Necrológicas
JOSÉ FRANCISCO BRASA
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José Francisco Brasa, cariñosamente “Pepe”, oriundo de María Ignacia -Vela-, nació el 21 de julio de 1939 y falleció el pasado 21 de marzo de 2021, a los 81 años.
Se casó con Nélida Esther García, vínculo que perduró durante 53 años, y fruto de ese matrimonio, tuvieron tres hijos: Claudia, Marcelo y Nicolás; dos nueras Gabriela Cotarelo y Sofía Palacios. Fue abuelo de tres nietos: Franco Brasa, Francina Brasa y Lautaro Llinares. Fue una persona muy solitaria, amante de la pesca, de los asados, de los domingos en familia.
Era hijo de inmigrantes españoles de nombre Josefa Fernández y de Vicente.
Siendo un niño de sólo 6 años, comenzó a trabajar y su medio de transporte, en su temprana edad, fue la bicicleta, con la que iba y venía de María Ignacia a Tandil y viceversa.
Sólo tener segundo grado, no le imposibilitó aprender oficios tales como gasista, plomería, agua, cloacas, reparaciones de molinos, colocación de bombeadores, entre tantas otras cosas. Nunca aceptaba un “no” como respuesta, siempre encontraba solución a todo. Tampoco fue impedimento la escasa educación para levantar con sus manos su vivienda desde los cimientos. Así, trabajando duro, crió a sus tres hijos sin pedirle nada a nadie. Orgulloso de sus logros, en donde la palabra valía, en tiempos donde estrecharse la mano era un pacto de caballeros, fue un hombre honesto y trabajador, demostrando amor a su manera.
Daba todo por sus hijos, sin pedir nada a cambio, siempre anteponiendo su trabajo y su esfuerzo físico, dejando muchas enseñanzas desde su ejemplo y viviendo a su manera.
“Hoy estás en los cielos contemplándonos, sé que estarás orgulloso de nosotros y nos mirarás con picardía, tendrás sonrisas y miradas cómplices, recordando anécdotas, tus ocurrencias y travesuras.
Agradecemos primeramente a Dios, por haber llegado a tu vida, a la Iglesia Rey de Gloria que siempre estuvo y está desde su pastor Cristian Méndez hasta la última persona que se congrega, orando para que todo esto sea lo más leve posible. También agradecemos a cada persona que nos ayudó y acompañó a transitar tu enfermedad. A cada empleado del Hogar Santa Celina, que te dieron y brindaron todo su amor; a médicos y enfermeros del Hospital Municipal Ramón Santamarina, quienes te atendieron hasta tu último suspiro. A la empresa Rural Ceres Tolvas por su apoyo incondicional. Y a todos nuestros familiares y amigos. Te extrañamos viejito lindo”.
ANA MARÍA NETRI
El 22 de marzo a todos los que tuvieron el placer de conocer y querer a Ana María Netri de Castilla Simois se les desgarró el alma y se les paralizó el mundo, al enterarse de que se iba al cielo.
Ella supo trasmitirle a sus hijos, Rodrigo, Santiago, Juanjo, Manu y Rafa y a su esposo Carlos, todo su amor permanente e incondicional.
A pesar de soportar durante años una dura patología que tanto la afligió, fue única en todo aspecto.
Madre siempre presente y vital para todos sus hijos. Entre algunos de sus valores, de los tantos, fue una gran “profe” transmitiendo conocimientos a toda una generación que la recuerda, exigente y empática. Su comienzo fue en el Brigadier Martín Rodríguez de Villa Italia, continuando por Polivalente, Comercio y Normal Superior, por destacar algunas de las instituciones que la contaron en sus planteles docentes.
Quienes la recuerdan, resaltan su capacidad para saber comprender al otro como otro de sí, y todo lo que ello implica, en un mundo como el de hoy, donde si se puede se lo cosifica al otro sin entender la profundidad de la grandeza humana.
Siempre estará presente, por tus enseñanzas de que día tras día hay que poner todo de sí, para ganarse la vida con el trabajo, a través del estudio y el esfuerzo permanente, y que ya los frutos harán que podamos darnos nuestros gustos. Siempre van a estar presente sus caricias y palabras de comprensión en los momentos difíciles.
“¡Sabemos que diste todo y más!, para poder compartir todos los momentos hermosos que vivimos juntos. Creemos y sabemos que en un futuro todos nos rencontraremos en algún lugar y seguiremos compartiendo hermosos momentos, jugando, aprendiendo, riéndonos y conteniéndonos, si la adversidad nos juega una mala pasada.
Gracias por habernos dado tanto amor y cariño mamita querida. Estuviste, estás y estarás entre todos nosotros siempre”, expresaron sus hijos.
Ana María nació en Rosario, el 15 de agosto de 1948, y en 1972, habiendo finalizado sus estudios de Profesora de Ciencias Biológicas, se trasladó a Tandil, donde formó una gran familia junto a Carlos. Aquí criaron a sus hijos, Rodrigo, Santiago, Juanjo, Manuel y Rafael, a quienes orientó y empujó a capacitarse y estudiar.
Pudo disfrutar de sus nietos: María Emilia, Tomás, Benjamín, Pilar, Joaquín, Delfina y Libertad, quienes la tienen bien presente y la amarán eternamente.
“Besos, besos y más besos mamita, abu y amor querida”.
CÉSAR NÚÑEZ
César Núñez nació el 3 de noviembre de 1932, en la provincia de Formosa, y muy joven vino a Buenos Aires, donde se casó con Dominga Calabró (f). Una vez en Tandil, se estableció, y de esa unión, nacieron Silvia y Claudia. Tuvo cuatro nietos: Ramiro, Rosario, Lucía y Bernardo, y cuatro bisnietos.
Fue un gran padre, un excelente ser humano, trabajador, voluntarioso y responsable. Logró independizarse y tener su taller de pintura, donde trabajó incansablemente hasta hace poco tiempo.
Disfrutaba de la pesca y le encantaba nadar en el mar, cuando se tomaba un tiempo para descansar. Muy querido y respetado por todos los que lo conocían, era solidario colaborador y atento con todos.
“Toda la familia lamenta su pérdida, pero sabemos que desde donde esté nos acompaña, como siempre lo hizo durante su vida. Nos dejó el pasado 31 de marzo de 2021, con 88 años y un espíritu joven que debería servirnos de ejemplo”.
RAÚL SOTO
Raúl Soto nació el 1 de marzo de 1943, en Tandil. Sus padres vivían en el paraje de Cerro Leones, a sólo 8 kilómetros del centro de la ciudad. Ellos se llamaban Rosa y Francisco (alias “El Chulo”). Con su única hermana, unos años más chica, Marta, charlaba siempre de las anécdotas del pasado, recuerdos de la infancia y de sus padres.
Vivió en Cerro Leones, donde fue a la Escuela 4 y jugó al fútbol en Figueroa, el club de sus amores. Su adolescencia fue muy linda, siempre rodeado de sus amigos para ir a los bailes de campo y jugar a su deporte favorito. Algunos de sus compinches de esa época eran Abel Liggerini, Jorge Bisogni, Baroncho Cadona y Juancho Soto.
En 1965 conoció a Marta, y luego de siete años de noviazgo se casaron y tuvieron dos hijos: Claudia y Sebastián, quienes también formaron sus familias con Enrique y Candela, respectivamente, y de allí surgieron sus cuatro nietas que eran su debilidad: Alfonsina, María, Juana y Rosario. Ellas provocaban sus risas y las disfrutó mucho en esta última etapa de su vida.
Tenía adoración por su Cerro Leones y por el club Figueroa. Salía de su casa una tarde y ya se sabía que había ido al Cerro en el auto a dar una vuelta, para cambiar el aire, para despejarse, era su cable a tierra. Amaba también hacer asados y si iban todos, mejor.
Le gustaba hacer las compras, organizar y disfrutar de la tradición del asado familiar. Siempre fue una persona sencilla, educada y de palabra, como le habían enseñado sus padres: lo que se decía, se cumplía.
Se mostraba serio, pero los que llegaron a conocerlo descubrieron que era alegre, ocurrente y querido por todos.
“Infinitas gracias por todo, por siempre estar, por marcarnos el camino a seguir, por los momentos y risas compartidas, enseñanzas. Te extrañamos muchísimo, te queremos mucho más y siempre estarás presente en nuestros corazones. Hasta luego viejito”.
MABEL NOEMÍ GONZÁLEZ
Fraterna Ayuda Cristiana y miembros de la sociedad de fomento del barrio General Belgrano acercaron hasta la Redacción una nota con la que recuerdan a Mabel Noemí González, quien falleció el pasado lunes 5 de abril de 2021.
“En la vida se entrecruzaron una cantidad de caminos que permitieron ir construyendo la vida de cada uno de nosotros. Caminos de alegría, de tristeza, perdón, amor, esperanza, etc.
Hoy, una gran familia se ha sentido conmovida por la partida de quien era y sigue siendo Mabel González.
Dios ha querido regalarnos con su presencia en vida, un ramillete de luces que nos indicaban valores tan importantes, imposibles de borrar de nuestra memoria y que hacen a las distintas conductas humanas.
Su inquietud siempre estuvo relacionada con hacer el bien. En todo momento disponible, más cuando se trataba de construir momentos que hacían feliz a una o más personas.
Su labro ha sido rica, variada y eficiente, en su calidad de dirigente y activa colaboradora en cuantiosos eventos.
Se desempeñó como presidenta de la sociedad de fomento barrio General Belgrano, juntamente con la presidencia del centro de jubilados; fue creadora del Coro Cristo Rey, tomando activa participación en distintos programas litúrgicos en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y la Capilla Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás.
Hacemos una mención especial a lo que tanto inspiró su vida, la presencia de la Virgen María, en este caso bajo la advocación de María Rosa Mística.
Hoy sentimos la ausencia física de nuestra querida Mabel, pero vivimos en la seguridad de que las distancias no existen, escuchando su voz con cantos que alegran el corazón y escuchando su música que sigue enriqueciendo nuestro espíritu”.