El ingeniero que colaboró con la ?Máquina de Dios? encabezó una multitudinaria charla en la Unicén
El ingeniero Mario Benedetti, uno de los científicos que participó del proyecto denominado la ?Máquina de Dios?, brindó ayer una charla a sala completa en el auditórium del Centro Cultural que la Universidad Nacional del Centro tiene en Yrigoyen 662.
Invitado por el departamento de Ciencias Físicas y Ambientales de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad, Benedetti detalló alcances de la ?Máquina de Dios?, o el gran Colisionador de Hadrones, como también se conoce a la iniciativa en la que intervienen científicos de diversas instituciones del mundo.
El Gran Colisionador de Hadrones o ?Máquina de Dios? es un acelerador de protones (uno de los componentes del núcleo atómico) que fue construido bajo tierra, en la frontera entre Suiza y Francia. El 30 de marzo pasado, entró en funciones e hizo colisionar protones con una energía nunca antes alcanzada.
Su principal objetivo es ayudar a entender cómo fueron los primeros instantes del Universo. Si todo sale bien ?como está saliendo hasta ahora?, producirá una especie de pequeño Big Bang, que servirá para estudiar cómo se formó la materia desde el inicio de los tiempos.
Sin embargo, como suele ocurrir cuando la ciencia se plantea desafíos descomunales ?como en este caso?, termina por alcanzar muchas veces de modo insospechado progresos cuya aplicación se expande hacia otras áreas.
Así, las tecnologías aplicadas para poner en marcha un proyecto puede terminar solucionando problemas en otros campos de investigación . El ejemplo más recordado es el de la llegada del hombre a la Luna.
Fruto de dos décadas del trabajo de miles de científicos de todo el mundo, el Gran Colisionador también requirió forzar avances científicos hacia logros que hoy ya están influyendo en medicina, ingeniería, técnicas de construcción y nuevos materiales.
Entre muchos otros adelantos, los trabajos para crear el colisionador lograron: una red superveloz de computadoras (Grid), nuevas técnicas de diagnóstico por imágenes (PET), y revolucionarios modos de tratar graves enfermedades, como el cáncer.
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Aplicaciones para el
novedoso desarrollo
Mario Benedetti, investigador del Conicet y agregado científico permanente de la CERN (donde se construyó la Máquina de Dios), explica que para hacer frente a la enorme cantidad de datos que genera el Colisionador, desde la CERN impulsaron la creación de un nuevo tipo de red informática conocida como Grid (cuadrícula).
Es un gran entramado internacional de recursos de cómputo, que se diferencia de otros porque en lugar de servir sólo para trasladar información de un punto a otro, lo que hace es compartir los recursos de los equipos conectados a ella.
Así, mediante software, la Grid de la CERN maneja la capacidad de almacenamiento (discos rígidos), la de procesamiento, y el soft de las miles de computadoras conectadas a ella, como si formaran parte de una única (descomunal) computadora.
La Tomografía por Emisión de Positrones (PET) es un avanzado método de diagnóstico por imágenes que fue posible gracias a investigaciones iniciadas, hace años ya, en torno al desarrollo del Gran Colisionador.
Por ejemplo Daniel Cragnolino, jefe de Medicina Nuclear y PET del Hospital Austral, explicó que este tipo de tomografías permiten detectar tumores en función de su actividad metabólica, y resultan especialmente útiles en el diagnóstico del cáncer.
También pueden ser valiosos en la detección temprana del Alzheimer.
Otro desarrollo impulsado a partir de trabajos sobre el Gran Colisionador es la Hadronterapia, una forma particular de radioterapia, que usa iones y protones pesados ?en lugar de Rayos X? para destruir tumores sin afectar tejidos sanos. Es especialmente apta para tumores profundos, o pediátricos, donde es esencial evitar la posible irradiación a órganos sanos.*
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