Vecinos de La Porteña están preocupados por las picadas de automóviles en la zona
Parte de ese vecindario se reunió para hacer público su reclamo y firmar una nota que será presentada hoy a la Dirección de Control Urbano Vehicular. Más allá de los ruidos molestos, advierten por el riesgo de que cerca de 60 autos se junten a correr cada domingo a la medianoche. Si bien en cada oportunidad llaman al 911, la Policía asegura que no puede hacer nada.
Algunos vecinos del paraje La Porteña se han reunido para dar a conocer públicamente su preocupación ante la sucesión de carreras y picadas de autos que tienen lugar en inmediaciones de ese barrio hace más de un año. Según indicaron, los eventos se dan todos los domingos entre las 23.30 y 00.30 en la rotonda del Gauchito Gil, en la intersección de las avenidas Estrada, Jujuy y Ruta Provincial 30, a los que concurre muchísima gente. Han podido ver cerca de 60 autos entre participantes y público.
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La problemática que detectan no solamente tiene que ver con el peligro que significa para los lugareños y transeúntes de la zona, sino que también la queja apunta a los ruidos molestos que ocasionan los vehículos, ya que la mayoría está “preparado” y con escapes liberados. De hecho, una de las vecinas que vive a unos 400 metros del lugar señaló que a pesar de la distancia, esas noches es imposible conciliar el sueño, sobre todo para su bebé y sus otros pequeños.
Cansados de llamar al 911 sin respuesta favorable, decidieron que su queja no quedaría en los medios y hoy mismo presentarán una carta dirigida a la oficina de Control Urbano Vehicular de la Municipalidad con la expectativa de que su pedido no solamente sea considerado, sino que se encuentre alguna solución al respecto. En la misma, destacan su preocupación por la inseguridad vial que advierten durante esos encuentros que “son ilegales”.
“Orientados por los agentes policiales que reciben nuestros reclamos domingo a domingo es que nos organizamos y solicitamos a ustedes, responsables del tránsito en nuestra ciudad, se coordine una acción que sea eficiente para la erradicación de estos encuentros en nuestro barrio”, escribieron los vecinos.
En el mismo texto, los que firman la nota cuentan que ya han sufrido la destrucción de una garita ubicada en dicha rotonda, producto de un choque ocurrido durante esas picadas, esperando que las acciones lleguen a tiempo y no tener que lamentar algún incidente o pérdida mayor.
Vivir en alerta
De repente, los domingos, cerca de la medianoche, los vecinos de La Porteña escuchan que se enciende la música, anticipada de unas sirenas que simulan a las de la Policía, y ahí mismo arrancan los motores. Inmediatamente se oye el brusco acelerar de los autos, con el característico chirrido de las gomas sobre el asfalto. Según contaron, a veces corren por Jujuy y otras veces por Estrada, incluso por la Ruta 30.
“Una noche, volviendo de un cumpleaños, no podíamos creer la cantidad de gente y pensamos que se trataba de alguna vigilia al Gauchito Gil, pero eran los autos preparados para correr”, contó una de las vecinas que vive apenas a una cuadra del lugar, cansada de estar supeditando sus horarios si tiene que salir para no encontrarse con el espectáculo que tan peligroso considera.
Según destacó parte de ese vecindario, no solamente es impresionante la cantidad de autos, que suelen ser cerca de 60, sino también que van familias con menores a presenciar la hazaña. “Me preocupan los valores que les transmiten a esos chicos”, indicó una de las personas afectadas y consideró que si les gusta la actividad, deberían organizarse y pedir algún espacio que esté preparado sin que sea un peligro para el resto.
Tienen muy claro que el riesgo existe, enfatizando que corren a sólo 50 metros de las viviendas. El último llamado fue el domingo de la semana pasada. En esa oportunidad, como siempre, desde el 911 advirtieron que no les corresponde la tarea, sino que debe interceder la Dirección de Tránsito, que no está activa el fin de semana.
“La Policía siempre llega media hora después, pero entendemos que no se van a poner a detener a todos los autos que están, pero el simple hecho de poner un patrullero en el lugar antes de las 23.30 evitaría que se concrete la convocatoria”, esbozaron.
Quién realizó ese llamado contó que ese día no solamente no podía dormir, sino que su marido había salido por un evento laboral y la preocupación por el hecho de que tenga que pasar por el lugar la angustiaba.
“No sabemos quiénes son los que forman parte de esto y nos da pánico, evidentemente tenemos distintas visiones de las cosas, si ellos no quieren cuidar su vida que no implique a las de nuestras familias”, exclamaron, reforzando la idea de que se trata de una actividad ilegal que no puede permitirse.