Daniel Luis Lazzaro, el nombre de la solidaridad
Daniel Luis Lazzaro ideó durante la pandemia un dispenser de alimento para los perros callejeros y recientemente, cuando compartió en las redes sociales una imagen de una mujer que colaboró para mantener la iniciativa, se vio sorprendido por la reacción de los usuarios. "A mí me interesan los animales, entonces esto es positivo, porque por ahí mueve a una persona”, sostuvo.
A dos años de haber ideado “Un sueldo para Mariano”, la campaña solidaria para colaborar con Mariano Guzmán, un joven que no lograba conseguir un empleo fijo, Daniel Luis Lazzaro creó un nuevo proyecto que se volvió viral en las redes sociales y que, en esta oportunidad, tiene como finalidad asistir a los perros callejeros.
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Apasionado por los animales, y con un notable cariño por los canes, Lazzaro, quien tiene su kiosco de diarios y revistas en la esquina de Pinto y 9 de Julio, aprovechó la pandemia para pensar en aquellos que durante la época de cuarentena estricta habían sido olvidados.
“El 16 de marzo del año pasado me iba a tomar vacaciones, trabajé durante un año para organizar todo. Y cuando estaba por hacerlo, me llamaron mis hijos y me dijeron ‘no te vayas’. Entonces volví y me encontré con un desierto”, recordó Lazzaro en comunicación con El Eco de Tandil.
En aquel entonces, cuando la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio recién se había decretado en el suelo nacional, comenzaron a emerger algunos temas que hacían referencia a qué pasaría con los perros de la calle o quién asistiría a los adultos mayores que no podían salir, entre otras inquietudes.
“Yo me ocupé de los perros”, refirió y contó que tiene cuatro sabuesos en su casa a los que les construyó un pasaperros y un dispenser de comida a cada uno para cuando él se ausenta por uno o dos días.
“Cuando arrancó esto dije ‘me llevo uno para el kiosco’. Lo até con una cadena y pensé ‘esto va a durar dos días, lo van a romper’. Pero no, ¡sorpresa! El kiosco estuvo cerrado un mes, aunque yo seguí trabajando. Y me llamó la atención que vine un día y estaba impecable. Al tiempo se acercaban de a tres los perros, y me encantó. Entonces sostuve ‘esto se queda acá’”, rememoró.
Tras la aceptación que tuvo su proyecto, decidió darle aún más visibilidad y colocó un cartel en el que solicitaba la colaboración de las personas con alimento y agua.
“Entonces todo esto surgió en pandemia por una necesidad. Porque los restaurantes estaban cerrados, no podían romper basura porque no había, y no había nadie en la calle. Andaban desorientados. Yo me sentía contento de verlos ahí. Y después la gente se prendió”, resumió.
La peculiaridad y la creatividad del artefacto llamó la atención y despertó la curiosidad de varios ciudadanos locales y foráneos que le sacaron fotos y le preguntaron cómo lo había construido: “Me han escrito turistas de Lincoln o de Santa Fe. Si bien no suele colaborar, sí se llevan la idea”.
Una publicación viral
Por uno de esos fenómenos casi inexplicables, las publicaciones de Daniel Lazzaro suelen volverse virales en las redes sociales y, en este caso, el posteo del dispenser y de la colaboración de los ciudadanos no fue la excepción.
Tras recibir mil pesos de una mujer que quiso ayudar con la causa, Lazzaro subió una foto a modo de “recibo” y la publicación fue compartida por más de 15 mil personas y otras 3 mil, aproximadamente, le pusieron me gusta.
“Tengo un tiempo muerto entre 7.15 y las 8, que es cuando llegan los diarios de Buenos Aires. En ese momento es cuando miro la agenda para ver qué hay. Y limpio el dispenser, le cambio el agua… Y el día anterior le había sacado una foto a Graciela Jorge, quien me había dado la plata de prepo y no hubo manera de devolvérsela”, señaló y agregó: “Meterme los mil pesos en el bolsillo y seguir con la vida, no lo veo bien. Entonces dije ‘por lo menos le hago un recibo’. Y mi manera de hacerlo fue sacarle una foto y guardarla. Al otro día, cuando miré el celular, me apareció la imagen y en diez segundos la compartí”.
Su posteo no tardó en circular por las redes y, cuando volvió a agarrar su móvil, ya eran muchísimas las personas que habían reaccionado. De hecho, unas 150 le enviaron una solicitud de amistad: “No le encuentro explicación”.
Incluso, contó que días más tarde pasaron muchos ciudadanos con la intención de dejarle dinero para colaborar, pero él decidió no aceptar la plata porque le pareció deshonesto hacerlo.
“Lo bueno es que a mí me interesan los animales, entonces esto es positivo, porque por ahí mueve a una persona”, indicó.
Otras ideas y proyectos
La creatividad de Lazzaro parece no tener límites y, en sus tiempos libres, la deja florecer para crear diferentes productos e idear otros tantos que luego produce en el taller que montó en el patio de su casa.
Entre los tantos proyectos que llevó a la práctica se destacan las “cartoncuchas”, que tal como indica su nombre son cuchas para perros que realizó con cartón y que ofreció gratuitamente a todo aquel que las requiriera; los carritos para canes, que le devolvieron la posibilidad de caminar a aquellos animales que sufrieron alguna herida o que por algún motivo no podían trasladarse con normalidad; y los juguetes para niños, una habilidad que descubrió en el último tiempo, cuando fue abuelo.
Por su parte, en su cabeza aún perduran otras tantas iniciativas para mejorar el estilo de vida tanto de las personas como de los animales. Una de ellas es importar una medida que implementaron en ciudades costeras y que refiere a la higiene de las calles.
“En la costanera de la playa había unos tótems muy lindos para juntar las necesidades de los perros y un lugar para tirarla. Y yo digo ‘qué lindo si Tandil tuviera eso’, porque le iría muy bien; eso te obliga a ser responsable”, analizó.