En gastronomía y turismo “hay una fe distinta de que al menos la gente empiece a abrir sus negocios”
Con el cambio de fase, desde el sector turístico esperan que haya avances que les permitan fortalecer los decaídos ingresos y comenzar a mover la rueda. A la espera de los protocolos y lineamientos para poder abrir restaurantes y alojamientos, Mario Wisner, de la Asociación de Hoteles, indicó que aunque el movimiento no sea mucho permitirá aliviar los costos de mantener las infraestructuras y los empleados.
Los anuncios de la Gobernación provincial sobre la nueva etapa denominada de “distanciamiento social obligatorio”, infundieron renovadas expectativas en los sectores que aún permanecen inactivos. La posibilidad de volver a mover los hilos encendieron una esperanza en el sector del turismo y la gastronomía, uno de los pilares de la economía local y el sustento de cientos de familias que dependen del rubro, que se hallaban a la espera de novedades sobre su futuro.
Recibí las noticias en tu email
De acuerdo a los lineamientos establecidos y el cuadro sanitario, Tandil pasaría a la Fase 5 en los próximos días. Mientras aguardan las resoluciones firmadas por el gobernador Axel Kicillof, desde el Municipio aclararon que los rubros que aún no están habilitados tendrán que esperar la autorización municipal, que se dispondrá “en un corto período de tiempo”.
También confirmaron que se avanzará para reabrir los emprendimientos turísticos, pero destinados exclusivamente al público local, porque la actividad turística sigue prohibida, de acuerdo a las declaraciones del presidente Alberto Fernández. En las últimas semanas, los pedidos para habilitar un esquema de turismo local fue rechazado por el Ejecutivo bonaerense y sí se permitió la apertura de alojamientos para trabajadores esenciales, pero a partir de ahora se inaugurará un nuevo panorama para pensar el rumbo del sector.
Una luz de esperanza
Mario Wisner es uno de los referentes de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines de Tandil, y se dedica a la hotelería y el servicio gastronómico. En diálogo con El Eco de Tandil, indicó que aún no tiene información oficial acerca de los pasos a seguir para programar la vuelta al ruedo, pero que “todo hace pensar que partir de ahora la actividad gastronómica va a poder reabrir sus puertas, cuidando a la gente con protocolos y medidas que todos estamos en condiciones de adaptar”.
En efecto, el Ejecutivo mantendrá reuniones con los diferentes actores a partir de mañana para ir orquestando el regreso acorde a las medidas correspondientes. La información que bajó de la Provincia esgrime que los comercios de gastronomía deberán abrir al público con protocolo, manteniendo una distancia preventiva dentro del local, con una capacidad ocupada que no supere el 50 por ciento del total, con espera fuera del local y registro de clientes. Asimismo, todas las mesas deberán tener disponible una solución alcohólica al 70 por ciento para garantizar la correcta sanitización de los comensales.
“Tenemos una fe distinta, una esperanza linda de que al menos la gente empiece a abrir sus negocios y pueda empezar a trabajar un poco para aliviar algo de esta situación que nos ahoga tanto”, expresó, a la espera de que les den el visto bueno para empezar a planificar las reaperturas de los locales.
“Aunque el movimiento de gente que no sea mucho, que sirva para aliviar costos que en este momento están siendo muchos; con una entrada mínima o nula se pone muy pesado”, afirmó.
Grandes costos y pocos beneficios
Días pasados en diálogo con el ciclo radial “Cosas que pasan” (104.1 Tandil FM), Wisner hizo referencia a la complicada situación del segmento en cuestión, que navega en la incertidumbre desde hace más de 70 días.
Uno de los grandes escollos que se enfrentan es la mantención de la infraestructura y los empleados con facturación nula o escasa. En el caso de los hoteles y cabañas, por ejemplo, la actividad se cortó por completo el 20 de marzo y recién ahora, con la posibilidad de hospedar a trabajadores esenciales, algunos podrán volver a funcionar. El problema son los elevados costos de poner a andar una estructura para que sea usada por poca gente. La ecuación costo/beneficio no quedaría equilibrada.
Según explicó, preservar un hotel pequeño de una estrella, con cuatro o cinco empleados, sin generar ingresos, cuesta más de 150 mil pesos mensuales. Con este nuevo empujón, podrían recuperarse de manera muy paulatina mientras se aguardan mayores libertades. Pero para los grandes complejos y estructuras de albergues, la iniciativa no representaría un movimiento efectivo por los grandes costos de abrir los espacios y la escasa demanda.
Wisner detalló que “la habilitación para trabajar con viajantes es más psicológica, para que uno se mantenga trabajando, a nivel económico se va a conseguir poco corriendo el riesgo de perder beneficios, y encima los números van a ser negativos iguales”, pero deslizó que al menos servirá para cambiar de estado de ánimo en un escenario que los contrajo demasiado.
Emergencia turística
La irrupción de la pandemia de Covid-19 en marzo cortó de forma abrupta el trabajo de los servicios gastronómicos y de alojamiento, que iniciaban un periodo con un buen pronóstico por la llegada de Semana Santa y de varios fines de semana largos que servían para apuntalar los números del sector.
“Lo normal es que uno arranque la temporada estival, los primeros meses se ponga al día con lo que se dejó para pagar durante los meses malos y ahí se haga una especie de colchón para la temporada del invierno”, explicó, debido a que el pequeño y mediano empresariado no tiene la espalda suficiente para afrontar tantos meses de parálisis, y sostuvo que “la economía de este país no ha permitido que el empresario banque muchos meses sin facturar, no hay respaldo, no hay crédito ni subsidio que alcance”.
En este sentido, la emergencia turística declarada por las autoridades provinciales pondrá a disposición un abanico de beneficios para el ámbito que incluirá condonación de impuestos y corrimiento de vencimientos para las actividades que encuadren dentro del rubro, entre otras ayudas para reimpulsar a los prestadores en un año completamente atípico.