Necrológicas
JUAN JARQUE
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El 22 de marzo pasado se apagó la vida de don Juan Jarque. Una de sus nietas eligió despedirlo de la siguiente manera:
“¡Con qué ganas esperabas llegar a los 100 años! Abuelo querido, qué decir de vos, qué explicar del Gran Abuelo que fuiste y serás eternamente. No sólo eso, y que no es poco, fuiste gran persona, gran amigo, un marido con todas las letras, un hermano de lujo. Todo lo que te rodeaba tenía que ver con la honestidad, con la voluntad, con la alegría y con las ganas de vivir.
Naciste el 30 de marzo de 1921, y te fuiste el 22 de marzo de 2021. Sí. Casi, casi a los 100 años, aunque el año pasado -más precisamente el 30 de junio- brindamos por los 100 años de tu corazón 9 meses antes de tu nacimiento, el día en que se formó tu corazoncito en el vientre de tu mamá.
Abuelo: tengo que contar todo lo que hiciste y fuiste en tu vida y creo que no me alcanzarían las páginas para decirlo todo.
Ciclista desde la cuna, amante de todos los deportes, amiguero y charlatán, te encantaba hablar, pero no de cosas triviales, sino de la vida, de todas las anécdotas, viajes, y momentos lindos y no tanto que la vida te había dado.
Pasaste momentos muy duros, como la muerte de papá y luego la partida de la abuela, pero ahí estuviste siempre, llorándolos claro, pero nunca bajando los brazos y dándole ánimo a todos.
Tu último viaje en bicicleta a Mar del Plata fue a los 78 años y hasta unos días antes de irte para siempre, te veíamos en la bici fija. Fanático de Boca y de la comida sana, te cuidabas como si tuvieras 20 y ¡qué cutis, por Dios! Mejor que el mío con tantas décadas menos.
Gracias por ir a buscarnos todos los sábados, lloviera o cayeran piedras de punta; siempre estabas ahí, llevándonos a pasear, a jugar a la pelota, a andar en la bici, a tomar helados, y dejarnos ser felices.
Vos fuiste el responsable de que tuviéramos la infancia más bonita del mundo.
Una de tus nietas, Guillermina Jarque, orgullosa de serlo”.
MARTA HAYDÉE SOSA
Marta Haydée Sosa falleció el pasado 24 de febrero de 2021, causando su deceso un profundo dolor en sus seres queridos y amigos. Su familia acercó hasta esta Redacción el siguiente texto para recordarla.
“Mamita, tan sólo un poco más de un mes de tu partida y aún se siente tu aroma, tu sonrisa, tu presencia, en cada uno de nosotros. Es tan difícil acostumbrarnos a no tenerte, duele tanto, que por momentos se hace insoportable. Tu partida fue tan dura, luchaste tanto, sabemos que diste todo de vos como siempre. Pero este maldito virus pudo más. Tenemos los hermosos recuerdos de tu pasión por todo lo que hacías. De tu solidaridad, tus risas y buen humor. No hubo quien no te quiera, tu inocencia y nobleza inspiraban sólo buenos sentimientos. No siempre la vida es justa. Te vamos a extrañar y amar por siempre. Descansa en paz. Tu esposo, hijas y nietos”.
ALFREDO DE NARDO
A los 77 años, el día 17 de marzo, en la ciudad de Tandil, pasó a la presencia de Dios el arquitecto Alfredo De Nardo. Nacido y criado en la ciudad de La Plata, lugar donde también cursó sus estudios universitarios y se casó con su amada esposa Edith Marino, con quien formó un precioso hogar cristiano durante 48 años. Dios les dio cuatro hijos: David, Juan Pablo, Ana y Sofía, ocho nietos, cuatro hijos políticos y un montón de hijos espirituales, compartiendo la fe en Jesús.
Dice la Biblia: “Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos”. Más allá de su profesión de arquitecto, que desarrolló con responsabilidad y total desinterés, Alfredo fue pastor evangélico, siervo de Dios, ejerciendo su pastorado en la localidad de Alfredo Fortabat (La Calera) durante años y desde 1982, en la Iglesia Cristiana Evangélica, en la calle Juramento 1482, iglesia que sustenta el Testimonio Filadelfia.
Allí es donde él se destacó entregando su vida para que aquí en la ciudad de Tandil fuera conocido el verdadero Evangelio de Cristo, anunciando que “en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
Además, fue un gran defensor de las doctrinas bíblicas en este tiempo de tanta confusión y apostasía.
Dios estimó llevárselo, pues sin duda había cumplido su ministerio.
“Hoy todos los que lo conocimos recordamos sus consejos, sus exhortaciones y enseñanzas que autenticó con su vida, pues todo lo que predicaba, trataba de cumplirlo”, expresaron sus seres queridos.
Dijo Jesús: “Más cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos.”
Su vida fue un verdadero ejemplo de lo que Dios puede hacer con cualquiera que se reconoce pecador y cree en Jesús como su único y suficiente salvador. Aquí en la tierra disfrutó de la vida feliz que ofrece Cristo y ahora en los cielos Alfredo está gozando por haber visto el rostro de aquel que nos amó, el Señor Jesús.
DAIANA MICAELA RICCHI
Daiana Micaela Ricchi nació el 14 de agosto de 1994, y era hija de Silvia Carina Trejo y Domingo Ricchi, siendo sus hermanos Laura Carina, Sergio Alejandro, Milagros Carolina y Santiago Nahuel. Su familia estaba conformada por su pareja, Claudio Gallo, y sus hijas Tatiana Soledad (10) y Franchesca Asmin (3).
Day o Mica, como le decían, cursó sus estudios en Jardín San Francisco de Asís; la primaria en la Escuela 5 y parte de la secundaria en él anexo 14 de la Escuela 32. Fue madre a los 16 años de una hermosa niña, criándose juntas, y a los 23 tuvo a su segunda pequeña.
A fines del 2019 le diagnostican Carcinoma Escamoso de Cervix. Se le hicieron los tratamientos con escasos resultados, lo cual la llevó a tener que operarse de urgencia el 16 de noviembre de 2020 del riñón que requirió colocación de nefrostomía, el cual funcionó, pero la dejó anémica casi en su totalidad y requirió transfusiones. Su cáncer fue fulminante, y falleció el pasado 15 de marzo de 2021. Los últimos meses de su enfermedad la pasó en la casa de su mamá, para sus cuidados y atenciones, y con él acompañamiento del equipo de Cuidados Paliativos del Sistema Integrado de Salud Pública, conformado por Cecilia Martens, Mercedes Richter, Cecilia Kraneviter, Ana Roncoroni, Pilar Muñoz, Claudia Goyeneche y Gabriela Sewalt. También la acompañaron Carolina Cataluña y Facundo Maly, a quienes la familia les estará eternamente agradecida.
“Day era una joven alegre que le gustaba salir con su familia. Le dedicaba mucho tiempo a sus hijas y se desvivía por ellas. Se peleaba con sus hermanos y al rato salían riéndose juntos, eran inseparables y hacían travesuras de chicos.
Amaba a sus hijas como a la vida misma.
No dejaba ni un día de preguntar como estábamos o cuando íbamos a ir, sino se venía ella con sus hijas y su pareja, porque armábamos almuerzos o cenas para estar juntos.
Tus hermanos te decían que eras rezongona y que les hacías caras; eso sí, siempre unidos. Tuvimos que dejarte ir, pero aunque tomemos el camino más largo, sabes que nuestro destino es el mismo.
Tus hijas te recordarán siempre con esa hermosa sonrisa, al igual que toda la familia.
Volá bien alto, lo más alto que puedas y brillá bien fuerte para poder verte cada vez que salgamos a mirar esa estrella reluciente, allá lejos. Te amamos. Descansá en paz”.
GUSTAVO JAVIER POGORZELSKI
Gustavo Javier Pogorzelski nació el 28 de mayo de 1962, en Tandil, donde vivió y creció en el amor de su madre y familia. Era hijo de José Víctor Pogorzelski (f) y de Nélida Renée Carranza.
De chico cursó estudios en la Escuela 501 para ya de adulto ingresar como empleado en el Municipio de Tandil, donde trabajó en diferentes áreas por más de 25 años, hasta acogerse al retiro a los fines jubilatorios.
Gustavo, superando barreras, desde 1992 y por varios años, se desempeñó en el área de Discapacidad de la Municipalidad de Tandil, participando en la organización de jornadas municipales para la integración de las personas con discapacidad, siempre con la preocupación de que este fuera un tema de todos y para todos.
Transitó los últimos años ya con una salud disminuida, acompañado por su mamá, su hermana Graciela, su hermano político Guillermo, sus sobrinas, sobrinos y demás familiares. Falleció el pasado 14 de marzo de 2021. “Lo recordaremo y rezaremos por su eterno descanso”.
RAQUEL CASTIGLIONI VIUDA DE LEZCANO (RIQUEL)
Raquel Castiglioni nació en Avellaneda, provincia de Buenos Aires, el 15 de febrero de 1929.
Contrajo matrimonio con Horacio Lezcano, en octubre de 1952. Al año nació su hija Silvia. Por motivos laborales de su esposo, quien trabajaba en el Correo, se radicaron en Tandil, en 1958, junto a toda su familia (padres y hermana). Al año siguiente, nació su segundo hijo, Sergio.
Su vida la dedicó a su familia, disfrutó mucho de sus nietos, Marie, Migue y Mauri. Fue una gran lectora, le gustaba estar informada de la actualidad, del arte, etc.
El cuidado y atención a su familia fueron su prioridad, asistiendo a sus padres, suegra y esposo en sus años de enfermedad.
“Con tristeza sentimos mucho su partida, el 15 de marzo de 2021, con 92 años cumplidos. La recordamos con mucho cariño y esperamos que ahora pueda estar disfrutando de la gloria de Dios, junto a sus seres queridos. Seguirás viviendo en nuestros corazones”.
AGUSTÍN VÍCTOR BORDA
El pasado 15 de marzo partió el último eslabón de la primaria familia Borda. Nació el 27 de abril de 1935, en el hogar de una numerosa familia que llegó a Villa Italia desde el paraje El 43, Fulton, en la década del ’40. Era hijo de doña Agripina Cepeda y Justo Borda.
Si bien su padre fue herrero artesanal, Agustín se inclinó por la mecánica. Desde muy joven, instaló su taller para arreglo de motos. Al mismo tiempo, era maestro de Taller, en lo que era la ENET 1, Felipe Senillosa, tarea que cumplió durante 35 años, y en la Escuela Técnica 2 -luego Escuela Técnica 1- de Villa Alducín, durante 44 años.
Fiel colaborador de la parroquia Nuestra Señora de Begoña, en Villa Italia, y amigo del padre Baiza. Estuvo siempre presente cuando algún familiar o amigo necesitaban de su ayuda. Su partida conmovió a su esposa Elena; a sus hijos Graciela, Mariano, María Inés y su hija política Lorena. Además, a sus nietos Agustín, Luciana, Nicolás y Milagros, a su bisnieto Joaquín, a los sobrinos y a Francisco, su acompañante terapéutico, quien lo atendió con esmero y cariño, junto a Elena. Dios lo reciba en el cielo y proteja.
“Querido tío. Dicen que las lágrimas son las palabras del corazón. En este momento mi corazón habla. Tu partida conmueve mi alma. Tantas anécdotas y recuerdos compartidos. Me quedo con la amargura de no poder despedirte como lo merecías. Pido a Dios te reciba. Beso al cielo. Tu sobrina Mónica Araceli Borda”.