Mauro Camoranesi reveló sus imperdibles anécdotas
El exfutbolista tandilense recordó su prolongado y exitoso paso por Europa. Sus tiempos como compañero de Ibrahimovic, Pirlo y Buffon, entre otros.
El tandilense Mauro Camoranesi, quien supo ser campeón del mundo representando a Italia en el 2006, brindó una entrevista con FC Show, el ciclo televisivo conducido por Alejandro Fantino en ESPN, y contó algunas anécdotas de los grandes jugadores con los que compartió equipo, además de las curiosas reglas que les imponían en Juventus.
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Cuando llegó a la Vecchia Signora procedente del Hellas Verona, en 2002, eran muchas las estrellas que formaban parte del equipo, como Antonio Conte –hoy técnico del Inter-, Paolo Montero, David Trezeguet y Marcelo Salas.
Respecto al chileno que supo triunfar en River recordó que era “un crack poco reconocido” y que “hacía cosas en el área que les vi hacer a muy pocos jugadores, como por ejemplo a Romario”.
Con el pasar de los años –estuvo hasta 2010 en la Juve- compartió cancha con varias figuras, entre ellas Andrea Pirlo: “Tenía mucha clase, y la sigue teniendo. Y es bastante particular, porque tiene la cara como Droopy, no sabés si está contento, si tiene sueño, si tiene frío, calor… Está siempre igual. Y eso, para ser técnico, es muy bueno, porque la comunicación hoy es fundamental”.
Destacó, de todas formas, que si bien tiene una expresión “fría”, posee un carácter increíble y no necesita gritar para decir lo que quiere: “Es un tipo suave, muy particular. Pero siempre quería la pelota y resolvía el 99 por ciento de las situaciones en la cancha”.
Por el contrario, indicó que Francesco Totti era todo lo opuesto: le gustaba la joda –en el buen sentido, con sus compañeros-, era chistoso, gracioso y muy simpático. No obstante, no era un líder natural dentro de los vestuarios aunque, con su gran talento, sí lo era en la cancha gracias a su juego y su calidad: “Comandaba”.
Otro jugador de notable jerarquía con el que compartió equipo fue el sueco Zlatan Ibrahimovic: “Zlatan no está loco, él no era así, se fue haciendo y se terminó convirtiendo en un personaje. Como jugador es un crack absoluto, tiene la técnica de Latorre y el físico de Schiavi. Y creo que en los últimos años ha creado este personaje que lanza frases provocadoras, pero si lo encontrás en la intimidad, es un pan de Dios”.
Del italiano Alessandro Del Piero refirió que era “puro talento” y recordó que cuando llegó a Juventus y entró en confianza, lo insultó por el gol que le había marcado a River.
Otros jugadores que destacó fueron Pavel Nedved, de quien profirió que “era un crack; diferente por la mentalidad”; Emerson Ferreira da Rosa, “otro crack”; y Gianluigi Buffon, “muy carismático”.
Curiosas reglas
Si bien los tiempos cambiaron y probablemente las autoridades del elenco de Turín no mantengan las mismas reglas que regían hace ya más de una década, recordó Camoranesi algunas curiosas normas.
“Creo que ahora ha cambiado mucho, ha ido evolucionando. Pero en mi época teníamos tres o cuatro reglas”, rememoró.
La primera de ellas era que no podían entrar al predio con un automóvil que no fuera italiano. De hecho, reveló que si algún futbolista llegaba con un vehículo fabricado en otro país no lo dejaban pasar. La segunda, que de acuerdo a lo que expuso era “fundamental”, refería a los horarios; y la tercera era la comunicación: no podían brindar entrevistas por sus propios medios.
Una carrera atípica
La carrera futbolística del tandilense no fue como la de la gran mayoría de los jóvenes jugadores que surgen en nuestro país. Incluso, su debut en Primera División lo hizo en México, jugando para Santos Laguna.
Al respecto, Camoranesi, quien jugó en Jorge Newbery y Gimnasia y Esgrima de esta ciudad, reconoció que en la Argentina hay tres provincias que son potencia en formación de juveniles: Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
“El estereotipo de futbolista es que el chico va a la provincia que le queda más cerca, hace las inferiores, debuta en Primera y ahí comienza su carrera y se va. Lo mío, en cambio, fue diferente; fui cosiendo”, expuso.
Reveló que lo que lo motivó durante todos los años a seguir jugando fue la pasión por el deporte: “Lo mío fue porque el fútbol me gusta. Cuando uno comienza de chico a jugar a la pelota, lo hace porque le gusta. Y después las cosas van sucediendo, en muchos casos, de manera inesperada”.
Su camino a la gloria estuvo marcado por una superación constante y un notable sacrificio. En ese sentido a ello, reveló que entiende que entre el lugar en el que le gustaría estar y en el que está ahora, hay cincuenta personas adelante que están haciendo algo mejor que él y por eso están allí: “Es una cuestión de respeto y de ir superando el nivel. Pero para ir subiendo debés tener constancia”.