CASO BUSTAMANTE
El acusado Ramírez volvió a despegarse del homicidio de Bustamante y ratificó las amenazas sufridas por el abogado Castaño
Ayer fue traído de la comisaría Primera de Azul, donde permanece alojado, a la Defensoría, donde conoció a su abogado. Frente al letrado, el todavía detenido ratificó su coartada como las amenazas sufridas de parte del abogado Castaño. Las imágenes de las cámaras de monitoreo más el peritaje de su teléfono celular permitirían despejar dudas sobre dónde y con quién estuvo la noche del homicidio.
La semana judicial en el marco de la pesquisa por el crimen de Jorge Bustamante fue cerrándose con positivas sensaciones para los investigadores, que más allá del ruido mediático y controvertidas versiones cruzadas, lograron recopilar prueba contundente en pos de endilgar las responsabilidades penales de al menos dos de los hasta aquí tres implicados en el resonante suceso delictivo.
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Como se informó, independientemente de la confesión de uno de los imputados, Nahuel Morales, se volcó en el expediente un testigo “clave” que permite arribar a la conclusión que tanto el nombrado como Ángel Tami están seriamente comprometidos en el crimen.
Situación distinta es la del tercer apresado, Emanuel Ramírez, que desde un comienzo clamó su inocencia y, con el paso de las horas, se fueron corroborando sus dichos en cuanto a su espontánea como explosiva declaración sobre dónde estaba esa noche y porqué fue involucrado en el terrible hecho.
Así las cosas, se aguarda por conclusiones de determinados informes periciales que lograrían corroborar sus dichos y, a partir de allí, la fiscalía podría desistir de su acusación y consiguiente detención, mucho antes de que se cumpla el plazo del pedido de prisión preventiva (30 días).
Como se había anticipado en estas páginas, a pedido de la Defensa oficial ayer Ramírez fue trasladado desde la Seccional Primera de Azul donde permanece alojado a la sede judicial local, donde mantuvo una entrevista personal con su defensor, Diego Araujo, quien tomó contacto personal por primera vez con el pupilo. También hizo lo propio con el grupo familiar que se apersonó a la dependencia oficial para mantener un breve contacto con el todavía recluso y con el propio abogado.
El sentido de la entrevista no fue solamente el de mantener un contacto directo, sino también consensuar la estrategia judicial a seguir y, fundamentalmente, si Ramírez estaba dispuesto a no sólo ahondar sobre las circunstancias de tiempo y lugar en la noche criminal, sino también sobre sus explosivas acusaciones sobre la relación privada que dijo haber mantenido con el abogado Claudio Castaño. Relación que culminó de muy mala manera y, a partir de allí –al decir del detenido- fue “plantado” en la causa.
Más información y amenazas
En efecto, según este Diario pudo confirmar, Ramírez amplió su exposición sobre lo que hizo aquella noche del homicidio, ubicándose lejos, muy lejos de los protagonistas y de la escena en cuestión.
Para ello, no sólo el comparendo de testigos varios, sino que se reunió material informático que permitiría resolver el entuerto. Según trascendió, además de lo que depare el informe de lo que surja de su teléfono celular más los chats de las redes sociales, aguardan por imágenes de las cámaras de monitoreo de la zona donde Ramírez dijo que estaba esa noche (su casa para ser más exactos), registro fílmico que esclarecería al menos cuando ingresó a la noche a la propiedad y salió en las primeras horas del día siguiente, a su trabajo como albañil.
En lo que respecta a la hipótesis de que quedó involucrado en el gravísimo caso a partir del encono personal que tenía con el abogado Castaño, Ramírez ratificó sus dichos, lo que podría en un futuro, de recuperar su estado de inocencia y libertad, propiciar alguna causa por amenazas contra el controvertido letrado.
Al respecto, se había adelantado en estas páginas que aquella fuerte declaración incomodó a propios y extraños, cuando Ramírez aseguró ser víctima de una venganza del abogado Castaño por una relación íntima frustrada.
A más precisiones, confió intimidades de su relación de sexo y droga con Castaño desde tiempo atrás y que terminó de mala manera, violentamente, desde donde el letrado lo amenazó con que se la “iba a cobrar”.
Independientemente de la gravedad de lo denunciado que no sería otra cosa que una ramificación de la causa que persigue esclarecer el crimen de Bustamante, lo concreto es que hasta aquí la pesquisa no tiene prueba alguna contra el nombrado. Solamente el relato de Morales lo ubica en la escena del homicidio.
A la espera de Tami
En cuanto al futuro procesal de Ramírez mucho tendría que ver con el rol que asuma el muy complicado en el caso Ángel Tami, quien finalmente será asesorado judicialmente también por el defensor Araujo.
Como se dijo, Tami se negó a declarar al aguardo de evaluar con su defensa la mejor estrategia, a sabiendas que no sólo quedó seriamente involucrado como autor material del crimen por la confesión de Morales, sino y fundamentalmente por el testigo “clave” que lo ubicó en tiempo y espacio en las horas previas y posteriores del cruento homicidio.
Habrá que aguardar si finalmente decide prestar declaración y si será conteste con los dichos de su cómplice Morales no sólo en la cronología de los hechos y las respectivas responsabilidades, sino también en si involucrará a Ramírez, sobre quien todos los demás testigos menos Morales, ubican en la escena fatal.