Día Nacional de la Donación de Órganos
En la pandemia bajó la donación de órganos y la cifra de donantes pediátricos sigue crítica
La tasa de donaciones es inferior a cinco por millón de habitantes. El cirujano tandilense Gabriel Gondolesi sostuvo que los médicos deben trabajar en aumentar las denuncias de eventuales donantes pediátricos y reparó en que es necesario modificar las leyes para garantizar mayor flexibilidad en la donación.
Como cada 30 de mayo desde 1997, ayer se celebró en todo el país el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos para personas que necesitan trasplantes, establecido por el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).
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En ese marco, el médico tandilense Gabriel Gondolesi, jefe de cirugía general, trasplante hepático, pancreático e intestinal de la Fundación Favaloro, destacó que es una fecha que sirve para concientizar a la población.
“Creo que las fechas como hoy sirven para concientizar a la población y repasar las necesidades que tenemos de donar”, expresó Gondolesi en comunicación con el programa Tandil Despierta (Eco TV y Tandil FM 104.1).
Por otra parte, lamentó que, al igual que ocurrió con muchas patologías, el trasplante de órganos se vio severamente afectado por la pandemia y la donación alcanzó cifras significativamente bajas.
“Estamos esperando poder recuperar los valores. Hemos llegado a tener una tasa entre 19 y 20 donaciones por millón de habitantes por año, pero con la pandemia esto bajó a menos de cinco”, lamentó el especialista y agregó: “A pesar de que se ha recuperado, todavía no volvimos a los números previos al Covid”.
Y si bien en los últimos años aumentó la cantidad de donantes expresos, es decir, el número de personas que manifestaron su voluntad de donar sus órganos ante el Incucai, el engrose del registro no se tradujo directamente en una mayor cantidad de donantes efectivos.
Asimismo, destacó que dentro del universo de la donación el principal punto que pretenden trabajar es la pediatría, ya que “está muy afectada”.
“A nivel familiar, en el medio del dolor, uno no debe olvidarse que hay muchos niños a la espera. Los médicos tenemos que trabajar en aumentar la denuncia de donantes pediátricos, en patologías gastrointestinales la mortalidad alcanza el 50 por ciento”, completó Gondolesi.
Cambios en las leyes
Por otro lado, el cirujano reparó en un aspecto sobre el que no suele ponerse el foco: la judicialización de algunos casos y la indicación de autopsia juega en contra de una posible donación.
En este sentido, aseveró que en dichos casos “el procedimiento de la ablación se constituye en la mejor forma de autopsia” y enfatizó que podrían coexistir ambas prácticas, pero se requieren cambios en los marcos normativos.
Asimismo, sostuvo que la legislación actual sobre donación, tal como está planteada, presenta algunas dificultades que atentan, sobre todo contra la donación pediátrica.
“La ley requiere modificaciones porque los adolescentes pueden votar a los 16 años pero no pueden elegir donar órganos, la medicina y la legislación tiene que moverse en forma sincrónica”, evaluó.
De acuerdo a la legislación vigente, que es la Ley 27.447 -Ley Justina- promulgada en 2018, el marco normativo establece que toda persona mayor de 18 años es donante presunto a menos que indique fehacientemente lo contrario.
No obstante esto, hay resistencias y todavía se respeta la decisión de la familia si no se inclina por la donación, para no judicializar el tema. Si se aplicara la ley a rajatabla se podrían judicializar las negativas que no sean expresas del propio paciente, pero en general se opta por respetar la voluntad última de la familia, aunque vaya en contra de la ley.
En tanto, la norma considera como menor a todo fallecido de menos de 18 años de edad y, en este caso, debe haber autorización para la obtención de órganos y tejidos, la que debe ser efectuada por ambos progenitores o por aquel que se encuentre presente, o el representante legal del menor. Además, la norma indica que la oposición de uno de los padres, elimina la posibilidad de llevar adelante la extracción.
La donación en cifras
El caso de Isidro Gastaldi Aladro, el niño de 4 años internado en el Hospital Italiano de CABA y en emergencia nacional a la espera de un corazón, evidenció la falta de donantes pediátricos en Argentina. De acuerdo a los datos oficiales del Incucai, en mayo 2022 se registraron 7.293 personas en lista de espera para recibir un órgano o tejido y 197 son niños y adolescentes, de los cuales 79 de ellos tienen menos de 10 años.
Según el organismo, en lo que va de 2022 se llevaron a cabo un total de 334 trasplantes pediátricos; 287 de tejidos y 47 de órganos. Nueve menores de 10 años recibieron un trasplante renal, ocho uno hepático, y un pequeño recibió un corazón. Además, 22 niños y adolescentes de 10 a 19 años fueron también trasplantados.
De un promedio de 1.500 trasplantes que se realizan por año en el país, hay una lista de espera de 7.500 personas. La demanda supera ampliamente a la oferta y, pese a los avances de los últimos años, todavía queda mucho por hacer en esta materia.
Ablaciones
Por otro lado, en 2021 se realizaron en la ciudad dos ablaciones –extracciones- de órganos destinados a trasplantes, operativos que estuvieron a cargo de la Unidad de Procuración y Trasplante del Hospital Santamarina, coordinada por la enfermera Gabriela Sewalt.
Sobre el procedimiento, Gondolesi explicó que única forma de programar un trasplante es cuando se trata de donantes relacionados vivos, pero que en el caso de un trasplante con donante cadavérico no se puede anticipar demasiado porque los márgenes de tiempo son acotados.
“El operativo se activa cuando aparece la denuncia de un potencial donante y se empieza a coordinar la logística. Un equipo tiene que ir hacia donde está el donante, hacer la cirugía y extracción, coordinar la logística para que llegue en tiempo y forma donde está internado el receptor. Son pocas horas y una gran logística”, señaló.
El médico reseñó que al dictaminarse la muerte cerebral de un paciente y acordarse la donación, se le practican diversos estudios y, en el caos de la Provincia, se mandan al Cucaiba (Centro Único Coordinador de Ablación e Implante Provincia de Buenos Aires), se buscan compatibilidades y se descartan enfermedades. La persona debe tener ciertas características de salud para encuadrarse como donante.
Posteriormente, se consultan las listas de espera y se buscan los receptores más “potables” y que están más arriba en las nóminas por la gravedad de sus patologías. Así se designa el receptor o los receptores y se arregla el vuelo de traslado a la ciudad que corresponda. Un equipo extrae el órgano y se traslada a donde sea. A medida que se ablaciona, en orden de menos tiempo que tenga el órgano de sobrevivir fuera del cuerpo, se hace el traslado. Antes, durante y después hay un protocolo muy riguroso.
Sin dudas se trata de una carrera contra el tiempo, porque el equipo profesional extrae un órgano del cuerpo fallecido, e inmediatamente se lo debe preparar para el traslado en las condiciones de perfusión y preservación adecuadas para que llegue correctamente a destino. Las córneas tienen una mayor tolerancia fuera del cuerpo humano, pero un hígado o un corazón deben ser trasladados en menos tiempo.
Por último, el prestigioso profesional refirió que “uno no elige dónde y cómo nacer, ni muchas cosas que suceden, pero se puede elegir donar los órganos. Todos tenemos que involucrarnos”.