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El impacto de la sequía y las lluvias tardías en los cultivos
El Ingeniero agrónomo Tomás Bracco analizó el impacto de la sequía y las recientes lluvias en los cultivos de maíz, soja y girasol. Se discuten las pérdidas de potencial en el rendimiento, el estrés hídrico en las plantas y la importancia de la planificación y la siembra variable.
El ingeniero agrónomo Tomás Bracco dialogó con La Mañana del Eco sobre el impacto de la sequía y las recientes lluvias en los cultivos de la región. Bracco señaló que las lluvias, aunque bienvenidas, llegan un poco tarde y no compensan las pérdidas en el potencial de los cultivos. El maíz es el cultivo más afectado, especialmente en siembras tempranas, donde se buscaba un mayor rendimiento. En este sentido, Bracco explicó que los maíces sembrados al inicio de la campaña sufrieron durante su período crítico en enero y febrero, lo que impactará negativamente en su rendimiento final.
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En cuanto a la soja, el ingeniero indicó que las lluvias podrían ser más beneficiosas, ya que el cultivo se encuentra en la etapa de llenado de granos. El girasol, por su parte, está en la etapa final, aunque aquellos lotes sembrados más tardíamente podrían verse beneficiados por las precipitaciones. Bracco destacó que el girasol requiere menos disponibilidad hídrica que la soja y el maíz, y aquellos que captaron las lluvias de fin de año pudieron mantener su potencial.
"Es difícil dar números exactos en términos porcentuales, pero sin dudas podemos hablar de pérdidas", afirmó Bracco, refiriéndose al impacto general en los cultivos. El ingeniero también señaló que, si bien las lluvias ayudan, los cultivos de segunda ocupación, como el trigo, la cebada y la avena, venían muy golpeados por la falta de agua en febrero. Además, destacó la importancia de estas lluvias para la siembra de verdeos y pasturas, beneficiando a los planteos ganaderos.
Bracco reconoció la preocupación en el sector debido a la menor producción estimada, especialmente en el maíz, con rindes por debajo de la media. "Son parte de las reglas de juego, condiciones que uno no puede manejar", reflexionó, añadiendo que no existen técnicas que puedan suplir la falta de agua. En este contexto, resaltó la importancia de la planificación y el uso de herramientas como la siembra variable, que permite optimizar el uso de insumos y mitigar riesgos.
"Con estas lluvias, los ánimos mejoran, pero es una campaña compleja con costos y márgenes ajustados". El ingeniero concluyó que cualquier estrategia para ganar eficiencia es bienvenida y necesaria, esperando que las lluvias permitan recuperar algo del potencial perdido, sobre todo en soja y maíces tardíos. Además, añadió que las cuestiones económicas y financieras también generan preocupación en el sector, esperando que los productores sean afectados lo menos posible.