CASO BUSTAMANTE
La pesquisa dio con un testigo clave que compromete aún más a los acusados Morales y Tami como autores del crimen de Bustamante
Se trata del propietario de la casa donde Nahuel Morales y Ángel Tami pergeñaron el encuentro con la víctima Jorge Bustamante. El hombre confió que observó cómo se contactaron por Facebook y lo que acordaron entre victimarios y víctima. Tras una hora Tami regresó a la casa por un bidón de nafta y se subió a la moto de Morales. A los 15 minutos, regresaron y le confiaron lo que habían hecho con lujo de detalles pero con una sola omisión: no le contaron que lo habían matado. El imputado Ramírez cada vez más despegado del caso.
Tal como se adelantó en la edición pasada, la investigación por el homicidio de Jorge Bustamante cobró mayor celeridad en las últimas horas a partir de nuevas pruebas que no hacen más que comprometer, y mucho, a los dos principales implicados en el hecho, Nahuel Morales y Ángel Tami.
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La situación del otro detenido, Emanuel Ramírez, resulta por estas horas diametralmente opuesta, cada vez más cerca de quedar despegado de los hechos.
En efecto, este Diario pudo confirmar que en los últimos días (más precisamente cuando Ramírez declaró su inocencia) desde la Fiscalía se convocó a un vecino de La Movediza que oportunamente había sido indagado en plenos allanamientos de madrugada y se mostró evasivo, sin dar mayores precisiones sobre conocimiento alguno sobre el caso.
Empero, una vez traído a la sede judicial, su testimonio resultó clave. Terminó confiando bajo declaración testimonial circunstancias previas y posteriores al crimen de Jorge Bustamante que no hacen más que ubicar a Morales y Tami como responsables del hecho caratulado hasta aquí como “homicidio en ocasión de robo”.
Antes y después del crimen
En efecto, a tal punto llega la relevancia de los dichos del testigo que permite a los investigadores arribar al mismo desenlace sin necesidad de contar con la confesión de Morales.
A más precisiones, el hombre confió que en la noche cuando desapareció Bustamante, los hermanos Morales y Tami estaban en su casa y efectivamente Nahuel Morales comenzó a chatear con Bustamante para concretar una cita. Detrás de él estaban Tami y el hermano de Morales, quienes comenzaron a pergeñar el atraco. “Vamos a darle un susto a este p…”, dijo escuchar el testigo que, por esas alturas no sabía de quién se trataba, sólo escuchaba el nombre Jorge. Luego, anoticiado del crimen y consiguientes allanamientos advirtió que se trataba de la misma persona.
Siguió relatando el testigo “estrella” de la causa que luego el hermano de Morales se fue de la casa, mientras que Nahuel y Ángel siguieron con el plan. De hecho salieron de su casa esa noche caminando rumbo al encuentro de Bustamante.
Busca un bidón de nafta y la moto
El mismo declarante detalló que aproximadamente una hora después de aquella retirada, Tami volvió sobre sus pasos, tomó un bidón de nafta y se subió a la moto que había dejado Morales (serían así los que se observó arriba de la moto tras dejar el auto plantado).
A los 15 minutos –reseñó el testigo- Tami y Morales regresaron a la casa y le contaron lo que habían hecho con lujo de detalles pero con una omisión nada menor: no dijeron que lo habían matado.
A más datos, le detallaron sobre el itinerario que hicieron arriba del auto con Bustamante, de la paliza que le habían propinado, de lo que le habían robado (Tami se calzó las “famosas” zapatillas) y sólo dijeron que habían dejado tirado a la víctima en un descampado abandonado.
Al día siguiente y más aún cuando se concretaron los allanamientos de los cuales uno de ellos fue en su casa, el testigo dijo que advirtió de qué se trataba.
Así las cosas, con semejante testimonio, los investigadores respiraron aliviados y confiados. Ahora, independientemente de la confesión de Morales que había servido y mucho para avanzar pero que podría sufrir alguna nulidad a partir de algunas incongruencias y el haber ubicado a Ramírez cuando todo hace sospechar que nunca estuvo con ellos, se logró arribar a las mismas conclusiones sobre las responsabilidades de los dos señalados, incluso llevando a presagiar que los autores del cruento homicidio hayan sido dos personas (los citados) y no tres.
Tami se negó a declarar
Sobre la situación de Tami, como se había adelantado hoy se aguardaba por su declaración. Sin embargo y tras haberse confirmado la renuncia del patrocinio particular del abogado Castaño por “intereses contradictorios” (defiende a Morales), recibió el asesoramiento del defensor oficial Diego Araujo, quien a priori la aconsejó a no prestar declaración hasta nuevo aviso, seguramente al aguardo del avance de la instrucción que clarifique las versiones como relatos cruzados y, a partir de allí, tal vez contar su verdad, distinta a la su cómplice Morales en cuanto a la supuesta participación de Ramírez.
Ramírez, cada vez más despegado
Frente al cúmulo de probanzas incorporadas al grueso expediente ya confeccionado por la fiscalía, cada vez resulta más probable que la delicada situación procesal de Emanuel Ramírez se revierta en una relativa brevedad en el tiempo (sigue detenido).
Por lo que trascendió y por pedido de la defensa, hoy podría ser trasladado a la sede judicial para ampliar su fuerte declaración que incomodó a propios y extraños, cuando aseguró ser víctima de una venganza del abogado Castaño por una relación íntima frustrada.
Independientemente de la gravedad de lo denunciado que no sería otra cosa que una ramificación de la causa que persigue esclarecer el crimen de Bustamante, lo concreto es que hasta aquí la pesquisa no tiene prueba alguna contra el nombrado. Solamente el relato de Morales lo ubica en la escena del homicidio.
Ante ello, ayer se siguieron concretando diligencias procesales y se aguarda para la semana entrante resultados de distintos peritajes de elementos técnicos (su celular por caso) que permitan corroborar o desestimar la coartada sólida que dio Ramírez en cuanto a donde y con quién estaba en la noche del terrible suceso criminal.
Lo que dijo
Tal se detalló, una ramificación inesperada surgió cuando Ramírez se dijo dispuesto a contar su versión y negar enfáticamente su participación en el hecho.
Como se dijo, el acusado descartó relación y conocimiento alguno con los otros dos apresados. Es más, dio una coartada que, al decir de los investigadores, resultó muy sólida y creíble.
Por caso, dijo que ese día y a esas horas, él se encontraba con su novia en su casa y un amigo estaba al tanto de esta circunstancia también. En medio de su declaración, desde fiscalía se ordenó convocar a los dos citados por el declarante de forma espontánea, sin que supieran a qué iban a la sede judicial.
Una vez allí indagados, efectivamente la novia tuvo una versión coincidente, y lo propio hizo el amigo unos minutos más tarde. Y allí, se emprendería la otra parte del relato que instaló que su involucramiento en la causa se debía a una venganza del abogado Castaño.
La hipótesis de Ramírez sobre por qué estaba en esta delicada situación procesal se debía a un inconveniente de relativa data con Castaño.
A más precisiones, confió intimidades de su relación de sexo y droga con Castaño desde tiempo atrás y que terminó de mala manera, violentamente, desde donde el letrado lo amenazó con que se la “iba a cobrar”.
Ramírez efectivamente detalló que Castaño lo contactó por Facebook y concertaron una cita, en la que el abogado le prometía dinero y droga a cambio de sexo.
El detenido aceptó el convite y mantuvieron un encuentro en un hotel alojamiento, aunque al decir del declarante, Castaño no había cumplido con su parte de darle dinero.
A los meses (aproximadamente un par de sábados pasados), Castaño volvió a contactarlo por la red social, prometiéndole lo de ayer, a lo que Ramírez aceptó, esta vez en el domicilio particular.
Una vez allí –todo al decir de deponente- la situación se desbordó cuando el abogado quería algo más de índole íntimo a lo que Ramírez se negó y terminó golpeándolo, no sin antes hurtarse un reloj y una netbook a modo del dinero que le había prometido. Según la versión, allí fue que Castaño, golpeado, le dijo que no iba a ser ninguna denuncia pero amenazó con vengarse: “Esta te la voy a cobrar”.