Está primero en la lista del Incucai
Isidro cumplió 7 meses en emergencia por un corazón pero la donación pediátrica no da respuestas
El niño de 4 años sufre una miocarditis y subsiste gracias a un aparato externo de asistencia circulatoria. Su familia sigue impulsando la campaña "Un corazón para Isi" con el propósito de vencer el tabú y fomentar que se hable del tema en todas las casas.
El 27 de julio se cumplieron siete meses desde que el pequeño tandilense Isidro Gastaldi Aladro ingresó en emergencia nacional para recibir un corazón. El niño de cuatro años hace 245 días que está internado en el Hospital Italiano de Buenos Aires producto de una miocarditis.
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Al no responder a los tratamientos aplicados, el pequeño entró primero en la lista del Incucai (Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablaciones e Implante), mientras pasa sus días en el hospital acompañado por sus padres.
Por lo pronto, su corazón late gracias al tratamiento proporcionado por un dispositivo de asistencia circulatoria de larga duración denominado Excor, también conocido como Berlin Heart, que se utiliza cuando se prevé que el tiempo de espera para lograr un corazón donante y poder llevar a cabo un trasplante cardíaco va a ser largo.
La esperanza vence al tiempo
En este marco, sus padres iniciaron una campaña para concientizar sobre la donación pediátrica y motivar a la población a hablar abiertamente del tema en sus círculos familiares y sociales.
En las redes sociales muchas personas se sorprendieron de que haya pasado tanto tiempo sin respuesta. Varios usuarios preguntaron si no está primero en la lista de espera. Isidro es el primero en todo el país para recibir un corazón llegado el caso. Para que esto suceda el fallecimiento del posible donante debe darse en una terapia intensiva por muerte encefálica y se deben cumplir con ciertos criterios de compatibilidad sanguínea y tamaño del órgano, entre otros aspectos.
De este modo, el caso de Isidro volvió a exponer la falta de donantes pediátricos en Argentina y de la donación en general, muy por debajo de las cifras ideales. De acuerdo a los datos oficiales del Incucai, hay 7.467 personas que necesitan un trasplante para salvar su vida en este momento. Por otro lado, en lo que va del año se realizaron 871 trasplantes y hubo 405 donantes efectivos.
Sumado a esto, desde la campaña “Un corazón para Isi” son conscientes del dolor de los padres para tomar la decisión de donar en ese momento y destacaron que por ello incentivan “que sea un tema de lo que se hable en familia en lo cotidiano”.
Al cumplirse los siete meses de espera, expresaron que “leer estos números debería llevarnos a reflexionar acerca de por qué parece tan complejo la donación de órganos pediátrica. Para cambiar esta realidad hay que entender que una comunidad donante y un sistema de salud comprometido son pilares necesarios para que cada día se concreten más trasplantes; Isi y 191 niños espera hoy una mejor calidad de vida”.
Dos casos paradigmáticos
En la historia reciente hay dos casos contrapuestos que arrojan luz sobre la problemática. Uno es el de Justina Lo Cane, una nena de 12 años que murió en noviembre de 2017 en la Fundación Favaloro esperando un trasplante de corazón. Durante los cuatro meses que encabezó la lista de espera del Incucai, su caso inspiró un récord de inscripción de donantes de órganos. Tras su fallecimiento, se impulsó la Ley Justina que establece que todos los ciudadanos mayores de edad son donantes presuntos a menos que expresen lo contrario.
La otra cara de la moneda es el caso de Abril Dispenza, una beba de 18 meses que en 2004 tuvo en vilo al país y cuya historia llegó hasta el entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner.
El equipo de cirujanos del Hospital Garrahan practicó aquella vez el primer trasplante coronario con un órgano no compatible y la operación resultó un milagro, porque existían altas probabilidades de que el corazón fuera rechazado. La ahora adolescente nació completamente sana, pero cuando tenía apenas un año fue infectada por un adenovirus que se alojó en su corazón provocándole una cardiopatía que se agravó hasta dejarla en estado de emergencia nacional. Hoy es una joven completamente sana que vive una vida normal.
En ese momento, Abril recibió el corazón de Ayelén Pereyra, una beba de 17 meses que luchó por su vida durante siete días debido a una fractura de cráneo masiva, tras un terrible accidente de tránsito en Santiago del Estero. En el acto, habían muerto su madre y su hermana mayor. Ante terrible tragedia, Enrique Pereyra, el padre de la pequeña, decidió donar el corazón de su hija y le salvó la vida Abril.