Qué hay detrás de la nueva guerra de la banana
Sorpresivas ofertas millonarias desde Brasil, anuncios de fusiones, acciones que bajan y suben… El mercado global de plátanos se agita como un licuado de frutas y BBC Mundo analiza por qué.
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Es probable que al pelar una banana dentro de unos meses, esté viendo el resultado de una guerra de inversiones que ha surgido por la popular fruta–aunque a simple vista ni lo note.
Una oferta que dos empresas de Brasil hicieron el lunes para comprar la estadounidense Chiquita desafió sorpresivamente el plan que esta firma tenía para fusionarse con una irlandesa y crear la mayor bananera del mundo.
Chiquita aún debe definir qué hará con la propuesta de adquisición que recibió de los grupos brasileños Cutrale y Safra por unos US$611 millones. Pero los analistas ya anticipan que los efectos de la decisión podrían ir bastante más allá del mercado de plátanos.
Entonces, ¿cuáles son los intereses detrás de este nuevo pulso internacional por la banana, que tiene a Latinoamérica como protagonista?
Ensalada de frutas
Ni Cutrale ni Safra tienen especialización en el negocio de plátanos: el primero es un gigante en el mercado mundial de jugo de naranja y el segundo es un grupo bancario.
Sin embargo, ambas firmas controladas por dos de las familias más ricas de Brasil han comenzado a explorar otras áreas de actividad.
"Desde hace un tiempo Cutrale está haciendo movimientos para diversificar su portafolio", indicó Maurício Mendes, director de Agrotools, una consultora brasileña de agronegocios.
Por ejemplo, invirtió en soja, maíz, manzana, durazno y limón. Y ahora pretende agregar banana a su ensalada de negocios.
Mendes, que también integra el grupo Cconci de consultores de la industria cítrica, notó que eso ocurre en medio de una caída cercana al 23% durante la última década en el consumo global de jugo de naranja, que sigue siendo primordial para Cutrale.
"Existe hoy una fragilidad en la industria del jugo concentrado", le explicó a BBC Mundo. "Están en una parte de la cadena productiva que no tiene acceso directo al consumidor final".
Agregó que tal vez la experiencia de Chiquita en el mercado de banana también permita Cutrale llevar sus productos de naranjas más cerca de la gente.
El el apoyo financiero para eso lo daría el grupo Safra, octavo de Brasil por activos. Su líder Joseph Safra (entre los 100 hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes) ya ha incursionado en negocios inmobiliarios y de telecomunicaciones.
Impuestos y paramilitares
Sin embargo, Chiquita también puede tener motivos para mantener su plan de fusión con la irlandesa Fyffes, que se anunció en marzo y debería concretarse antes de fin de año.
Eso le permitiría a la firma norteamericana pasar a Dole Food como líder mundial en ventas de bananas por volumen exportado, en una sociedad cuyo valor de mercado llegaría a unos US$1.000 millones.
Los expertos también creen que, al cambiar su domicilio fiscal a Irlanda, Chiquita podría beneficiarse reduciendo su tasa de impuestos.
"Dado todo lo que se habló de inversiones en los últimos tiempos, la tasa de impuestos definitivamente tiene algo que ver" con la fusión, indicó Carla Casella, analista del banco de inversión estadounidense JP Morgan desde Nueva York.
Pero este tipo de negocios denominados "inversiones tributarias" se ha vuelto un tema sensible en Estados Unidos, donde el gobierno de Barack Obama indicó que podría buscar evitar ciertos tratos.
Esa es una de las razones a las que se atribuye la caída de más de 10% en las acciones de Chiquita desde que se anunció la fusión con Fyffes. En cambio, los mismos valores crecieron casi 31% tras el anuncio de la oferta brasileña el lunes.
En la carta que enviaron a la empresa estadounidense, Cutrale y Safra sugirieron que su propuesta (que incluye pagar 29% encima del precio con que cerraron las acciones de Chiquita el viernes) era más segura que la fusión con Fyffes.
Las empresas brasileñas "hicieron una oferta suficientemente grande para decir: 'Este es un mejor trato y puede haber algunos riesgos en el ahorro de impuestos que esperaban de Fyffes'", le explicó Casella a BBC Mundo.
Cutrale y Safra también citaron en su carta la reciente decisión de una corte de apelaciones estadounidense de desestimar las demandas civiles de miles de colombianos contra Chiquita por haber financiado a los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), acusadas de asesinar o torturar a sus familiares.
Ambas firmas de Brasil son de capital cerrado, es decir que no cotizan en bolsa, y una duda es si esto puede generar algún tipo de desconfianza en los directivos de Chiquita.
La empresa basada en Charlotte indicó que considerará cuidadosamente la oferta, aunque aún cree en los "méritos estratégicos" de su pacto con Fyffes. Pero las brasileñas parecen impacientes: esperan una respuesta antes de mediodía del viernes.
Fuente. Gerardo Lissardy | BBC Mundo
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