El tataranieto de Juan Fugl arribó a Tandil para conocer la historia de su antepasado
El hombre, que reside en Dinamarca, cumplió su deseo de conocer la tierra que su tatarabuela ayudó a forjar. Ávido por conectarse con la cultura argentina y ver las influencias danesas en el territorio, llegó a Tandil para materializar los relatos que perviven en su familia y lo acompañan desde siempre.
“Siempre quise ir a Argentina”. Con esas palabras, Jan Fugl, tataranieto de Juan Fugl, abordó a la polaca Aisha Agnieszka. Esto sucedió durante el verano europeo del año pasado en la ciudad danesa de Aarhus, a donde ella había recalado con su show de tango. El tango lo remitía a Argentina y por eso se acercó a la joven, que si bien no es nativa del país, hace 15 años que reside y desarrolla su carrera en Buenos Aires. A partir de ahí, proyectaron este viaje, que Aisha hizo coincidir con la visita real.
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Tras reunirse con el embajador en Capital Federal, que mencionó la visita de la monarquía y expuso que quizás no convenía superponer ambos viajes para no quitarle brillo a la figura del heredero del pionero danés en el país, la joven arremetió y le propuso combinar las dos visitas ilustres. “Él tiene el perfil tan bajo. A él no le importaban las autoridades ni los actos públicos”, confió. De hecho, el descendiente de uno de los precursores de Tandil, pasó desapercibido durante toda la jornada y no formó parte de la actividad oficial, aunque sí quiso acercarse al breve acto en el monumento a su tatarabuelo.
En su segundo día en la ciudad, tras haber llegado a Buenos Aires el 15 de marzo, Jan, que sería Juan en español y se desempeña como arquitecto en su tierra natal, le contó a El Eco de Tandil que “desde chico escuché hablar de Tandil y Argentina, recuerdo que mi padre me decía que tenía que venir aquí, que tenía que conocer a la comunidad danesa de la que Juan Fugl fue mentor. Es muy interesante leer sus diarios. En qué pensaban, por qué se peleaban, conservo dos cuadernos sobre su experiencia durante los últimos diez años que están escritos en danés”. Vale recordar que el pionero regresó a su país para pasar sus últimos días y allí falleció, lejos de la nueva tierra que ayudó a moldear.
Jan, que ha enseñado en la universidad durante los últimos 20 años, tiene una mirada extrañada y maravillada sobre este entorno al que llegó por primera vez hace apenas unos días. Le llaman la atención los edificios, las construcciones, la funcionalidad de los diseños y el espacio. Desde su óptica, halla numerosas similitudes con la arquitectura danesa. Al provenir de una tierra que es muy baja y llana, el descendiente de Fugl se mostró muy sorprendido por la topografía. “La vista es hermosa desde lo más alto de la ciudad”, destacó.
De su visita al templo religioso de la calle Maipú, donde funciona la sede de la Iglesia Luterana Danesa, rescató que “es una iglesia pequeña, intimista, hermosa”.
También tuvo ocasión de conocer la casa local de Fugl y manifestó que sintió como si hiciera un viaje a través de la historia. “Me situé en el imaginario de esa época, es difícil de decir, pero los sentimientos están. Soy un arquitecto no puedo evitar ver las cosas desde ese lugar. Cuando vuelva les diré que la cultura danesa en Argentina está viva”, contó.
No pudo visitar los famosos túneles que son objeto de una investigación arqueológica perpetrada por la Unicen justamente porque el acceso está restringido con motivo de las pericias.
“Fue muy interesante cuando contaron la historia y el enigma, creo que los túneles eran túneles que conectaban con el Fuerte, que no eran sólo los sótanos que habitualmente hay en las casas”, afirmó.
La sangre heredada
Preguntado acerca de su opinión sobre los procesos inmigratorios, defendió las migraciones y estableció una analogía entre los europeos que llegaron al “nuevo mundo” durante los siglos pasados y los movimientos migratorios actuales que llegan a Europa.
“Es interesante ver la mezcla en las sociedades, la inmigración es un gran aporte a la cultura”, ponderó.
Hoy, Jan será recibido por el intendente Lunghi , novedad que fue comunicada en el día de ayer. “Él no está acá para ver a la Reina, la puede ver allá. Pero toda la efervescencia danesa está acá, y está bueno para hablar con los miembros de la comunidad y conectarse”, indicó Aisha. La estadía del hombre en Argentina se prolongará durante tres semanas, en las que recorrerá diferentes puntos del país.
“En vez de ir a un hotel que es muy impersonal, yo quería que él sintiera esta hospitalidad argentina. Entonces se alojó en la casa de Cristina Belieda y después nos vamos a ir a la posada de su hermano. Es lo más lindo que tiene Argentina, esta cosa de hospitalidad, generosidad auténtica. Yo la experimenté todos estos años, y quería que él lo viviera. Argentina no es solamente este pasado de su ancestro que hizo historia, es también gente linda que tiene corazones y casas abiertas”, aseveró la joven artista, argentina por adopción.
“Me gusta la hospitalidad de las personas, lo amigables que son. No estoy sorprendido por eso, es lo que esperaba y había escuchado. Son muy abiertos”, cerró Jan con humildad y gratitud.
La sangre no es agua. Y este retorno de Jan a la tierra que su tatarabuela amó es apenas el eslabón que cierra el círculo de la vida. De la vida de su familia. Del legado de Juan Fugl, tan inseparable del imaginario colectivo de la ciudad.