ejemplo la lectura. Los tiempos que corren, vertiginosos, parecieran también atentar contra un hábito que lleva cientos de años. Pero si la herramienta sirve para potenciar lo que realmente se busca, puede ser interesante. Así lo planteó en una entrevista con El Eco de Tandil la licenciada en Letras y profesora de Literatura, Margarita Durand.
-¿Por qué llegás a las redes sociales viniendo de un ámbito como las Letras?
-El tema de las redes sociales surgió casi como un juego para mí. Yo me dedico básicamente a enseñar, soy profesora de Lengua y Literatura, en secundario y terciario, y lo que me pasaba a mí con Instagram -por ejemplo- es que no le encontraba mucha función en mi vida. Lo usaba como todas las personas pero no me interesaba subir cosas mías o de mi familia. De pronto me encontré con que me la pasaba subiendo las cosas que leía y hubo una suerte de devolución con la gente que me seguía que me decía ´Que bueno que está el libro , de qué se trata´ y bueno, surgió como algo espontáneo y empecé a escribir las reseñas de los libros que iba leyendo y eventualmente empecé a reseñar para la librería Alfa, y compartíamos.
Lo más interesante que tiene esto de las redes sociales es que primero me saco el gusto de hablar de lo que a mí me gusta que es la literatura y proponer autores nuevos y compartir mi entusiasmo con los demás, pero también es interesante como la gente responde y me divierte mucho que me manden fotos leyendo el libro que propuse, y yo hago un comentario y me contestan si les gustó o no el libro y así se va generando una especie de red relacionada con la lectura.
-Te ha servido entonces para tu profesión…
-Me doy cuenta que todo esto de las redes sociales ha generado como otra dinámica. Yo , incluso, viniendo de las Letras, de pronto me encontraba con que tenía que llamar amigos para que me contaran qué estaban leyendo y ahora tengo contacto casi directo con los escritores que me gustan y además poder seguir a las editoriales, sobre todo las más chicas, las independientes, y las novedades y poder saber qué elije la gente. De alguna manera siento que ha habido una especie de democratización de los libros y todos podemos llegar.
-La idea de ponerse en contra de las redes no es positiva entonces…
-Si uno recupera un poco la historia, en realidad los libros y su formato, la forma de contar las historias ha ido cambiando con el tiempo. Al principio las historias se contaban de forma oral, de generación en generación, no tenía que haber rigidez en cómo debían ser, incluso cambiaban los finales. Después con el proceso de escritura se fueron registrando de forma anónima, ni siquiera autores. Luego con la imprenta esos libros que eran inaccesibles se empezaron a difundir. Ponernos en contra de las redes sociales no tiene mucho sentido. El desafío está en cómo nos vamos a posicionar y a usarlas. Si veo que hay una cierta resistencia a leer libros largos o los clásicos, que son más difíciles de abordar.
-¿Se lee menos que antes?
-Hay una especie de imagen, que no voy a decir que no es real, de que los chicos no leen o tampoco se lee tanto como antes. Yo quiero pensar que un niño con un estímulo pertinente está igual de estimulado que como estábamos nosotros. Yo lo pienso desde mi hija que tiene 8 años y la veo como lee y sus ganas, y pienso qué pasa con esa niña después que va perdiendo el interés , quizás lo que tenemos que hacer es dar un ambiente apropiado y generar los espacios. Ella lee porque ve que todos en su casa leen. Así como los niños que salen músicos es porque en la casa se escucha música. Pero a veces siento que desde los padres o desde la Escuela, estamos poniendo el foco en que los chicos no leen cuando en realidad nosotros leemos, esa es la pregunta que yo me hago. Porque si ellos nos ven leyendo es probable que lo primero que haga es agarrar un libro. Creo que tenemos que poner el foco en qué podemos hacer ahora con las redes sociales. La vida de hoy es difícil, quizás, para los libros. Siempre estamos corriendo porque no encontramos el momento de sentarnos con un libro y siempre decimos que no tenemos tiempo. En general hay cierto grado de resistencia y hay mucha gente que dice que leer no es lo suyo. Quizás si encontramos la manera de mostrar y desmitificar el tema de la lectura. Hay que ir de a poco, como generando una especie de preparación mental para leer. A mis alumnos siempre les hago la misma metáfora: si a uno le gusta jugar al fútbol y se vuelve de las vacaciones y no tenés aire porque no venís entrenando y te metés en el partido te vas ahogar. Con la lectura pasa lo mismo. Si pensamos que de una vamos a poder leer un libro de 300 páginas, quizás haya alguien que pueda, pero no es lo común. Se puede empezar con lecturas más sencillas y cortas y de a poco ir generando como una especie de hábito.
-¿Cambiaron los autores su forma de escribir también?
-Veo un cambio en los autores, en los últimos 10 años de su forma de escribir. Me da la sensación que esta fragmentación se empieza a patentar, pero no es nuevo, si vamos a “Rayuela” de Cortázar ya estaba ahí. Historias fragmentadas. De una carilla y media. Veo que hay cierta adecuación a este nuevo tiempo. Sobre todo lo veo desde los lectores. Estos son los tiempos que tenemos y la búsqueda mía está en llegar al clásico y son las historias que nos vienen contando desde siempre y nos vienen nutriendo a la humanidad, pero la propuesta está en cómo llegar al clásico.
Sobre el soporte y la práctica real
-¿El soporte es materia de discusión?
-Hoy las ofertas de cómo leer libros son múltiples. Tengo conocidos que leen desde el Kindle. A mí, en particular, me gusta el papel. Pero ahora, por ejemplo, terminé una novela, y la estoy pasando por PDF y la gente que la está leyendo la lee desde la computadora o desde cualquier pantalla. Cuántas veces habré leído un cuento desde el celular. Hoy en día la mayoría de las personas tienen la oportunidad de tenerlo en el celular, y además no entramos en gasto, que no es un tema menor. Pienso en mis alumnos que todo el material lo tienen en la computadora y nos los pasamos por un grupo. Hay una especie de dinamismo general que si uno lo usa bien es muy interesante. La cantidad de beneficios son enormes. Cuando estamos acostumbrados a que lo correcto es una forma, después lo otro genera dudas.
-¿Cómo llevarlo a la práctica?
-Lo que intento hacer con las redes sociales, desde un lugar super chico, es mostrar a los autores desde un lugar más humano, contar cosas sobre cómo fueron sus vidas y mostrar qué es lo que me llamó a mí la atención de ese autor y luego generar un espacio en un taller de lectura, por ejemplo, donde juntarnos y leer dicho cuento o lectura y debatir. Entonces nos encontramos de pronto 15 personas, una vez por semana, hablando de un autor, con un acompañamiento y tratando de entender qué dice el cuento y por qué nos atraviesa. Nos permite conocer a varios autores ese espacio de lectura.
-¿Y cómo observas a la ciudad en este sentido?
-En Tandil encontré una comunidad muy abierta a las propuestas, incluso con la distancia que tenemos con Capital, se hacen todo tipo de actividades como fue hace poco la Feria de las Editoriales Independientes, la otra semana vino una eminencia como es Mirta Torres sobre alfabetización , veo una comunidad en constante preocupación por mantenernos activos. Me siento muy a gusto con eso.
Cómo se empieza a leer
La respuesta de Margarita Durand sobre el tema es simple, pero a la vez, profunda: “Desde un lugar de disfrute. Hay personas que saben lo que les gusta y saben lo que quieren. Después hay otras que saben que tienen curiosidad pero no saben de qué. Estos espacios como el que hago yo y tantos otras personas, generan que se pueda compartir y hay que dedicarle tiempo. Buscando, reflexionando y como todas las cosas de la vida, hay que probar y entregarse a que la lectura es un estado mental. Hay que disfrutarla. La lectura nos vuelve mejores”.