Incendios en Corrientes
Con distintas perspectivas, dos tandilenses reflejaron cómo viven los incendios en Corrientes desde adentro
Un bombero del Cuartel Central de Tandil llegó hace dos días a esa Provincia para ayudar a sofocar las llamas que ya arrasaron con más de 600 mil hectáreas. Contó que actualmente hay 15 focos activos. Por otro lado, un oriundo de estas sierras que hace años se instaló en los Esteros de Iberá contó su vivencia y advirtió sobre la desidia estatal que se evidenció con esta tragedia.
Si bien cobraron relevancia para todo el país hace algunos días, los incendios en algunas localidades de la Provincia de Corrientes comenzaron hace aproximadamente dos meses. Se trataba de focos aislados y sin una urgencia en peligrosidad, pero la virulencia y alcance de los mismos se fue incrementando con los días, tornando un tema de emergencia nacional.
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Los agentes que favorecen a la propagación e inicio de las llamas son múltiples y de diferente índole, lo cierto es que con más de 600 mil hectáreas arrasadas se ha llegado a un punto tan urgente que ya con los recursos territoriales no alcanza para frenar.
Así, una comitiva de 150 Bomberos de la Federación de la Provincia de Buenos Aires partió el miércoles hacia las tierras ardientes, entre ellos el oficial del Cuartel Central de Bomberos de Tandil Diego Ibáñez, quien forma parte de las brigadas forestales de bonaerenses.
Con esta salida contó que es la séptima vez que salen a asistir fuera de la Provincia, ya que en otras oportunidades fueron a Córdoba y Entre Ríos.
“Se ve humo por todos lados, en este momento (ayer por la mañana) hay 15 focos activos en todo Corrientes”, informó y explicó que él precisamente está en la zona norte, sobre la Ruta Nacional 12, entre Santo Tomé y Gobernador Virasoro, ciudades límite con Misiones.
Su primera tarea está centrada en un campo del Ejército Argentino, de unas nueve mil hectáreas donde ya se ha quemado al menos dos tercios de la totalidad de la superficie y el fuego se ha extendido hacia campos lindantes, por lo que también adelantó que acudirían a atacar un flanco norte.
“Humo por todos lados”
Como contó Ibáñez, desde que entraron a la Provincia ven humo en todas las direcciones y la esperanza es que llueva pronto. Donde actualmente se están desempeñando no están los focos más grandes, sino que estos se encuentran en Ituzaingó y parte de los Esteros del Iberá.
Tal como describió, ellos están trabajando en equipo entre las tres brigadas de la Provincia de Buenos Aires y no es la primera vez que acuden a incendios de estas magnitudes. De hecho comparó que está teniendo similares características a los del Delta, que comprendió Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, por su topografía de llanura y vegetación “fina”.
“Acá hay monte de eucaliptus y pino, que no hay en el Delta, pero las dimensiones son parecidas, con mucha continuidad de suelo, pocos caminos que corten”, describió y relató que se desempeñan con ataques directos e indirectos, unos pares de camiones, móviles pequeños y otros elementos propicios.
“Acá se trabaja a conciencia, no hay peligro para nosotros y se trata de salvaguardar la salud humana, la vida de las personas y sus bienes, pero el impacto ambiental el elevado, la situación en la flora y la fauna es extrema porque hace cuatro meses que no llueve”, detalló.
En este sentido, especificó que la humedad está siendo mucho más baja que lo habitual, que normalmente constaba de radios del 20 al 30 por ciento de humedad, mientras que ahora es de entre 8 y 10 por ciento por la falta de agua en los ríos. “Estamos esperando la lluvia que dicen que para el domingo a la noche o lunes a la madrugada va a llegar, ojalá así sea”, rogó.
En los Esteros del Iberá
Los Esteros del Iberá con un extenso humedal que abarca entre 15.000 y 25.000 kilómetros cuadrados en la provincia de Corrientes, lo que lo convierte en el segundo del mundo en extensión, sólo superado por el Pantanal, una llanura aluvial que se sitúa entre Brasil, Bolivia y Paraguay.
Una de sus portadas de ingreso está en la Colonia Carlos Pellegrini, donde en sí hubo un incendio hace un mes atrás y ahora la situación está más calma.
En esa oportunidad el fuego avanzó por la costa y casi llegó hasta el camping municipal, ubicado justo en el pueblo. Allí no hay bomberos entonces entre los vecinos y guardaparques nacionales y provinciales lo fueron controlando hasta apagar. “Dentro de todo, en Pellegrini la gente ha tomado conciencia, no hay fuego y esperamos que no se repita”, contó Fernando Huarte, un tandilense que reside en Corrientes hace ya algunos años, precisamente en esa zona de los Esteros del Iberá.
Fernando compartió con El Eco de Tandil la cruda vivencia de estos meses, con cada vez más focos ígneos arrasando con el territorio guaraní, su flora, su fauna y pequeños poblados que el fuego va hallando a su paso. Eso fue lo que contó que pasó con Galaraza, un paraje cercano a Pellegrini que tenía 18 casas de las cuáles se quemaron 15.
Después de toda una noche ardiendo, el fuego quedó en un embalsado, que si bien se trata de acumulación de plantas acuáticas, al bajar el nivel de agua muchos de estos quedaron en la orilla secos y por debajo, a través de sus raíces, a los días con un viento norte esa llama se reavivó.
Finalmente, luego de los riesgos y un arduo trabajo, un vecino prestó una bomba de agua que lograron poner en una lancha y con una manguera de 200 metros humedecieron bien el embalsado hasta apagarlo por completo.
Ese escenario, si bien resultó bien, dejó al descubierto una cantidad de carencias a la hora de tener que sortear este tipo de problemas. El tandilense contó que no solamente no hay bomberos, sino que tampoco se cuentan con elementos de seguridad para poder afrontar estos incendios.
“La gente no está capacitada, no tenemos bomberos, no hay elementos, botas, cascos o equipos y en otros lugares eso los ha superado completamente. Faltan medios para poder afrontar esto y no se están ocupando seriamente del tema”, aseveró.
Un paisaje modificado por la sequía
“Llevamos tres años de sequía, no llueve desde noviembre y tuvimos un mes entero con 40 grados en promedio de temperatura, caminas por el pasto y cruje, es un peligro porque todo se puede prender fuego”, describió Huarte para dar una idea de la dramática realidad.
Aquella es una zona de grandes arrozales y confirmó lo que resonaba a voces, muchas de esas producciones fueron abandonadas porque ya no tienen agua para el riego, tampoco hay recursos para calmar la sed de los animales porque hasta los arroyos se secaron, incluso aseveró que la misma laguna del Iberá bajó notoriamente su nivel.
A pesar de este descenso en su caudal, asintió que la laguna es uno de los lugares “privilegiados” porque sigue teniendo agua, animales y flora en cercanía. Pero en los alrededores las vacas mueren de sed y de comer pasto seco que les lastima el estómago.
“Lamentablemente los incendios son por imprudencia de la gente o porque hay mucha basura, de alguna u otra manera siempre está ligado al ser humano, y cuando se produce un foco no hay cómo detenerlo porque avanza desmedidamente”, razonó.
Actualmente, la zona de Carlos Pellegrini es la única portada de acceso a los Esteros de Iberá abierta y con normal funcionamiento incluso turístico, ya que Carambola (en Concepción), San Nicolás (San Miguel), San Antonio (Loreto) y Cambyertá (Ituzaingó) son pasos bloqueados por los incendios.
En esa colonia el tandilense Fernando Hurte junto a su compañero de vida, el mercedeño Javier Somma, hicieron realidad con mucho trabajo su sueño e instalaron en una casona antigua “El café de los Pájaros”, un sitio distinguido y que se ganó el corazón de los lugareños y visitantes.
“Con las noticias a nivel nacional la gente tiene miedo de venir y muchas reservas se están cayendo, igual tratamos de seguimos adelante”, enfatizó e incentivó al turista a visitar la laguna, la segunda más grande del Iberá y que todavía tiene un inmenso espejo de agua con muchos animales.
“Para el que no conoce sigue siendo algo muy lindo, para el que conoce sabe que esto era muy verde y hoy está todo seco”, comparó y puso todas las expectativas en el pronóstico climático que augura agua para la próxima semana.