Gastronómicos expresaron preocupación por la situación de incertidumbre que viven
Benjamín Ituarte, de Cheverry, aseguró que “cada día esta pandemia nos enseña que podemos estar peor aún” y sostuvo que la pausa es “bastante insoportable”. A su vez, afirmó que “la incertidumbre pesa muchísimo y no tener fecha de reapertura preocupa demasiado”.
“Uno como trabajador lo último que quiere es bajar las persianas”, aseguró Benjamín Ituarte, encargado del restaurante Cheverry. Es que, la situación que atraviesan tras casi 20 días de estar cerrados (sin contar los meses que debieron cerrar al comienzo de la pandemia) es crítica.
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El encargado de Cheverry, Benjamín Ituarte, expresó que “nos afecta mucho la situación. Cada día esta pandemia nos enseña que podemos estar peor aún”.
“La pausa que tenemos a nivel gastronómico o a nivel de otros rubros en la ciudad es bastante insoportable. La incertidumbre pesa muchísimo, no tener fecha de reapertura preocupa demasiado para todos los sectores, no solamente la gastronomía”, manifestó.
Y admitió que lo van sobrellevando como pueden porque “ni siquiera haciendo delivery alcanza para cubrir los costos de mercadería que se necesita para hacer los platos”.
“No bajar los brazos”
“Creo que sabíamos que en algún momento nos podía pasar como tandilenses, y eso nos está tocando atravesar en la actualidad”, afirmó.
En tanto, contó que tienen la ayuda de los ATP que otorga el Gobierno nacional, que es un 50 por ciento del salario de los trabajadores.
En tanto que “el 25 por ciento restante lo pone la empresa, y el gran problema viene ahí, que a veces la empresa no llega ni siquiera a juntar el 25 por ciento restante que se debe poner de parte nuestra para completar el sueldo del empleado. Con un 50 por ciento de gente ya veníamos complicados; con el local en pausa, peor”.
Asimismo, indicó que “desde el comienzo de la cuarentena los trabajadores cobran un 25 por ciento menos para ser exactos. En luz, gas, alquiler uno trata de llegar a acuerdos de formas de pago, pero teniendo en cuenta que uno a futuro va a tener que trabajar muchísimo para pagar esas deudas que ha generado esta cuarentena”.
“Una muerte lenta”
“Se hace difícil pero uno como trabajador lo último que quiere es bajar las persianas, bajar los brazos. Yo voy a quedarme acá el tiempo que sea necesario”, remarcó.
Planteó que “hay locales que están en una situación crítica, no pasa ya por el tamaño del comercio porque las deudas se van generando día a día y no generar caja de a poquito te lleva a una muerte lenta, sabés que el destino de tu local en los próximos meses puede ser el cierre”.
“El panorama general es de incertidumbre. Yo hace días que no tengo contacto con el Municipio y tengo entendido que mis colegas también. Nos dijeron que posiblemente podríamos estar cerrados hasta el 11 de octubre, pero no es una información oficial”, señaló.
Al respecto, consideró que “si fuese así, se nos complicaría todo mucho porque no es una fecha buena para tener un local cerrado, teniendo en cuenta que uno por lo general siempre paga sueldos del 1 al 10. Lo mismo el alquiler y demás. Tener el local en pausa es muy complicado y sinceramente si volvemos a abrir y nos vuelven a llevar a la pausa, no sé cuántos locales van a poder seguir, y no sólo hablo como gastronómico”.
“Necesitamos abrir”
Por su lado, Enzo Rabe, del restaurante Ladran Sancho, aseguró que “la verdad que estamos muy complicados, sinceramente estamos tratando de adaptarnos a la situación. Realmente nosotros estamos trabajando mucho con delivery pero claramente no alcanza”.
“Se trabaja con otros costos, el servicio es diferente. Nosotros tenemos un tipo de gastronomía que no está apuntada al delivery, por el tipo de comida. Un montón de cuestiones que es imposible brindar el mismo servicio que en nuestro salón; si bien brindamos un buen servicio, no está pensado para eso”, aclaró.
Frente a ese panorama, recalcó que “necesitamos abrir. Hay una línea de diálogo abierta con el Municipio donde hay muy buenas intenciones pero todavía no hay muchas respuestas, sin culpar al Municipio porque ha hecho mucho, incluso cambiar el sistema de fases con todo lo que eso implica”.
“Necesitamos que se entienda que la gente está mucho más segura en un establecimiento que en su domicilio. Los contagios se dan por personal que viaja o por reuniones privadas. Es imposible evitar que la gente se junte, la gente lo va a hacer igual aunque esté prohibido, pero si se pudiera juntar igual en un ambiente controlado sería diferente, por la cantidad de medidas que se toman, estaría mucho más segura que en su casa”, enfatizó.