Necrológicas
MARIO FRANCHESQUETTI
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y MARÍA EVA RODRÍGUEZ
Matrimonio oriundo de Villa Laza, de oficio canteristas. Construyeron su casa, con sus propias manos, logrando uno de los principales objetivos de sus vidas.
Honestos y de gran corazón, juntos formaron su gran familia compuesta por sus cinco hijos Fabiana, Gastón, Marcos, Mauro y Mariano, y sus hijas políticas Graciela, Viviana y Marcela, nueve nietos y dos bisnietos.
Mario, gran parte de su juventud disfrutó del fútbol en el club La Movediza de Tandil, celebrando un campeonato junto a todo un equipo.
Fue reconocido en toda la ciudad por sus camiones Chevrolet 1946, en los cuales desempeñó su trabajo durante más de 30 años, dándole empleo a muchísima gente y llevando plasmada la imagen de la Piedra Movediza en las puertas de esos camiones, simbolizando a nuestra ciudad.
María Eva Rodríguez (Tatiana), en sus primeros años juntos y siempre luchando a la par para salir adelante, trabajó como empleada doméstica junto a la familia Fernández Rosso, y en sus ratos libres se dedicaba a realizar trabajos de costura que le gustaban hacer.
Si había algo por lo que Mario se caracterizaba, era por esa locura y pasión que tenía por el automovilismo. Toda su vida siguió las competencias de Turismo Carretera al pie de la letra, cada fin de semana, impulsando así a sus hijos y nietos a la misma pasión. Era su ritual de los domingos en familia, “la carrera”. Fue tanto el fanatismo, que logró cumplir el sueño de ver a sus hijos correr en el Turismo Sport 1850. Donde junto a Tatiana, los nervios, la emoción y las lágrimas de alegría valieron cada momento vivido en el circuito.
Su familia agradece haber heredado esa pasión y cada locura vivida junto a ellos, y los llevarán siempre en su corazón.
ALDO ROBERTO GONZÁLEZ (CACHO)
Aldo Roberto González, alías “Cacho”, nació el 21 de agosto de 1958, y murió el pasado 21 de abril de 2021. “De Gardey”, se presentaba con orgullo.
Se casó con Silvia hace casi 40 años y nunca se fueron de la zona. Tuvieron tres hijos, Aldo, Joaquín y Hernán, y ahora Joaquín los bendijo con dos nietos, Elena y Felipe.
Con Silvia fundaron, a puro corazón, Granja Gardey, tradicional empresa avícola que aún hoy sigue vigente. Entrador, carismático, convencido de que sus pollos eran los mejores, supo ganarse la confianza de clientes y proveedores de Tandil y la zona, y lo transformó en su sello y legado.
“Estos pollos no se achican en la parrilla”, repetía como un credo. Era amante de las juntadas, los viajes, los asados en familia y amigos. El domingo, la carrera, y a la tarde, el partido de River. Solía decir con una sonrisa picaresca “yo nunca cargo a nadie, pero alguna cosita les digo”.
“Sin duda te vamos a extrañar. Los que tuvimos la suerte de conocerte y vivir con vos te recordamos así, de buen humor, con ganas de vivir y soñando con un futuro mejor. Que tengas un buen viaje Cachito, te queremos mucho”.
JUDITH ELENA CANELAS
Judith Elena Canelas partió el 7 de mayo de 2021 a la vida eterna, acompañaron su despedida su familia y hermanos en la fe en un clima de calma, alegría, y música. Mujer con fortaleza, incansable servidora. Compartió su testimonio de vida a todas las personas que tuvieron la oportunidad de conocerla. Mujer resiliente, comprometida, supo transitar tiempos de felicidad y otros de adversidad, siempre con entereza.
Mujer especial, prudente, perseverante, alegre, optimista, generosa, dejó una huella profunda de aprendizaje en sus hijos, nietos y bisnietas. Mujer valiente enfrentó la pandemia con una actitud positiva, de extremo cuidado pero sin resignar las actividades de servicio motorizado por su fe y su amor al prójimo y sobre todas las cosas a Dios.
Algunos recuerdos y emociones que dejaron huellas en sus hijos Silvia, Alejandra, Ricardo y Martín Díaz. “Serás para siempre el primer amor, dejaste una huella en nuestra alma llena de alegría, calma y satisfacción por haber recorrido todo este camino juntos. Nos permitiste vivenciar lo importante que es el amor, la amabilidad, la generosidad. Sos y serás siempre la mejor madre del mundo. Construiste junto a papá un pilar, una base sólida en valores y principios imborrables que dejaron una huella en nosotros especialmente de unión y fraternidad. Tu camino a la espiritualidad nos permite estar bien, tranquilos, tenemos la certeza que te fuiste en paz, aceptando la voluntad de Dios”.
“Estaré siempre agradecida por tu apoyo incondicional en todas las decisiones de mi vida. Por las largas charlas, reflexiones y enseñanzas. Siempre dispuesta a unir, sumar; nunca dividir. Con tu testimonio me transmitiste el amor por Jesús y por su madre la Virgen, bálsamo y refugio en los momentos difíciles de mi vida, es el tesoro más valioso que pudiste dejarme. Te admiro y te admiraré siempre, estoy orgullosa de vos. Sé que dónde estás, cerquita de tu amado Señor, seguís intercediendo por los que quedamos aquí, extrañándote. Te amo, mamá”.
CÁNDIDO MABEL GORDOA
El pasado 2 de mayo de 2021 falleció el señor Cándido Mabel Gordoa, causando su deceso una profunda consternación entre sus seres queridos y amigos.
‘El Negrito’, así conocido en el transcurso de su vida, fue un fiel colaborador del Diario Nueva Era, trabajando durante 40 años como fotograbador de dicho medio de comunicación.
Su padre, Justo Ávila, también fue trabajador gráfico y fue quien lo ingresó como aprendiz a Nueva Era con solo 16 años. Vale aclarar que eran hermanos por parte de madre, ya que su mamá quedó viuda muy joven. Su papá era el famoso ‘”Pulguita’ de Nueva Era, empezando ahí como canillita y terminado como maquinista por casi 50 años.
Cándido se casó a los 25 años con Teresa Mercedes y fruto de ese amor nacieron sus dos hijos: Hugo y Daniel, quienes fallecieron jóvenes, el más chico, Daniel, el año pasado. Ambos de afecciones cardíacas. Estas muertes tempranas afectaron mucho la calidad de vida de Cándido ya que nadie espera estas circunstancias.
No obstante tuvo siempre un gran empuje para seguir la lucha por sus nietos: Daniela, Valeria Guillermo, Martín y Facundo, quienes a su vez le dieron los bisnietos.
Fue un apasionado de la pesca, un gran dibujante pero nunca como profesión, luego de su jubilación se dedicó completamente a disfrutar de su familia.
Falleció a los 93 años luego de haber transitado una vida digna.
“La familia lo recuerda con cariño y a su vez se siente profundamente agradecida ante el diario El Eco de Tandil, el cual ha tenido la loable amabilidad de llamarnos tras el fallecimiento de mi hermano. No nos queda más que agradecer a vuestro Diario el recuerdo de un colega gráfico que dedicó parte de su vida a esta profesión. El reconocimiento al diario y su gente por tan noble gesto”.
MIRIAM BEATRIZ DI GITANO
Miriam Beatriz Di Gitano nació el 2 de diciembre de 1956, falleciendo el pasado 27 de abril de 2021. Se casó con Adalfredo Mario Tissera y fruto de ese amor nacieron sus hijos Gabriela, Matías, Natalia y Sebastián quienes siempre lo van a llevar en sus corazones. Al igual que sus yernos Marcos, Marcelo y también Marcela y Milagros; sus nietos Lucía, Valentina, Delfina, Bautista, Bianca, Belena, Begoña, Priscila, Francisco y Brunella, Maite y Emilia y sus hermanos Norma, Mónica, Marcelo y Lorena.
“Te fuiste muy joven pero así lo quiso Dios. Seguramente te reencontraste con papá otra vez como vos querías. Sabemos que algún día vamos a vernos otra vez. Que descanses con mucha paz. Te amamos para siempre. La familia agradece al hogar Santa Celina donde pasó sus últimos días y donde con tanto amor lo cuidó todo el equipo de Adriana”.
LUIS MARÍA BOVE
El sacerdote Luis María Bove falleció el pasado 13 de mayo de 2021 en la ciudad de La Plata. Sus restos fueron llevados a Tapalqué, su ciudad natal, y lugar al que había sido trasladado recientemente. Se desempeñó en la Parroquia de Sagrado Corazón de Tandil hasta hace poco tiempo atrás. Toda la familia agradece las muestras de afecto recibidas hacia el Padre Luis y quieren expresar en estas sencillas palabras, pero que brotan del corazón, el sentir de la familia de Luis. Es difícil poder sintetizar la vida familiar y pastoral de Luis. Definirlo sería enumerar una serie de adjetivos calificativos que enaltecen su persona y enorgullece a la familia. Sencillo, culto, hombre de fe y de bien, querible por todos; tía, primos, sobrinos ya grandes, medianos y pequeños. Todos tienen en su corazón los momentos felices y, otros no tanto, vividos y compartidos con el querido Luis.
Lamentablemente, en medio de esta pandemia, no pudo evitar contagiarse de Covid-19. La noticia paralizó a todos sus seres amados, quienes enseguida comenzaron a unirse para acompañarlo. Los días y horas pasaron muy rápido y hubo que trasladarlo. Es sabido el aislamiento y soledad que produce este virus; pero Dios los unió para que entre todos pudieran acompañar a Luis, cada uno desde su lugar, unidos como familia y en oración, haciéndole llegar ese amor que él siempre regaló.
Trascendió la noticia y comenzaron a recibir llamados y mensajes de gente que expresaba su cariño y amor hacia él. A pesar de saberlo y conocer mucha gente allegada, comenzaron las cadenas de oración y se pudo ver las lindas huellas que dejó como sacerdote y ser humano en las distintas comunidades de nuestra diócesis y en otras. De norte a sur y de este a oeste del país, comunidades por donde Luis había pasado, llamaban para saber y rezar por él. Así, Luis supo trascender fronteras en distintas provincias y también en España donde pudo formarse y recibir las felicitaciones al terminar su tesis.
La familia agradece a todos sus amigos, compañeros sacerdotes de diferentes lugares y a los allegados que supieron quererlo y les hicieron llegar sus saludos. Al Monasterio Trapense y desde allí a su confesor espiritual, a las Cristíferas, Misioneras, Catequistas, Grupos de Liturgia de diferentes lugares, a congregaciones de Carmelitas y demás integrantes de la comunidad parroquial y pastoral por donde pasó Luis.
Al Hospital Municipal de Tapalqué, al Instituto Médico Platense y todo el personal de salud por la calidez humana con que lo atendieron. Al Obispado de Azul, al comandante de la Brigada Blindada I de Tandil y a todos sus integrantes de donde fue capellán hasta hace poco. Al Obispo Castrense, al Obispo de Mar del Plata y a todos los fieles de las distintas comunidades.
A la Sociedad Argentina de Liturgia sede de Argentina y sede de Uruguay, a los curas amigos de la Fraternidad de Foucauld; a la Municipalidad de Tapalqué, A los concejales del bloque de Juntos por el Cambio y Frente Renovador y a tantas instituciones y gente que se preocupó y acercó para enviar su amor al Padre Luis. Nombrar a todos se haría una tarea interminable.
A toda la gente de nuestra comunidad y de comunidades por las que pasó Luis como sacerdote, amigos y hermanos en la fe que lo conocieron y supieron valorar su calidez humana, su entrega, su sabiduría y conocimiento. A todos, ¡Gracias! Deseamos que la misión sacerdotal y pastoral que inició aquí en la tierra pueda llegar a ejercerla con plenitud en el cielo junto a sus familiares, amigos y todos los santos que él adoraba como el Cura Brochero.
“Desde acá rezaremos por su eterno descanso para que él pueda interceder por todos nosotros ante Dios, ejerciendo su sacerdocio a pleno. Gracias infinitas a todos por haberle dado y regalado tanto amor a nuestro querido Luis. Familia del Padre Luis María Bove”.
SARA HILDA VELOZ
Sara Hilda Veloz nació el 14 de mayo de 1926 y falleció el pasado 6 de mayo de 2021, causando su deceso una profunda consternación entre familiares y amigos.
‘Pequis’, como le decían sus más cercanos, será recordada como una mujer con personalidad fuerte, honesta, coqueta y siempre dispuesta a ayudar. Siempre hizo reír con su humor satírico y su sinceridad cruda. Era una persona que se hacía notar con suma elegancia.
“Queremos agradecerle por cuidarnos tanto y por siempre haber estado cuando necesitábamos una buena compañía o consejos. Más que una abuela fue una segunda mamá con la que mirábamos la tele a la tarde, mientras tomábamos mate y comíamos pan tostado recién hecho por el abuelo José.
Uno nunca se espera que un momento con tanta trascendencia haga efecto en la vida real porque parece que todo pasa en la televisión. Lamentamos muchísimo que se haya ido en este contexto y sin un abrazo de por medio. Sin embargo, elegimos recordarla con una sonrisa y mucho amor porque nos hizo la infancia más fácil y divertida.
Esperamos que, en donde se encuentre, la abuela ‘Pequis’ esté reunida con el abuelo José y su familia después de haberlos extrañado tanto en vida.
Su hija María Laura Ruíz y sus nietas Sofía Soledad Benítez y Rocío Ayelen Benítez la llevarán por siempre en sus corazones”.
JOSÉ LUIS FONSECA
Nació el 6 de agosto de 1933, conformando su hogar junto con su mamá Teófila, su papá José, y sus dos hermanas. En el año 1958 se casó con el amor de su vida, Elda Escudero, con quien -en sus 63 años de vida juntos- tuvo a sus tres hijos: Luis, Graciela y Virginia. Ellos, a la par de sus hijos políticos, agrandaron la familia. Son siete los nietos que se convirtieron en la luz de sus ojos: Vicky, Nati, Seba, Majo, Matu, Agus y Delfi. Con el paso del tiempo, la familia no dejó de crecer, y pudo disfrutar de sus bisnietos Flor, Valen, Benja, Sol y Joaqui, quienes completaron su felicidad. Falleció el pasado 2 de mayo del 2021.
“El abuelo ‘Pipi’. Te necesitábamos eterno, pero de a poco y con el tiempo vamos entendiendo que nadie merece sufrir tanto y que a veces se hace impostergable descansar. Te recordamos en tus mil formas: rumbeando por la avenida Colón, encontrándote con tus amigos, comprando tu galleta, el diario y volviendo a casa, a podar tu planta con forma de sillón. Con esa facha y elegancia tan tuya. Renegando y tentado de risa. No nos vamos a olvidar de tus manos. Esas manos que pasaron por el campo, la piedra, la metalurgia, la cobranza. Que supieron hacer los asados más ricos y los chorizos a la pomarola más esperados. Que escondían los billetes debajo de los platos de cada nieto, todos los 29, cuando la viejita cocinaba ñoquis. Pero por sobre todo, esas manos que siempre estuvieron abiertas y dispuestas a ayudar a sus seres queridos, como también a quien recién conocías, porque tuviste eso, el don de gente.
La vida no te la puso fácil, pero te compensó (¡y como!), con la abuela, esa mujer fuerte como roble, que fue contra viento y marea por vos. Que te sacó de muchas, con la que se salvaron juntos, cada día de sus vidas. Que no dudó un segundo en quedarse al lado tuyo cuando la cosa se puso horrible (sabiendo que no te íbamos a poder ver hasta quién sabía cuándo, porque estabas en el hogar), y quería acompañarte. Así, con ese amor recíproco, verdadero y a la vez tan de novela, cuando tu cuerpito ya no podía más, guardaste fuerzas hasta que te prometimos que siempre la vamos a cuidar, y recién ahí, te fuiste en paz, porque sabes que somos, como nos enseñaste, gente de palabra. Y vos sos nuestro gigante del corazón para siempre. Hoy, no podemos más que agradecer profundamente a Rocío y Andrea, que tan cálidamente cuidaron de vos y de la abuela”.
MARCELO OSCAR VILLARREAL
Marcelo Oscar Villarreal nació el 6 de junio de 1959 y falleció el pasado 28 de abril de 2021, siendo hijo de Raúl Villarreal y María Idiacaiz. Se casó con Claudia Dornes con quien tuvo a sus tres hijos: Nicolás, Lucía e Ignacio.
Se dedicó por varios años a la pintura de obras junto a su padre. También trabajó como conserje del Hotel Torino y luego tuvo como actividad conducir un remis. Era fanático del Turismo de Carretera e hincha de la marca Chevrolet. Fue un excelente padre, esposo y amigo. Le encantaba hacer asados y disfrutaba de los almuerzos con en familia, cenas con amigos, siempre predispuesto a ayudar y disponible para lo que le pidieran.
NORBERTO JORGE RODRÍGUEZ
Nació el 26 de octubre de 1946 en Coronel Vidal, se casó a los 26 años con Aurelia Sierra (fallecida el día 26 de mayo de 2011) con quien formó su familia y se establecieron en la localidad de Vivoratá. Fruto de ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Martín, Karina, José y Lucía.
Fue jefe de mantenimiento de maquinarias en el Frigorífico Vivoratá, luego comenzó su propio emprendimiento: un taller de chapa y pintura para luego alcanzar su objetivo: dedicarse al transporte de hacienda.
En 2018, a la edad de 72 años decidió retirarse de la actividad laboral y radicarse en Tandil donde vivió felizmente sus últimos años.
Le gustaban los asados en familia los domingos, las carreras de autos, los festivales de pueblo, viajar en familia y cumplirles los caprichitos a los nietos Morena, Gastón, Fausto, Gaspar, Victoriana, Teresa y Belisario. Falleció el día 26 de abril de 2021.
Su nieta Morena lo recuerda con el siguiente texto. “Amor verdadero nos une por siempre en el latido de mi corazón. De esos abuelos que quedan para toda la vida en el corazón, de esos abuelos qué hay muy pocos, de esos que están para todo, que no necesitas pedirles ayuda, porque siempre están.
Ojalá pueda ser con mis nietos un poco de lo que fuiste vos con nosotros. Siempre te voy a recordar en un mate, en un atardecer, en un viaje y en los asados que tanto te gustaban. Gracias por todo lo que hiciste por mí siempre. Te llevo en mi corazón para siempre”.
JORGE ARANDA
Jorge Aranda nació en María Ignacia (estación Vela) el 24 de marzo de 1943, hijo de Jerónimo Aranda y Aurelia Brutti, una familia humilde, sencilla y trabajadora. Desde muy temprana edad junto a su padre y hermanos se dedicó a realizar tareas rurales trabajando como resero y juntar papa a maleta.
A los 18 años, ya jugaba en Club Velense y lo hacía como arquero junto a su hermano ‘Guito’, que también compartían el mismo puesto en el arco. Se entrenaban juntando papa, después de trabajar llegaban a la casa y la actividad seguía en Velense donde fue bautizado ‘Araña Negra’.
De esta manera pudo llegar a atajar en primera división y gracias a su esfuerzo Racing Club de Avellaneda se lo quiso llevar y su padre Jerónimo no le firmó la autorización porque en ese entonces los padres tenían otro pensamiento.
En 1965 entró en la fuerza policial hasta 1995 cumpliendo así 30 años y 6 meses de servicio, junto a su hermano Emilio.
En su vida cosechó muchos amigos y conocidos. Se casó por primera vez y tuvo seis hijos: Jorge Aranda (f), Juan Carlos, José Santiago, María Alejandra, Claudia y Susana. Posteriormente se casó en segundas nupcias con Alicia Etelvina Chiclana, y fruto de ese amor nacieron los hijos Walter Marcelo, Maximiliano Jorge y Verónica Alicia quienes lo recuerdan con mucho amor por ser un buen padre, buen abuelo, buen marido y solidario con los familiares y amigos.
LUIS EDUARDO GÓMEZ
Luis Eduardo Gómez nació el 21 de abril de 1942 en La Rioja o como él la llamaba ‘tierra santa’. Después de haber completado el servicio militar en la Marina, conoció a Zulema en la ciudad de Azul y estuvieron casados durante cincuenta años. Fue padre de dos hijas: María Laura y María Alejandra; abuelo de nueve nietos y bisabuelo de cuatro.
Era jubilado del Banco Provincia y fiel creyente de que todo se consigue trabajando. Falleció el pasado 2 de mayo de 2021. “Te recordaremos eternamente viejito. Tu familia”.
JOSÉ MIGUEL GARCÍA
José Miguel García nació el 21 de febrero de 1951 en María Ignacia-estación Vela. Fue una gran y conocida persona, que luego se trasladó a vivir en Tandil. Era conocido por sus seres queridos y amigos como ‘Gallego’ o ‘Petete’.
Compartió su vida junto a su esposa Ana María Balenzano, sus hijas de corazón Cecilia y Ana Lescano, su suegra Blanca, sus yernos Martín y Nahuel, hermanos, nietos, sobrinas, familiares y amigos de la vida.
Todos lamentan su repentina partida y ruegan una oración en su memoria. “Siempre te recordaremos Miguel”.