Demanda habitacional
La lucha diaria y una ilusión compartida empujan a las 96 familias del barrio De Corazón Tandilense 3
Reunidos en el macizo de Vélez Sarsfield y 12 de Octubre, apostaron al compromiso del Municipio para iniciar el expediente que les permita ejecutar la infraestructura. Necesitan acciones rápidas de las dependencias que gestionan los servicios para no perder el subsidio de 50 millones de pesos que les confirmaron Provincia y Nación. En agosto terminaron de pagar la tierra, pero lidian con alquileres que promedian los 50 mil pesos. Hoy sueñan con abrir las puertas de sus propias casas para vivir más tranquilos.
El sol brillante de la tarde primaveral se reflejaba en las caras un poco más aliviadas de los adjudicatarios del barrio De Corazón Tandilense 3. En las últimas horas recibieron una buena noticia del Municipio, luego de que el jefe de Gabinete Oscar Teruggi se comprometió a iniciar el expediente para la prefactibilidad de servicios si la Provincia ratificaba la aptitud hidráulica de obra. La certificación comunal les permitirá presentar los proyectos ante las dependencias a cargo de las redes de agua y cloacas, gas y energía eléctrica, además de la apertura de calles y desagües pluviales.
Recibí las noticias en tu email
Una vez que el expediente municipal esté en curso, dependerán de la celeridad de las distintas ventanillas para acceder al subsidio de 50 millones de pesos destinado por Nación y Provincia a las obras de urbanización, ya que está previsto en el presupuesto vigente. Cabe señalar que el aporte estatal representa la mitad de los cien millones que hoy demanda la extensión de los servicios.
Muchas familias se reunieron ayer, en el macizo que adquirieron organizados a través de la Asociación Civil De Corazón Tandilense, que comprende las dos manzanas delimitadas por Suipacha, Cabildo, Vélez Sarsfield y 12 de Octubre. Allí repasaron el largo camino por delante: esperar la documentación, ejecutar las obras de infraestructura que demorarán unos dos años y en paralelo, gestionar el parcelamiento a través de la Ley de Hábitat. Los plazos los obligan a ejercitar la paciencia frente a la compleja realidad económica y la angustia que padecen, en general, los inquilinos. Como contrapartida, los alimenta la esperanza de alcanzar la casa propia.
A pulmón
Para romper el hielo, Marcelo Arce reflejó ante El Eco de Tandil el esfuerzo de las familias que en agosto de 2019 pagaron unos 180 mil pesos y financiaron el monto restante, en 22 meses, con acuerdo de incrementar la cuota conforme a la variación del dólar. Enseguida, tras las PASO de ese año, la moneda estadounidense tuvo un salto brusco que los desacomodó.
En el medio, la pandemia, que “fue lo más complejo, porque la mayoría de las familias se vio privada de tener sus ingresos normales. Están quienes tienen la suerte de trabajar en blanco, hay quienes no, otros son monotributistas o trabajan de modo particular, y a esas personas les afectó muchísimo”.
Pese a las adversidades, los adjudicatarios cumplieron religiosamente con las cuotas. “Siempre Mirta (Piqueras) y Cacha (Cena) trataban de presionarnos, de una buena manera, para no retrasar el pago de la cuota porque eso nos generaba intereses. Obviamente, son unas luchadoras”, destacó Marcelo. Y reconoció la voluntad de todos, ya que “el esfuerzo fue enorme. Hablo por mí, pero seguramente fue en todas las familias. Se puso complejo”.
“Otro golpe” y la urgencia
La decisión del Gobierno comunal de realizar una segunda consulta a la Autoridad del Agua (ADA) antes de otorgar la prefactibilidad de los servicios “fue otro golpe. Eso nos cayó justo con la alegría inmensa que era para nosotros terminar de pagar el terreno. Saldamos la deuda en agosto y a los pocos días, tuvimos la noticia de que (secretario de Obras Públicas, Luciano) Lafosse iba a objetar la Aptitud Hidráulica de Obra que nos había dado el ADA para iniciar la infraestructura, que es sabido que las obras llevan su tiempo, son unos dos años”.
En tanto, Arce resaltó como “lo más complejo”, el futuro del aporte millonario que habían gestionado Mujeres Sin Techo y que sellaron en el acuerdo firmado con el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia, Andrés “Cuervo” Larroque.
“Tenemos la palabra del jefe de Gabinete Oscar Teruggi que se había comprometido a que en caso de que el ADA ratificara la consulta que le había hecho Lafosse con respecto al dique del arroyo Blanco y al inicio de las obras de infraestructura, él iba a poner la firma para que se iniciara el expediente”, contó y remarcó que “necesitamos eso rápidamente”.
De este modo, esperan una nota formal de la Secretaría de Obras Públicas, donde solicitará la documentación para iniciar el expediente de prefactibilidad de servicios. “Obviamente llevará sus etapas, pero necesitamos que eso empiece a circular”, imploró.
Al momento del grato anuncio, en octubre de 2021, “los 50 millones cubrían casi el total de la obra de infraestructura. Nosotros teníamos que poner unos 50 mil pesos y cuotificados. Hoy en día estamos hablando de 500 mil pesos”.
“Nadie nos regaló nada”
Dentro del predio, junto a sus futuros vecinos, María José Bianchi contó que se acercó a Mujeres Sin Techo tras muchos años de pelearla. Había escuchado que la ONG ayudó a muchas personas a comprar un lote. Cuando le confirmaron que ingresaba al plan para adquirir un macizo con otras 95 familias, “ese día fue una felicidad total. Hoy en día lo vemos al predio, pero en ese momento no había nada y la ilusión empezaba ahí”.
Acompañada por su madre, María José recordó que el primer desembolso fueron “los ahorros de toda mi vida. Siempre tuve ahorros porque sabía que en algún momento la oportunidad iba a llegar. Y fue gracias a la ONG, porque valoro este tipo de proyectos, abiertos a la comunidad, donde todas las personas pueden anotarse y acceder a tener un terreno propio con requisitos mucho más accesibles que un banco privado u otro tipo de créditos que a veces requieren un blanqueo total, cosa que sabemos que muchas veces no sucede”.
El camino siguió con el pago de las 22 cuotas mensuales que se ajustaron por inflación y que terminaron de saldar el mes pasado. “Estoy acá y siento que este espacio es nuestro”, dijo emocionada y resaltó que “nosotros pagamos por este terreno, nadie nos regaló nada”.
El año pasado recibieron con enorme alegría la confirmación del subsidio para la infraestructura, que ahora peligra a partir de las demoras de la prefactibilidad de servicios. “Estamos muy angustiados con ese tema”, confió y refrendó su anhelo de disfrutar su casa con sus hijos adolescentes, León y Amelie, además de sus tres mascotas.
“Tengo un emprendimiento gastronómico y lucho todos los días. Alquilo desde los 18 años, ahora tengo 44, y la verdad es que el tema de los alquileres, los que los padecemos lo sabemos”, dijo e informó que paga 50 mil pesos mensuales por una vivienda de dos dormitorios.
Muchas historias, la misma meta
Entre los adjudicatarios se cuenta a Julia Castro, de 26 años, mamá de dos niñas de 6 y 9, que están a su cargo. Artesana, hoy trabaja en NACE (Núcleo de Artistas Callejeros Emergentes). Con un salario de 23 mil pesos e ingresos de otras actividades autogestionadas, se empeña en pagar el alquiler y el terreno. También reparte sus horas con el estudio, ya que está cursando el secundario.
“Mientras más nos hagan esperar para poder construir, nos suben los materiales, nos suben las cuotas de los alquileres y los servicios, y todo. Espero que se dé vuelta todo y podamos meterle lo antes posible”, deseó.
Se sumó al relato Marcela Abraham, de 34 años y enfermera. “Llegué acá porque un amigo me comentó de este barrio y me insistió para que me anote. Me pasó un teléfono, llamé y me atendió Cacha. Me anoté, y con mucho esfuerzo y responsabilidad pude llegar a pagar el terreno. ¡Es mi sueño tener mi casa! ¡Somos muchas familias las que anhelamos esto!”, clamó.
Claudia, de 46 años, es madre soltera y crió a sus dos hijas en soledad. “Trabajo en dos lugares para poder pagar el alquiler y con esfuerzo, las cuotas de este proyecto que es la única posibilidad de llegar a la casa propia que tengo. Trabajo desde los 15 años y es la primera vez que tengo una oportunidad como esta”, destacó y agradeció a Mujeres Sin Techo.
Viviana, de 34 años, relató que con su esposo y sus dos hijas “arrancamos la ilusión de tener un terreno gracias al comentario de un compañero de trabajo. Con la venta de un auto, pudimos poner el dinero para ingresar al proyecto y luego, con esfuerzo y sacrificio, pagar las cuotas en simultáneo al alquiler, que año tras año que pasa va aumentando, consumiendo gran parte de nuestros ingresos”.
Como si fuera poco, “durante la pandemia, mi marido quedó sin trabajo y así mismo continuamos abonando rigurosamente cuanto importe nos dijesen. Por suerte, después de un tiempo volvió a conseguir, pero tuvimos la renovación del alquiler, con lo que eso implica. En resumen, somos gente de trabajo”.
Y Emmanuel también describió su situación. “Entré al proyecto y lo primero que tuve que hacer fue sacar un préstamo y me falta un año para terminar de pagarlo. Por los aumentos del dólar, tuve que poner dinero encima de lo pactado, tuve que hacer horas extras. Con mi mujer, parte de mi trabajo y las horas extras que hago, llevamos a cabo un emprendimiento de venta de accesorios, y ella, además, es niñera. Con lo que ganamos, hacemos el esfuerzo de pagar cada cuota, y estamos cansados de que nos pongan trabas y nos demoren esta hermosa meta que es la casa propia”, lamentó.
Para cerrar, confió que “tenemos mucha paciencia, y ella me ha visto sufrir bastante por los inconvenientes que hemos atravesado por el terreno. Recién este mes pudimos pagar la última cuota, pero aún nos queda más camino por recorrer y no queremos seguir teniendo trabas”.
Secretaria de Redacción de El Eco de Tandil. Licenciada en Comunicación Social orientación Periodismo (UNLP)