El campo necesita unos 50 milímetros de agua para recuperar los suelos del déficit hídrico
Si no llueve abundante en los próximos días, están en riesgo unas 10 mil hectáreas de trigo y cebada. Además, se demora la siembra de girasol y los ganaderos deben suplementar la alimentación. El presidente de la Sociedad Rural de Tandil Matías Meli brindó un panorama sobre los efectos de la sequía.
Esta semana cayeron entre 10 y 20 milímetros en las distintas zonas de Tandil, en una primavera con precipitaciones por debajo de los promedios históricos. La lluvia no alcanzó a revertir la incipiente sequía y los productores agropecuarios, con la mirada dirigida al cielo, se ilusionan con los pronósticos para la semana próxima. En principio, vendrían muy bien unos 50 milímetros para recuperar los suelos del déficit hídrico. De lo contrario, corren riesgo unas 10 mil hectáreas de trigo y cebada implantadas en el partido.
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“La situación está bastante compleja”, indicó Matías Meli, presidente de la Sociedad Rural de Tandil, en diálogo con este Diario y agregó que “venimos de casi un mes y medio sin aguas importantes. Estamos entrando en la primavera y lo ideal sería que lloviera”.
En ese sentido, explicó que “para los cultivos de trigo y cebada, que justo ahora están en pleno macollo, es decir que sí o sí necesitan agua, estos días son bastante críticos. Para poder fertilizar con nitrógeno se necesita humedad”, detalló.
El dirigente de la Rural informó que en esta campaña se sembraron alrededor de 10 mil hectáreas de fina, “una superficie importante, creo que es una de las más importantes de los últimos años”.
Se demora la gruesa
En este momento, trigo y cebada son los cultivos más complicados, aunque “ya estamos en época de arrancar la siembra girasol, que se ha atrasado por el tiempo que hace que no llueve, y maíz y soja”, destacó Matías Meli.
Los productores se ven obligados a demorar la implantación debido a que el suelo está seco. “Hoy no queda otra. Sí o sí hay que atrasar la siembra porque con la seca que hay no se puede”, puntualizó.
En relación al impacto de esta sequía, evaluó que “para lo que es la gruesa, todavía estamos dentro de los tiempos de siembra, hasta mediados de noviembre no habría grandes inconvenientes. Lo que ocurre es que luego se juntan todas las hectáreas para sembrar y no van a dar abasto los contratistas, pero en tiempos no es tan preocupante”.
En cuanto a la ganadería, la situación tiene menos impacto. “Está faltando pasto, pero no es tan preocupante en esta zona”, dijo y explicó que “se está suplementando con rollos de pasto y algunos les están dando algo de alimento balanceado, y no hay muchas más alternativas”.
Las perspectivas
Los puntos más afectados en el partido coinciden con los más elevados, como La Numancia, Barker y parte de María Ignacia (Vela). “Las zonas más altas son las que primero empiezan a sufrir”, explicó el presidente de la Rural.
En cuanto a las perspectivas a corto plazo, manifestó que si bien la lluvia la necesitan para ayer, están esperanzados con el pronóstico que prevé precipitaciones, “un poco más firme”, para la semana entrante. “Esperemos que en 15 días tengamos por lo menos registros de 40 ó 50 milímetros”, se ilusionó.
En tanto, analizó que “si lloviera de acá a 15 días, no habría grandes inconvenientes. Superados estos 15 días, si no lloviera, ahí estaría en peligro la superficie de trigo y cebada, contando los días del ciclo”, y reiteró que vendrían muy bien unos 50 milímetros y que luego se normalicen los registros de acuerdo a los parámetros para esta época del año.
“Hoy hay un déficit muy importante de agua en el suelo, pero con 40 ó 50 milímetros se estarían acomodando un poco los perfiles, pero luego tendría que volver a llover, luego de otros 15 ó 20 días”, sostuvo.
Por otra parte, marcó que “ya tendrían que empezar a aflojar las heladas también. Con seca y heladas, los cultivos se castigan más todavía”.
Prevén una normalización
para finales de la primavera
En el informe que publicó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el ingeniero agrónomo Eduardo M. Sierra, especialista en agroclimatología, analizó que “las precipitaciones se activarán gradualmente, pasando de valores por debajo de la media al comienzo de la estación, a registros normales al final de la misma, en la mayor parte de la región, a excepción del sudoeste de la región pampeana, donde es probable que persista localmente la sequía”.
En cuanto al verano, entre enero y febrero de 2020, el especialista prevé que “las precipitaciones mostrarán un promedio regional dentro del rango normal, notándose un fuerte incremento en el área cercana al Ecuador, mientras que el sudoeste de la Región Pampeana continuará experimentando problemas de sequía”.
En las conclusiones, Sierra sostuvo que “el escenario climático actual presenta una compleja interacción de factores antagónicos. Dependiendo de cuáles de los mismos se impongan, el escenario climático dentro del que se desarrollará la campaña agrícola 2019/2020 podrá variar desde un favorable ‘El Niño’, hasta una negativa ‘La Niña’. Por el momento, el escenario más probable parece ser el de un retorno a condiciones ‘neutrales’, que daría una evolución climática dentro del rango normal, pero debe tenerse en cuenta que la situación es muy dinámica, y podría sufrir cambios de rumbo positivos o negativos”.
Por último, señaló que “será necesario mantener un estado de alerta, monitoreando los cambios en el sistema climático, a fin de hacer frente, en forma exitosa a las alternativas que vayan presentándose”.