Tras los análisis de la UNLP
Preocupación por la "contaminación" del agua en María Ignacia y la prevalencia de enfermedades "raras"
En la localidad rural se sorprendieron por los resultados de un estudio que detectó una concentración por encima de lo permitido -según parámetros europeos- de un agroquímico, y presencia de otros dos. Una vecina señaló que hay diversos casos de enfermedades poco frecuentes y que se registran varios problemas de salud. "Te despertás por la mañana y sentís cómo penetra el olor de las fumigaciones por las ventanas", describió.
El pasado lunes, cuando la Junta Vecinal por un Ambiente Saludable dio a conocer los resultados de un análisis de agua efectuado por la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP, una ingrata sorpresa cayó sobre los vecinos de María Ignacia.
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Es que de acuerdo a los resultados del estudio, en la muestra extraída en la localidad rural la concentración de cipermetrina excede el límite permitido según parámetros de la Unión Europea, con 0,125 µg/L, y existe un marcador “detectable no cuantificable” para Atrazina y Tebuconazol; insecticida, herbicida y fungicida de uso frecuente, respectivamente.
Frente a esta situación, el Municipio salió a aclarar que el agua es potable y que su consumo no representa ningún riesgo para la salud. A su vez, el Ejecutivo transmitió que en María Ignacia, donde se dio el mayor número de detecciones, fue “por una normativa que no es la de aplicación en nuestro país”, y que es un límite normal para la legislación argentina.
Enfermedades poco frecuentes
Mónica Cristina Lima vive desde hace 63 años en María Ignacia y en comunicación con El Eco de Tandil aportó su mirada sobre la situación. “A nosotros nos provee la Cooperativa de Agua Potable, no tenemos nada que ver con Obras Sanitarias de Tandil. Pero lo preocupante son los casos de enfermedades raras, y despertarse por la mañana y sentir cómo penetra el olor de las fumigaciones por las ventanas. Los agroquímicos se almacenan en la planta urbana, los aplicadores también”, describió.
En tanto, refirió que se registran enfermedades “raras”, con una incidencia mayor a la media. En este sentido, mencionó que en la comunidad, que tiene cerca de 2000 habitantes, hay siete casos de Esclerosis Múltiple y hubo dos casos recientes de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). La prevalencia en Argentina de esta patología es de 30 por 100 mil habitantes y las cifras de María Ignacia están muy encima de ese parámetro.
Si bien no es posible establecer una correlación directa entre ambas cuestiones, al respecto vale reseñar que investigadores del Ciber de Epidemiología y Salud de la Universidad de Girona (España) publicaron en 2018 dos artículos que evidencian una posible asociación entre el uso de fitosanitarios y la mayor ocurrencia de casos de ELA. Es decir, no es una temática ajena a la comunidad científica en general y se estudian las potenciales causas.
“Yo no pongo la firma de que sea a raíz de eso, pero tal vez puede ser porque afectan al sistema nervioso central. Tantos problemas respiratorios en niños, embarazos complicados, cáncer, tiroides, problemas en la garganta, también recientemente fallecieron dos personas con Esclerosis Lateral Amiotrófica. Vela es una comunidad muy chica para que se den enfermedades tan raras”, sostuvo.
Y aunque señaló que es posible beber agua envasada y segura, indicó que igualmente usan el agua de la red para higienizarse y limpiar, por lo que de todos modos los pobladores quedan atrapados en un círculo vicioso.
La normativa y lo que vendrá
Lima apuntó, en tanto, contra la ordenanza sobre aplicación de fitosanitarios vigente en el Partido y consideró que debería redefinirse, encuadrada en un debate más amplio.
La normativa se sancionó hace casi un año y suscitó polémica por la cantidad de metros dispuestos en las zonas de amortización; 60 metros en áreas pobladas, cuando desde diferentes sectores exigían una distancia mayor.
En paralelo, detalló que “las plantas de mi patio, acacias y paraísos, están enfermas por el gran poder residual que tienen estos productos”.
En este marco, enfatizó que tras el estudio de agua expuesto a la opinión pública, la cooperativa velense que suministra el servicio debería actuar u ofrecer respuestas sobre el tema.
“No se cómo se va a manejar la cooperativa con los usuarios. Además, según lo que dijo el Municipio, el agua potable se analiza en base al Código Alimentario. Cuando se hacen esos análisis se buscan otras cosas para determinar la inocuidad, pero no se buscan agroquímicos”, puntualizó.
Asimismo, la mujer graficó que en la localidad se generó un estado de estupefacción y que no hay lineamientos claros acerca de lo que debería pasar con esta información. Por su parte, anticipó que se dirigirá a la delegada municipal, Daniela Labour, para obtener alguna precisión.
“Acá todo el mundo vive del campo. Los productos herbicidas tienen recomendaciones de protección para aplicarlos y que no penetren en la piel pero ¿qué pasa con el poder residual? Las napas están contaminadas y se sienten los productos en el aire también”, expresó.
Todo bajo control
Consultado por la situación, el intendente de Tandil, Miguel Lunghi, dijo que “nuestros parámetros para el consumo son sumamente normales, existe algún elemento pero el agua es potable y bebible”, indicó, y agregó, en diálogo con una radio de La Plata: “Hicimos los análisis, los estudiamos y ciertamente es necesario cambiar a fertilizantes de origen biológico, pero te aseguro que eso está todo controlado y el agua de la ciudad es potable”.
“Hay gente que ha tomado esa postura y lucha en contra de todos los fertilizantes químicos, y la verdad es que son fundamentales para las cosechas, por eso debemos ir cambiándolos y usar variantes como el producido en Chile con esqueletos de salmón”, añadió el jefe comunal.