Una ingeniera tandilense trabaja para incentivar a docentes y chicos en el campo de la robótica
Romina Fairbairn es ingeniera biomédica y trabaja en Buenos Aires, en la empresa que representa en el país a Lego Education. Además, preside el grupo Mujeres en Ingeniería Argentina, que la inspiró en la labor de transmitir a los chicos conocimientos de tecnología, programación y robótica. Se empeña por formar a los jóvenes para los empleos del futuro.
Los populares Lego son mucho más que un juego para niños: hoy desafían a los docentes e inspiran a los alumnos para convertirse en los creadores de la tecnología del mañana. De eso sabe, y mucho, la tandilense Romina Fairbairn, quien se recibió de la carrera de Ingeniería Biomédica en la Universidad de Favaloro. Con sólo 26 años, preside el grupo Mujeres en Ingeniería Argentina (WIE, Women In Engineering Argentina), una asociación de voluntarios que funciona bajo la órbita del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), y además, trabaja en Educación Tecnológica SA, el representante en Argentina de Lego Education.
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Cuando terminó de cursar la carrera universitaria, se anotó en Roboteam, un proyecto de robótica para chicos que empezaba a implementar WIE -Women in Engineering Argentina- y que busca fomentar el trabajo en equipos mixtos desde edades tempranas, además de usar la robótica “como excusa” para introducir a los chicos en el mundo de los creadores de la tecnología.
“Me voló la cabeza el proyecto, y a partir de eso terminé trabajando en Educación Tecnológica SA, el representante de Lego Education en Argentina, quizás más vinculada con la parte de robótica, pero también doy capacitaciones en el nivel inicial”, contó la tandilense que cumple el rol orientadora pedagógica.
En principio, si bien trabaja con equipos mixtos, WIE persigue el objetivo de visibilizar a la mujer en ingeniería, en trabajos de tecnología, e inspirar a que más chicas se sumen a este tipo de carreras, “porque no dejamos de ser una minoría. Desde ahí empezamos a trabajar con los niños en talleres gratuitos de robótica”, contó Romina Fairbairn.
Mucho más que jugar
Lego es sinónimo de juego, aunque los adultos intuyen el plus que este tipo de ladrillos y piezas que sirven para armar le otorgan a las horas que los niños invierten en creativos proyectos.
Al pensar en las posibilidades que los kits de robótica ofrecen en las aulas, la ingeniera tandilense definió que “la idea del Lego asociado a lo lúdico no deja de estar presente en estos materiales, pero sí se busca trabajar contenidos curriculares, por ejemplo, de física, de matemática, de biología, de química, desde una perspectiva más lúdica, bastante experimental”.
Y agregó que Lego Education “busca que el alumno genere su propio aprendizaje, que se forme y sea partícipe, y el rol del docente no es tanto el de bajar conceptos sino ser un guía. Así que todas las actividades se dan muy experimentales”.
Para los chicos es algo diferente. Los entusiasma. Por caso, Romina los guió para trabajar en un modelo del sistema respiratorio, con motores que mueven piezas y recrean la caja torácica que se expande y se contrae. Un foco y ladrillos rojos hacen de corazón.
“Los chicos pueden programar cada cuánto se prende la luz, simulando el corazón. En cuanto a la parte respiratoria, también. Incluso, pueden ver cómo responde en base a estímulos. Por ejemplo, los kit de robótica tienen sensores, entonces pueden determinar, en base a cosas que pasan en el medio, programan el robot para que responda a esos estímulos. Por ejemplo, un sensor de color; entonces si le muestro al robot algo rojo, que responda de tal forma, o con algo azul, de tal otra. Eso siempre se trata de vincular con modelos de diferentes actividades”, describió la ingeniera.
El valor del conocimiento
-¿Cómo estamos en Argentina en cuanto a la inclusión de conocimientos de programación, robótica y tecnología en las escuelas?
-Se está avanzando mucho. La realidad es que los conocimientos de programación están siendo valorizados, incluso desde Nación, para ser incluidos dentro de la currícula. Si bien faltan determinar algunos aspectos en cuanto a cómo va a ser la implementación, ya están los contenidos que se deberían empezar a trabajar.
Lo que sí pasa es que hay mucho desconocimiento sobre el tema. Si bien no es un tema nuevo a nivel mundial, el desconocimiento hace que muchas veces se lleven materiales a las aulas que no son con fines educativos. Eso resulta que sea difícil luego implementarlo con un fin educativo.
-¿Es posible acceder a este tipo de herramientas?
-La realidad es que cada vez hay más material y más recursos para los docentes, más capacitaciones y formación. Hoy un docente de tecnología quizás está más familiarizado con el uso de la PC, y cada vez más se busca incorporar conocimientos de programación, de electrónica, de robótica, para que los chicos empiecen a dejar de ser usuarios de la tecnología y sean creadores, pensando qué habilidades necesitarían para los trabajos del futuro.
Hoy la tecnología es transversal a todas las disciplinas y se busca que los chicos tengan estas herramientas desde la escuela, y también para que puedan ser ciudadanos críticos que puedan tomar decisiones, inmersos en el mercado laboral.
Flecha Cósmica, un proyecto exitoso en una escuela pública
En diciembre, se realizó en Argentina la fecha de la First Lego League, que se hace en distintos lugares del mundo. Compitieron varios equipos del país, y resultó ganador el grupo Flecha Cósmica de la Escuela Técnica 26 del barrio porteño de Balvanera, que se clasificó para disputar el Mundial en Houston, Estados Unidos.
“Llevó bastante esfuerzo de los docentes, incluso desde la Ciudad de Buenos Aires los apoyaron con el tema de la inscripción y la empresa Educación Tecnológica SA les brindó los kits Lego para que los chicos pudieran entrenar. Al ganar esta clasificación de Argentina, irán a competir en Houston”, contó Romina Fairbairn, quien capacitó a los estudiantes en el uso del nuevo robot ya que ellos conocían un modelo anterior.
Flecha Cósmica viajará a competir en abril y está buscando sponsors o alternativas para cubrir los gastos del viaje. El equipo de batalladores tiene un Instagram con el nombre que adoptó al emprender la clasificación al Mundial de Lego.
“Es mucho entrenamiento para la competencia, más allá de que los chicos sepan manejar los robots. Lo lindo del proyecto es que no sólo es una competencia de robótica a la que tienen que ir con un brazo y hacer algo súper específico, sino que la mayor parte del puntaje es en base a un proyecto que desarrollan”, explicó la ingeniera.
Y agregó que en esta ocasión, trabajaron con la temática espacial, “entonces desarrollaron un proyecto de crear un robot que ayude a los astronautas con la adaptación al espacio y en la parte emocional, en lo que significa estar tan lejos, con diferentes estrategias desde la robótica para apoyar a los astronautas en ese sentido”.
Además, resaltó que los chicos lograron el 90 por ciento del puntaje a partir del proyecto, del diseño del robot y del trabajo que hicieron, sumado a la competencia.
“Como es una escuela pública, desde el Gobierno de la Ciudad se buscó que Educación Tecnológica SA (representante de Lego Education) estuviera vinculada de alguna forma, sobre todo porque los chicos necesitaban el material de robótica. Si bien Lego tiene material robusto y sumamente orientado a la educación, a veces cuesta adquirir los productos, entonces la empresa les brindó el kit para poder entrenar”, explicó.
Además, Romina Fairbairn fue a asistirlos y a despejar dudas, ya que los chicos tenían un modelo viejo de robot y ahora pudieron acceder al nuevo para no estar en inferioridad de condiciones.
“La verdad es que la experiencia que llegué a compartir fue increíble, porque eran muy chicos, de primero y segundo año de la secundaria, y la realidad es que estaban súper metidos con el proyecto. Incluso, me decían que habían terminado de rendir todas las materias en diciembre y habían estudiado para poder dedicarle todo el tiempo al proyecto”, dijo entusiasmada y agregó que asistían a entrenar aún después de que finalizaron las clases.
Secretaria de Redacción de El Eco de Tandil. Licenciada en Comunicación Social orientación Periodismo (UNLP)