Mononucleosis, besos que contagian
Los besos ofrecen muchos beneficios para la salud, pero también tienen sus riesgos. Según los especialistas, cada beso en los labios tiene millones de bacterias diferentes y además son transmisores de virus. La mononucleosis, se presenta como una de las enfermedades virales más frecuente en la adolescencia.
Popularmente, la mononucleosis es conocida como la “enfermedad del beso”, debido a que su principal vía de transmisión es la saliva. Se trata de una infección viral muy frecuente, producida por el virus Epstein-Barr, que la mayoría de las personas cursa sin síntomas, es decir que nunca se enteran de haberlo contraído.
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Ante la aparición de una sintomatología compatible con la enfermedad, desde la práctica médica, se solicitan estudios serológicos como el monotest, Epstein-Barr o un estudio llamado frotis de sangre. De acuerdo a los especialista, si se realiza este tipo de análisis se puede observar un aumento del número, tamaño y cambios en la morfología de los linfocitos además de un aumento en el volumen del hígado.
Muchas veces se suele pensar que cuando hay placas en la garganta se debe a la presencia de alguna bacteria. Sin embargo, por lo general en los adolescentes, las placas de las anginas provocan inflamación de las amígdalas pero no se deben a bacterias sino a virus como el que se presenta en esta patología.
En oportunidades, la erupción en la mononucleosis suele ser excepcional y apenas se ve en el 2 por ciento de los casos. Sin embargo, muchos pacientes manifiestan un sarpullido porque cuando un médico advierte placas en las amígdalas, receta antibióticos y la infección por este virus, reacciona generando un brote.
Hay que tener en cuenta que el virus se transmite por el contacto con el portador, incluso hasta dos o tres semanas después de que desaparecen los síntomas. Pero no son los “besos brujos” los únicos culpables. También puede transmitirse por compartir vasos y utensilios. Por eso se recomienda lavar bien los objetos que utilizan los pacientes y no compartirlos. No obstante, al permanecer el virus durante largo tiempo activo, es difícil prevenir el contagio con medidas higiénicas.
La mirada profesional
Para conocer detalles sobre esta afección, El Eco multimedios dialogó con la Médica Infectóloga, Florencia Bruggesser que se desempeña en la especialidad dentro del sistema de salud público y privado.
-¿Qué es la mononucleosis y en qué etapa de la vida se presenta?
-La mononucleosis infecciosa (MI) es una enfermedad viral sistémica, que infecta al 95 por ciento de la población. Los niños con bajo nivel socioeconómico y de países en vías de desarrollo se infectan precozmente durante la lactancia y primera infancia, tan pronto como desaparecen los anticuerpos protectores maternos, entre los seis y ocho meses. En los países desarrollados, la infección es más tardía ya que se adquiere en la segunda o tercera década de vida, es decir en adolescentes y adultos. El hombre es la única fuente de contagio y la trasmisión principal se da a través de la saliva. El beso facilita la diseminación entre los adultos jóvenes por eso es conocida como la “enfermedad del beso”.
-¿Cuáles son las Causas que la provocan?
-En el 90 por ciento de las ocasiones es producida por el virus de Ebstein-Barr (VEB) pero también pueden intervenir otros gérmenes, como el citomegalovirus (CMV) y más raramente Toxoplasma gondii, rubéola y el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Existen además, los llamados “síndromes mononucleósicos” que pueden originar una sintomatología similar.
–¿Cuáles son los síntomas compatibles con la enfermedad?
-Se caracteriza por fiebre, adenomegalias (ganglios cervicales inflamados), faringoamigdalitis y, ocasionalmente, esplenomegalia (se agranda el bazo) o exantema (rash o brote en la piel), especialmente tras la toma de ampicilina/amoxicilina. En ocasiones los padres advierten la disminución de las actividades en sus hijos ya que pueden presentar astenia (fatiga) durarante varios meses. En los niños, la infección primaria es a menudo asintomática. La fiebre suele ser la primera manifestación de enfermedad y la odinofagia (dolor de garganta) el principal motivo de consulta. La complicación local más frecuente, es la sobreinfección bacteriana de la faringoamidalitis viral. La rotura del bazo, es grave pero rara (0,5 por ciento) como la obstrucción de la vía aérea (1 por ciento) ocasionada por el agrandamiento de las amígdalas junto con el edema de la mucosa faríngea.
–La diagnosis, puede ser confundida con otras patologías, ¿Cuál es el riesgo?
-El diagnóstico de MI se realiza basándose en la sintomatología clínica, hallazgos hematológicos y pruebas serológicas específicas como es el monotest y la detección de anticuerpos específicos contra el VEB. La posibilidad de que el síndrome de MI pueda ser provocado por la primoinfección por VIH ha modificado las características benignas tradicionalmente asociadas a este síndrome, por lo que se deben realizar los estudios para lograr identificar la causa de este síndrome. El riesgo, es asumir que la MI es causada por el virus y no ahondar en el diagnostico o diagnosticar precozmente patologías importantes como el VIH.
–¿El tratamiento es igual para todos los pacientes?
-No existe un tratamiento específico para la MI. La MI es una enfermedad benigna y autorresolutiva en un período de entre tres a cuatro semanas. En un 20 por ciento de los pacientes, encontramos complicaciones y un 5 por ciento pueden revestir gravedad. En esos casos, el tratamiento difiere según la complicación. En términos generales hay medidas de sostén como son el reposo, en caso de dolores musculares o fatiga importante; paracetamol o AINES (anti inflamatorios no esteroides) para la fiebre y la odinofagia; evitar los deportes de contactos o levantar pesas mientras dure el proceso; evitar la constipación y la utilización de los corticoides en caso de obstrucción de vía aérea y otras complicaciones graves.
Falsas creencias
Uno de los principales mitos asociados a esta enfermedad, está relacionado a la indicación de reposo como parte del tratamiento. Sin embargo, varios estudios realizado en adolescentes, revelaron que los pacientes que hacían reposo tardaban más en recuperarse que aquellos que trataban de mantener el ritmo normal de sus actividades
Si bien no hay una recomendación estricta de reposo, es importante que cada uno haga lo que el cuerpo le permite hacer. El cuadro, por lo general está acompañado por cansancio y cuando se presenta la fiebre, también puede producir un decaimiento. Sin embargo, en la medida que el cuerpo se recupera, se pueden ir retomando las actividades con normalidad.
Casuística
La diagnosis de un adolescente en la ciudad, representó días atrás un caso típico en que los síntomas que provoca el virus, derivaron en un suerte de erróneas lecturas médicas que llegaron a poner en alerta a las autoridades sanitarias de la región.
El joven de 16 años, presentó dolor de garganta acompañado por un decaimiento general y acudió a la guardia del sanatorio de calle Sarmiento. Allí el profesional que atendió su dolencia, lo medicó con antibióticos por una incipiente angina.
Luego de cinco días de ingerir la medicación, el paciente comenzó a mostrar una erupción cutánea compatible con una reacción alérgica. Al menos, así fue diagnosticado en su segunda visita al establecimiento sanitario tras ser dado de alta luego de una mínima revisión y un inyectable de decadron como curativo.
Al día siguiente, el sarpullido acentuó su marcha y ante una nueva asistencia a un consultorio privado, el médico examinó al joven y concluyó que el paciente estaba cursando un cuadro de sarampión.
Ante la preocupación que generó el diagnóstico entre las autoridades escolares y sanitarias, el adolescente fue derivado al área de infectología del nosocomio público para someterse a una serie de análisis clínicos a fin de descubrir qué tipo de afección estaba atravesando.
Allí, pudieron detectar que el monotest que se realiza para hallar el virus de la mononucleosis arrojaba un resultado positivo. Los profesionales igualmente, avanzaron con otros estudios para descartar que se tratara de una enfermedad del grupo de las eruptivas.
La madre del joven declaró a este medio que “pasamos horas de angustia porque los médicos no daban en la tecla con un diagnóstico cierto. Personalmente, no creí que mi hijo hubiese contraído sarampión porque cumple con el calendario de vacunación, tiene todas las dosis y por eso seguí consultando hasta dar con una profesional como la Dra. Bruggesser que procedió como se debe hacer en estos casos y con algo tan simple como efectuar un análisis de sangre”.
El caso, preventivamente, tuvo que ser alertado a las autoridades de la Región Sanitaria VIII.