Necrológicas
JOSÉ IGNACIO GARMENDIA
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El pasado 4 de abril de 2021 falleció José Ignacio Garmendia, quien había nacido el 9 de junio de 1950 en la ciudad de Tandil. Casado con Mabel González su compañera de 49 años, con quien tuvo seis hijos: Silvana (47), José (42), Luciano (37), Néstor (34), Soledad (31) y Romina (27), quienes le dieron sus diez nietos: Damián (24), Franco (18), Belén (13), Joaquín (11), Ainara (8), Brenda (8), Renata (2), Morena (11), Valentina (4) y Martina (3).
Su profesión era la herrería; amante de las carreras de autos y del folklore. Su hobbie era todas las tardes luego de trabajar tocar su guitarra y cantar, uno de sus temas preferido era La Engañera de los Chalchaleros.
Los domingos amaba levantarse temprano preparar su mate amargo, escuchar la carrera de autos y preparar la carne para los mejores asados que puedan existir y compartir con su numerosa familia entre hijos, yernos, nueras y nietos.
“Hoy nos toca despedirte con un inmenso dolor, y darte las gracias por ser el mejor esposo, padre y abuelo. La peleaste, le hiciste frente a tan dura enfermedad que te llevó de nuestro lado. El cielo estará de asado los domingos. Te amamos por siempre”.
MARÍA ANGÉLICA LANDUBURU
María Angélica Landuburu viuda de Vouilloz, más conocida como ‘Vieja’, nació en Rauch el 4 de mayo de 1928, hija de Ángela Sampietro y Juan Landaburu. Era la mayor de cinco hermanos: Petiza, Negra, Negro (f) y Chiquita (f).
Junto con su papá y hermanos llegaron a Tandil y entró a trabajar en la casa del doctor Molinuevo. Estuvo por varios años hasta su casamiento con Roberto Vouilloz, con el cual tuvo tres hijos: Ricardo, Graciela y Cecilia, los cuales les dieron nueve nietos y siete bisnietos. Era amante de las plantas, de las flores y de viajar.
“Tus hijos y familia lamentan mucho tu partida y siempre estarás en nuestros corazones por siempre mamá”.
HUGO ALBERTO VILLARREAL
Hugo Alberto Villarreal, nació el 23 de julio de 1950 en Suncho Pozo, Santiago del Estero y falleció el 14 de abril de 2021. Con tan solo 36 años vino a vivir a Tandil con su esposa Analía Zárate con quien tuvo cuatro hijos: Valeria, Claudia, David y Ayelén Villarreal, y su nieta Luzmila Villarreal a quien crió, cuidó y amó como si fuera su hija.
Fue un excelente padre, abuelo, suegro, fiel a sus principios y creencias, aceptó a Dios en su vida a sus 36 años, entregándose por completo y llevando su palabra a cada persona que lo necesitara. Persona trabajadora como pocas, con mucha pasión dedicó su vida al trabajo de campo y la albañilería. Sin quejas ni reproches, él se levantaba temprano cada mañana a orar y trabajar, siempre enseñándoles a sus hijos la importancia de valorar un trabajo y de cumplir con éste cueste lo que cueste.
Ayudó a muchas personas. Jamás mezquinó nada a nadie, ni cuando no tenía para darle de comer a su propia familia. La humildad de Hugo no se desvaneció, ni aún en sus últimos días entre nosotros.
Con su bicicleta iba todos los días a hacer los mandados, con su Biblia siempre en su bolsito azul no se perdía ni una reunión de la Iglesia. Sus asados no faltaron un domingo para compartir con toda la familia; y sus empanadas caseras eran famosas por toda Villa Italia. Aún con cansancio y pocas ganas, siempre sonreía al jugar con sus nietos Benjamín, Lautaro, Ámbar y Elián.
El 14 de abril del 2021 partió con Dios. Luego de haberse despedido de todos sus hijos y su esposa, cerró sus ojos para descansar eternamente. Acompañaron a su familia en este momento hijos políticos Pablo, Carlos y Luciano, su hija política Jessica, primos, sobrinos y conocidos, quienes recordarán con mucho amor su sonrisa, su carisma y su bondad.
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. Salmo 23”.
NELLY ESTER STEFANCIK
Nació en Olavarría (Sierras Bayas) el 18 de marzo de 1947 y falleció el lunes 5 de abril de 2021 en Tandil. En 1968 se mudó a la localidad de Barker junto a sus padres: Juan Pablo Stefancik (h) y Leonor Bustamente Bax (Porota).
Terminó sus estudios primarios en la Escuela 19 “Luciano Fortabat” de Villa Cacique. En octubre de 1961 ingresó a trabajar al Jardín de Infantes de la Fundación Loma Negra, donde forjaron junto a María Angélica Napoleón, María Delia Anuncibay y Mabel Dángelo (f), una extensa carrera y labor alegrando los pequeños y grandes corazones de una gran comunidad que las recordarán por siempre con inmenso cariño como “las señoritas del jardín”.
El 5 de diciembre de 1970 se casó con su gran compañero de vida, Don Carlos Rubén Echegaray, con quien festejó el pasado diciembre 50 años de casados. De dicho amor nacieron sus hijos Paul y Paola Echegaray, llegando luego sus amadas nietas María Paz y María Florencia Echegaray, formando junto a su nuera Carolina Escriba y su yerno Pablo Foti una hermosa familia a la que amó con todo su ser.
Nelly fue una hermosa mujer con infinidad de virtudes, inmensa, bella por dentro y por fuera, humilde de corazón y gran esposa, la mejor madre, buena amiga, la abuela ideal y lejos una gran hija, abocándose a su madre “Porota” hasta sus últimos días, siendo un ejemplo de vida y con un sentido de familia admirable.
La sorpresa de su enfermedad no arrebató sus deseos de vivir la vida con alegría, luchó contra todas las adversidades; nunca bajo los brazos, siendo un gran ejemplo ante la vida, enseñando el valor de la salud, que hay que luchar y tener fe en Dios.
”Tu sonrisa, esa especial dulzura, calidez y calidad de ser humano te hizo brillar hasta los últimos días. Nunca olvidaremos que como una gran cocinera no te perdías ‘Master Cheff’ (tu programa favorito), el cual junto con tu amiga y compañera María Angélica y el servicio de whatsapp te alegraron las noches. Solo el amor puede tanto querida María Angélica, gracias infinitas.
Tus tortas, tus besos, caricias, abrazos y esos mensajes de amor se extrañan y nos inundan de vacío desde el instante que Dios decidió llevarte como un ángel junto a él. Solo los que te conocieron saben de quien hablamos: lo excepcional e inigualable de tu ser. ‘La muerte deja un dolor que nadie puede sanar, pero el amor deja un recuerdo imposible de borrar’. Que descanses eternamente en paz. Nunca dejes de acompañarnos hasta volver a vernos. ‘La historia nunca dice adiós. Lo que dice siempre es un hasta luego’. (Eduardo Galeano). Te amaremos por siempre. Tu familia”.
CÉSAR DANIEL SUÁREZ
César Daniel Suárez nació el 7 de abril de 1948 y su fallecimiento se produjo el pasado 7 de abril de 2021, causando su deceso un profundo dolor entre familiares y amigos.
Quiso Dios que partiera el mismo día de tu cumpleaños número 73. Su esposa Marta Aguirre, sus hijos Carlos Daniel, Alejandra Leticia y Ana María, nietos Sofía, Martina, Agustina, Josefina y el más chiquito Valentino, y familiares lo recordarán con alegría y estarán siempre agradecidos por haber compartido la vida contigo, querido Daniel.
Rememorando el camino que recorrió mientras transitaba la vida incursionó en múltiples actividades y trabajos para darle a su familia el bienestar y salud requeridos.
Así es como se desempeñó desde joven en la oficina del transporte “La Estrella” y luego como chofer en el “El Pampa”, más tarde cambió al rubro metalúrgico, luego como mozo de eventos hasta que ingresó en la Fuerza Aérea (Sexta Brigada Aérea de Tandil), donde lo reconocían como “el negro Suarez”; siendo personal civil y desempeñándose entre otras actividades como cocinero del Casino de Suboficiales.
Además fue un excelente “hacedor” de asados, pollos arrollados con papitas al champiñón y otras preparaciones con las que agasajaba a la familia y amigos.
En sus momentos de ocio algunas tardes las compartías con amigos en el “Bar Los Campeones” donde “se conversa en esa escuela de vida sin pupitres, pero con un mostrador que amontona a orilleros muchas veces maltratados por la moralina”, citando a Alejandro Latorre, quien le dedicó unas hermosas palabras. Sus amigos lo recuerdan por su humor, su incondicionalidad y por ser buen compañero.
“Daniel, papi, negro, aquí nos despedimos, y esperamos reencontrarte donde sabemos que estas. Abrazo al cielo”.
ALINA BEATRIZ TARANTO
Alina Beatriz Taranto de Farreny nació el 10 de mayo de 1933, sobreviviente de una pandemia que aterrorizaba a todos los padres y madres de familia a principio del siglo XX, ‘La Polio’, aunque le dejó secuelas, no pudo con ella. Más de 80 años después, transitando otra terrible pandemia, el pasado 7 de abril de 2021, con el coronavirus dando vuelta en su organismo, cedió sus últimas fuerzas y energías a sus hijos para que se recuperen y dejó este mundo.
Hablando de los hijos, tuvo dos y muy queridos, Inés y Ricardo, producto de su matrimonio con Isidro Farreny, con quien se casó el 1 de diciembre de 1955, y tuvo un solo y único nieto, quien escribe este relato, Andrés, o como ella decía “el nieto perfecto” aunque no hay muchas pruebas de eso.
Alina a pesar de los embates de la realidad y del acompañamiento que le dejó ‘La Polio’, en el transcurso de su vida hizo de todo lo que se puedan imaginar. Leyó, escribió, cocinó, limpió, tomó vino, coció, tejió, cantó, bailó, tocó el piano y viajó; viajó por varios lugares del mundo que tuvieron la suerte de que les llevara su alegría: Francia, España, Brasil, Chile, Paraguay, el sur, el norte, con frío con calor, con un volcán en erupción, en avión, en barco, en auto o en colectivo, nada la detuvo para que pudiera disfrutar la vida, sus momentos y de las personas que hacen más linda su estancia en ella. Cómo escribió una vez “tener proyectos para vivir con ilusiones” y ese es el legado que dejó, disfrutar, proyectar, aprender, tener paciencia, perseverancia, que el querer es poder a pesar de las adversidades, y eso a partir de hoy se lleva como bandera.
“Gracias abuela por todo lo que nos enseñaste, por transmitir tu alegría y tu disfrute. Gracias por seguir acompañándonos desde donde estés y como escuchamos una vez en una hermosa película que vimos ‘solo se muere cuando se olvida y yo nunca te olvido. Un beso al cielo, ¡hasta que nos volvamos a ver!”.
MARÍA ESTHER DEL CASTELLO (MAMINA)
María Esther Del Castello, conocida como ‘Mamina’, nació el 20 de junio de 1928 en la ciudad de Mercedes, provincia de San Luis. Fue la tercera hija de cinco hermanos, de padres italianos. Por necesidad familiar solo pudo ir a la escuela hasta cuarto grado. A los 20 años contrajo matrimonio con Roberto Vargas, empleado civil de la Fuerza Armada Argentina (F.A.A.), de cuyo matrimonio nació su único hijo Roberto José, quien al casarse con Susana Zalazar le dieron cuatro nietas: Karina, Eugenia, Natalia y Noelia.
Su vida transcurrió felizmente en la casa que con mucho sacrificio pudieron construir. Quedó viuda a los 42 años y 17 años después se casó por segunda vez, esta vez con Juan B. Villegas, con quien fue muy feliz disfrutando y realizando varios viajes, entre ellos a Tandil para visitar a su hijo y nietas.
El destino quiso que quedara también viuda y su vida continuara en soledad en la casa de sus amores, cuidando sus plantas y siendo la mimada del barrio Pringles. Los vecinos comentaban que “si Mamina no está barriendo la vereda a las 8 de la mañana, alguien va a tocar timbre a ver qué le pasó”. Así hasta los 61 años en que los doctores sentenciaron que no podía vivir más sola. En los primeros meses de este año, por decisión propia y de sus familiares, vino a vivir a Tandil, donde permanentemente recibió el cariño y el acompañamiento de su hijo, nietas, bisnietos y tataranieto.
Estaba muy feliz hasta que el pasado sábado 3 de abril de 2021 una descompensación cardíaca originó que debiera ser internada en La Nueva Clínica Chacabuco donde el 6 de abril de 2021, a las 10.30, tomada de la mano de su hijo, sin darse cuenta ni sufrir, partió a la casa del Padre celestial, dejando el desconsuelo de toda su familia y amistades. La urna con sus cenizas fue trasladada a su ciudad natal para permanecer para siempre, junto a su primer marido.