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ECO SALUD: Mitos y verdades de las enfermedades en la próstata
"Es necesario hacer un diagnóstico temprano porque es una enfermedad que muchas veces se cura”, remarcó el urólogo Mariano Rojas. Maneras de prevenir y los distintos estadíos.
Hay dos enfermedades, genéticamente distintas, que son una benigna o adenoma y una maligna como el cáncer de próstata. La prevalencia de las patologías es entre los 55 años y los 75 años. Es importante que los pacientes se acerquen a la consulta porque siempre hay una opción de hacer algo.
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Los controles prostáticos se hacen a partir de los 50 años y en algunos grupos de riesgo desde los 45 años. “No existe algo que pueda llegar a prevenir el cáncer de próstata en sí, lo que uno busca es hacer un diagnóstico temprano”, indicó el doctor Luciano Rojas, médico urólogo.
Por ello, el especialista hizo hincapié en que los pacientes se acerquen al consultorio para realizar el control de dos enfermedades: “una benigna que es el adenoma de próstata y una maligna que es el cáncer de próstata. Son dos enfermedades genéticamente distintas, se ubican en lugares diferentes en la próstata y se tratan de manera distinta”.
En diálogo con Eco Salud de El Eco Multimedios, Rojas describió que “no es que un paciente que tenga una enfermedad benigna a la larga va a desarrollar una maligna. Puede tener las dos, una de las dos, o ninguna. Por eso a partir de los 50 años o eventualmente algunos grupos de riesgo a partir de los 45 años lo que hay que hacer es un control prostático” y explicó que “se basan en la clínica del paciente, un examen que es el análisis de PSA, una ecografía y un tacto rectal. En base a esas cuatro cosas uno puede decir ‘tenemos que seguir profundizando, investigando un poco más para descartar o no un cáncer de próstata o seguir controlando a ese paciente cada uno o dos años’”.
¿Es un mito que los hombres retrasan los controles?
El médico urólogo manifestó que “ha cambiado para bien, la verdad es que los hombres no son tan reticentes a los controles, se los hacen. Hoy la prevención en salud, querer sentirse bien ha cambiado el paradigma y los pacientes vienen al control”.
La función de la próstata
La próstata es una glándula que forma parte del líquido seminal el cual es el transporte de los espermatozoides, y junto con las vesículas seminales forman el líquido. “Está en una zona que puede generar mucha sintomatología cuando crece porque está por debajo de la vejiga y es como si fuese, literalmente, una mandarina y en el medio pasa la uretra que es por donde se vacía la vejiga”, explicó Rojas.
Y en ese punto detalló que “cuando crece la próstata, sobre todo la enfermedad benigna que es el adenoma, ahí comienzan los síntomas que son: el paciente se empieza a levantar varias veces a la noche, se queda con ganas de seguir haciendo pis cuando va al baño y siente que no termina de vaciar la vejiga, con un goteo intermitente, o que tiene que hacer fuerza para hacer pis, lo que nos está hablando que hay una obstrucción por debajo de la vejiga. La próstata crece y si uno lo dijera literalmente ‘tapa el caño’, que es la dificultad para hacer pis”.
En cuanto a la enfermedad maligna o cáncer de próstata, el especialista explicó que “no es una enfermedad que de síntomas a no ser que esté muy avanzado, por eso es necesario hacer un diagnóstico temprano, esa es la parte preventiva, porque es una enfermedad que muchas veces se cura”, remarcó.
Tratamientos para las patologías de próstata
El especialista indicó que en la enfermedad benigna “existen tratamientos médicos donde uno le da medicación al paciente que, si bien no lo curan, muchas veces le mejoran la calidad de vida y los síntomas y con eso suficiente”, y especificó que “son medicamentos que toman diariamente, que lo que hacen es relajar un poco el cuello de la vejiga y el paciente orina mucho mejor. Cuando no funciona o el paciente deja de responder a la medicación, la cura cuando hay un adenoma de próstata es la cirugía”.
Sobre ese punto, Rojas puntualizó que hay que ver dependiendo del tamaño de la próstata que tipo de cirugía se le puede ofrecer al paciente: endoscópica, a cielo abierto, con láser, selectiva para reducir algún tamaño de la próstata. “Lo que se busca es que el paciente orine mucho mejor. Hay un montón de tratamientos con respecto a esta enfermedad que uno los puede resolver”.
El cáncer de próstata depende mucho de la agresividad de los tumores si son de alto, medio o bajo riesgo y en base a eso se deciden los tratamientos. “Hay tumores de bajo riesgo en los que se hace vigilancia activa, no se instaura un tratamiento en ese momento pero se va controlando mucho más seguido”, indicó el médico urólogo y agregó que “dependiendo del tipo de tumor se puede realizar radioterapia, cirugía que es donde se saca toda la glándula prostática, se trata de intervenciones grandes pero existe la chance de hacer este tipo de cirugías porque se puede curar al paciente”.
El especialista remarcó: “algo muy importante en este tipo de patologías es que generalmente la decisión no la toma el médico solo, se toma en conjunto con el paciente. Uno tiene que ofrecer todas las opciones que tiene de tratamientos, es importante que la persona lo sepa”.
Influencia de la genética en estas patologías
“Lo genético es importante, sobre todo para el riesgo”, sostuvo Rojas, quien remarcó que los controles prostáticos deben hacerse a partir de los 45 años en “aquellos pacientes que tengan antecedentes familiares de cáncer de próstata de primer grado (padre, hermanos, tíos, abuelos, la raza -los afroamericanos tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad-), como también algunos genes asociados al cáncer de mama, algunos cánceres de colon, algunos síndromes oncológicos en la familia, en esos casos sería ideal que consulten previamente a los 45 años”.
La prevalencia de las patologías es entre los 55 años y los 75 años aproximadamente. “Es importante que los pacientes se acerquen a la consulta porque siempre hay una opción de hacer algo”, concluyó el médico urólogo.