Necrológicas
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NELIDA ELVIRA TONELLI de ZUBILLAGA
A la edad de 96 años, el pasado lunes 27 de septiembre se apagó la vida de Nélida Elvira Tonelli de Zubillaga, causando dolor y pesar entre sus seres queridos, que la recuerdan así:
?Hija de Felisa Cesio y de Eduardo Tonelli, nació el 5 de septiembre de l9l4, en el hogar de sus ancestros, un establecimiento rural en Bavio, herencia materna de su abuelo Emilio Cesio. Pero fue en San Félix, camino a Magdalena, establecimiento que posteriormente compraran sus padres, donde creciera en el seno de una gran familia, hija menor de doce hermanos, rodeada del cariño de padres, hermanas y hermanos, tíos, primos, cuñados y sobrinos que empezaban a nacer.
Tal vez de tanto cariño recibido y de la fertilidad de esa tierra que continuaba en el Río de la Plata, como solía contar, germinó en su persona su entereza, su inmensa generosidad y su gran amor por la vida y por la familia.
Como era costumbre en esa época, mientras los varones más chicos estaban internados en el colegio San José, sus padres encomendaron completar su educación al tradicional colegio María Auxiliadora de La Plata.
Tal vez de la rectitud de su educación, se cultivó en ella un sentido de la responsabilidad, de la honestidad, de la fe, de la verdad.
Y fue partícipe del crecimiento de su ciudad y de su patria; así como conservaba las tradiciones, amaba el progreso, por lo que siendo una eximia amazona también fue una excelente conductora de vehículos.
Dueña de una salud privilegiada, la aprovechó para volcarla en el trabajo, sacrificio y entrega en cuanta actividad emprendiera.
Fallecidos sus padres, fue su hermana mayor, Julia Tonelli, que habiendo enviudado de Segundo Cesio, le abrió sus brazos, con el amor de hermana mayor que se fundió en ella como amor materno. Ella la amó profundamente y a sus sobrinos y asumió la responsabilidad de ayudarla en la empresa familiar, la tradicional fábrica de fideos La Ligure.
Y se radicó en Tandil, y también fue partícipe del crecimiento de la ciudad. Y amó la avenida Colón y sus tilos, y se insertó en el acontecer diario y social de Tandil. Solía recordar acontecimientos, eventos, antiguas familias.
Fue en la ?casa grande? de avenida Colón que conoció al amigo incondicional del Dr. Ubaldo Cesio, el Dr. Ubaldo Zubillaga, quien fuera su amado esposo.
Constituyó su hogar y fue la mamá de Silvina, y los amó profundamente toda su vida.
Continuó administrando la empresa familiar, con dedicación y responsabilidad por todas las personas que formaban parte de la misma y participando en el acontecer social de la ciudad, haciendo un culto de la amistad.
Fue una mujer íntegra, valiente y de una fe inquebrantable aún en los momentos difíciles o dolorosos que debió afrontar.
Extendió el amor a su familia política y a sus amistades, y así nutrió su corazón con sobrinos, sobrinos nietos, bisnietos, tataranietos, ahijados y amigos.
Y cuando sus pasos se hicieron más lentos, caminó segura de la mano de Silvina y de Aldo, y también del brazo de sus colaboradoras Ana (la flaca), Olga, Yolanda y Matilde.
Esposa, madre, amiga y señora, falleció el 27 de septiembre de 2010, confortada con los auxilios de la santa religión y la bendición papal, dejando el ejemplo de su virtuosa vida?.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el cementerio parque Pradera de Paz.
ARMANDO CIANO
Con muestras de pesar y tristeza fue recibida la noticia del fallecimiento de Armando Ciano, un querido y respetado hombre que contaba con 83 años de edad.
Armando había nacido en la localidad de Chillar el 7 de diciembre de 1924, y era hijo de Antonio Ciano y Jacinta Carrasán.
Su niñez transcurrió en las ?chacras?, según contaba él mismo. A los 13 años trabajó como repartidor de carne de Pablo Acosta, luego se desempeñó como peón, resero y otros quehaceres rurales como domador hasta el 11 de noviembre de 1946 donde obtuvo el certificado de buena conducta durante su permanencia en las filas, cuando ingresó a hacer el servicio militar.
Al obtener la baja, ingresó como empleado de la estancia Acelain y más tarde contrajo matrimonio con Evangelina Della Casagrande, entrando a trabajar como puestero en 1955 a la estancia La Hortensia, donde trabajó por espacio de 25 años. En dicho establecimiento rural nacieron sus hijos y permaneció hasta que se jubiló.
Posteriormente se fue a vivir a María Ignacia (Vela), donde estuvo acompañado de sus nietos, nietos político y su bisnieto.
Será recordado con mucho cariño y dolor por sus hijos: Rita, Armando y Lila Ciano, quienes además agradecen a todo el personal de los hospitales de María Ignacia Vela y Ramón Santamarina, por la inmensa atención brindada.
Sus restos, previo velatorio, recibieron sepultura en el Cementerio Municipal de Vela.
FERRUCIO HECTOR TAGLIORETTI
Cuando contaba con 80 años de edad, el pasado martes 28 de septiembre se produjo el fallecimiento de Ferrucio Héctor Taglioretti, causando dolor y pesar entre sus familiares y amistades.
Héctor nació en esta ciudad el 27 de abril de 1930; su infancia y adolescencia transcurrieron en Cerro Leones, Villa Federación, cursando sus estudios en la Escuela Nº 4; luego, con sus padres y hermanos se radicaron en Azucena, donde se dedicó a la actividad de sembrado y cosecha de papas y maíz. En su afán de progresar compartió la tarea con el transporte.
Había conformado su hogar junto a su esposa Mirta Alicia Bardelli, y sus hijos Mirta Renée (f), Héctor Raúl (f) y María Laura; que más tarde sumó a su yerno Lucas Lauronce.
Se destacó por ser una persona trabajadora, honrado y buen amigo, que disfrutaba de su familia y se divertía contando cuentos y anécdotas. Además, era un apasionado del turf, compartiendo jornadas hípicas, aunque nunca sin ser un vicio.
Actualmente estaba jubilado y pasaba su tiempo visitando su explotación agrícola y velaba por sus seres queridos, quienes hoy lamentan profundamente su partida.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
ELIDA CIRILA ALMIRON de SALE
El pasado viernes 24 de septiembre se apagó la vida de Elida Cirila Almirón de Sale, una querida y apreciada mujer que contaba con 72 años de edad.
Elida nació en Bolívar el 6 de junio de 1938; era hija de Marcelino Almirón y Virginia Díaz, conformando una familia con sus hermanos Elba (f), Elna, Elsa, Celia. Hilda, Elda (f) y Hugo. Era una delicada pintora sobre tela
En su juventud conoció a su esposo Juan Carlos Sale; siendo buena madre de su hijo Juan Carlos y de su hijo del corazón Jorge De Giorgi; que más tarde sumaron a su nuera Paula Blanco y a sus nietos Verónica, Agustina, Carlos Emanuel, Jorge Guillermo y Camila Victoria, quienes las extrañan y la llevará eternamente en su corazón.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el cementerio parque El Paraíso.
RAUL BERNABE ORTIZ
Tras una breve dolencia, el pasado viernes 1 del corriente falleció Raúl Bernabé Ortiz, un querido y respetado hombre de la comunidad de María Ignacia (Vela) que contaba con 74 años de edad.
?El Pibe? Ortiz había nacido el 13 de diciembre de 1935 y desde muy joven dedicó su actividad laboral a las tareas rurales, hasta alcanzar su merecida jubilación.
Si bien era soltero, tenía familiares y muchos amigos, que hoy lamentan profundamente su partida de este mundo, ocurrida luego que le robaran su jubilación, donde sufrió la fractura de la cadera y de lo cual no pudo sobreponerse.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en cementerio municipal de María Ignacia (Vela).
JUAN JOSE CARRERA
Cuando contaba con 88 años de edad, el pasado jueves 30 de septiembre se produjo el fallecimiento de Juan José Carrera, causando dolor y pesar entre sus familiares y amistades.
?Petiso? Carrera nació en María Ignacia (Vela) el 20 de enero de 1922, pero desde muy chico vivió en Necochea y desde hace más de cincuenta años estaba radicado en esta ciudad; era una apasionado de la música y trabajó en la estancia Acelain.
En plena juventud fue conformando su familia con su esposa Julia Rita Baeza; su hija Marta, sus cuñados Celso y Quita; sus sobrinos Juan, Jorge y Jesús Carrera; sus sobrinos políticos Efigenia Hernández, Fabiola y Pablo; sus sobrinos nietos Karen, Isaías y Elías Fregeiro, quienes lo extrañan y los despiden con cariño.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
ANGELICA BLANCA BARRAGAN de MEDIZA
En las trágicas consecuencias que diéramos a conocer oportunamente, el pasado sábado 11 de septiembre se apagó la vida de Angélica Blanca Barragán de Mediza, una querida y estimada mujer, que contaba con 55 años de edad. Sus seres queridos la recuerdan así:
?Blanca: tu vida fue un ejemplo de buena esposa, buena madre, mejor abuela, amiga de todas las personas que se acercaban a ella.
Trabajadora incansable, disfrutaba de todas las cosas lindas de la vida, la música, las flores, estaba tan contenta esperando a su cuarto nieto que nacerá en unos meses.
Cruel el destino que te sorprendió tan pronto. ¡Tu familia te extraña y jamás te vamos a olvidar!
OSCAR ALBERTO ISLAS
El 30 de septiembre pasado falleció Oscar Alberto Islas, dejando un inmersos en un profundo dolor a sus familiares y amigos.
Oscar había nacido el 3 de marzo de 1938 en la vecina localidad de Azul. En 1972 llegó a Tandil y se quedó a vivir en estas sierras hasta su último día, junto a su pareja, Susy Britez y Marcelo, su único hijo.
Ambos se dedicaron con especial esmero a educar a Marcelo, a quien le transmitieron un profundo cariño. Pero además fue Oscar el que le enseñó el gusto por el trabajo.
Oscar cosechó a sus leales amigos en el ambiente de la pesca, deporte que disfrutaba enormemente.
Otra de sus actividades preferidas era intercambiar todo tipo de antigüedades y reliquias en la Feria de la Estación de Trenes, y posteriormente, trasladó su hobbie a su hogar.
Este buen hombre supo vivir la vida y hasta su último día estuvo acompañado por su familia, integrada por Susy, Marcelo, Claudia y su único y adorado nieto, Alen, de 11 años.
ERNESTO BLAS CARRANO
El 3 de octubre pasado dejó esta vida Ernesto Blas Carrano, un vecino que había elegido a Tandil como su lugar hacía 23 años.
Cuenta la historia que Ernesto Blas había nacido en la calle Balbanera, en la zona de Núñez, hermoso barrio de la ciudad de Buenos Aires. Realizó sus estudios en el colegio Ward y en 1987 eligió emprender una nueva vida en Tandil.
Toda su existencia estuvo dedicada al campo y sus empleados lo recuerdan con mucho cariño, destacando las cualidades de una persona justa y leal.
Los vecinos y conocidos consideraban a Ernesto como el abuelo del barrio y su hijo del corazón, José Yanzón, no lo olvidará nunca, rescatando además de toda su bondad sus dotes de hidalgo caballero.
Ernesto también estuvo cuidado por sus damas de compañía, Gloria y Norma.
Todos los que lo quisieron lo despiden con gran dolor y piden elevar una oración en su memoria.
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