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CÉSAR RAMÓN ECHEVERRÍA
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El pasado 7 de junio de 2021, falleció César Ramón Echeverría, dejando un inmenso dolor en todas las personas que tuvieron la suerte de conocerlo. Nacido el 9 de enero de 1945, vivió hasta los primeros años de su juventud, junto a sus padres y hermanos, en su querido Gardey, momento en el que la familia decidió radicarse en Tandil, donde iniciaron actividad comercial y también tuvieron su vivienda en la esquina de Garibaldi y Alsina.
Quiso el destino que la ubicación elegida lo colocara en cercanías de su amado club Excursionistas, institución en la cual desarrolló actividades deportivas, tales como básquet y certámenes de bochas. Pero no fue precisamente el deporte con lo que más se lo identifica en la mencionada institución. En su querido ‘Trueno verde’ se lo recuerda como dirigente, ya que formó parte de su comisión directiva, pero fundamentalmente por su desempeño durante muchos años como delegado de ese club ante la Liga Tandilense de Fútbol.
Esa actividad, que desempeñó con mucha pasión, no sólo le permitió acompañar a gran número de futbolistas durante varias campañas, sino que le posibilitó hacerse conocido y respetado en el ambiente del fútbol local y entablar numerosas relaciones que lo llevaron a participar activamente en el desarrollo, fundamentalmente, del fútbol de los más pequeños.
Formó parte de la fundación de la Liga Tandilense de Fútbol Infantil y más adelante fue convocado, en 1987, por Luis Mestelan para encargarle la misión de crear el Departamento de Fútbol Menor dentro de la institución madre del fútbol local, de la que nunca dejó de formar parte de una u otra manera, ya que también fue vicepresidente de la entidad en varios períodos y asesor del fútbol menor hasta la actualidad.
En su ámbito laboral, se desempeñó desde muy joven y hasta el momento de su jubilación en la Oficina de Mandamientos y Notificaciones del Poder Judicial de la Provincia de Buenos Aires, dependencia en la cual cosechó amistades entrañables que pasaron a formar parte de su vida para siempre y en las cuales también dejó un recuerdo imborrable, caracterizado por su don de buena gente y espíritu conciliador.
Esta actividad laboral le permitió conocer a su amada esposa, Susana, compañera inseparable desde hace más de 35 años, sostén fundamental e incondicional en su vida cotidiana y apoyo constante en su actividad de dirigente deportivo.
“Esposo, padre y abuelo ejemplar, gracias por todo lo que nos diste, todos los que formamos parte de tu vida, fuimos muy afortunados de haberte tenido. Haremos lo posible para que estés orgulloso de tu familia, va a ser muy difícil hacerlo tan bien como vos, nos dejaste la vara muy alta, pero haremos el intento. Te fuiste, pero nunca te iras del todo, quedará en todos nosotros tu recuerdo imborrable. Te amamos. Como decía Mario Benedetti: ‘Nadie nos advirtió que extrañar es el costo que tienen los buenos momentos’”.
MARTA MERCEDES PALMA
Marta Mercedes Palma nació el 24 de diciembre de 1942, en 25 de Mayo. Pero en su adolescencia, vino a vivir junto a su familia a Tandil.
El 31 de marzo de 1967, se casó con Daniel Augusto, y tuvieron dos hijos: Fabiana y Facundo, y también tomó la decisión -junto a su esposo- de criar a su sobrino Claudio desde los tres meses de edad, a quien amó y consideró como su propio hijo.
Tuvo siete nietos: Fabiana, Facundo, Luciano, Luciana, Azul, Benjamín y Franco, a quienes les dio todo su cariño hasta lo último.
Marta era una persona de corazón noble, dispuesta siempre a servir a los demás, una mujer hospitalaria y una luchadora en toda su vida.
A los 27 años, decidió dedicar su vida a Dios como testigo de Jehová, y desde ahí hasta su muerte demostró confianza plena y fidelidad a él.
Su fe la sostuvo hasta el final, con la seguridad en la promesa de la resurrección, tal como se muestra en Hechos 24:15: "Y tengo esperanza en Dios, de que va a haber una resurrección”.
Marta está descansando, hasta que llegue el momento de que Jehová Dios la traiga de nuevo, en el maravilloso nuevo mundo que él promete, para disfrutar de la vida a plenitud junto a sus seres queridos y amigos fieles.
VITAL RUBEN BIANCULLI
Vital Rubén Bianculli nació el 18 de diciembre de 1927, en Coronel Dorrego, ciudad en la que estudió y trabajó. Estuvo vinculado al Correo, primero como mensajero y luego, tras estudiar telégrafo, lo hizo como telegrafista en esa dependencia.
Se conoció con Olga Eda Di Croce, de la localidad de De la Garma, y se trasladaron a Tres Arroyos, donde se casaron. Posteriormente, se mudaron a San Vicente, donde Rubén desarrolló su tarea en el Correo y luego, como encargado de la oficina de telégrafos en Plaza Constitución.
Junto a su esposa formaron una hermosa familia y tuvieron tres hijos: Beatriz, Horacio y Marcela; quienes le dieron quince nietos y varios bisnietos.
Fue jefe de estación del Ferrocarril Roca en varios lugares donde estuvo y cosechó un sin fin de amistades. Su última localidad fue Gardey, donde accedió a su jubilación.
Vivió en Tandil y en esta ciudad enviudó, quedándose sin su compañera de toda la vida. A los 93 años, el pasado 27 de mayo de 2021, dejó está vida después de haber contraído el flagelo de Covid-19, dejando tristeza y soledad a sus familiares y amigos.
EVA CORDERO DE TORRES
Eva Cordero nació en Tandil, el 1 de enero de 1952. Se casó con Jorge Enrique Torres, el 30 de octubre de 1967. Tuvo tres hijos: Jorge, Liliana y Walter; dos nietos: Lucas y Nahir, y un bisnieto: Liam. Siempre estaba pendiente de su familia, atendiendo con gran entereza y dedicación a su esposo hasta sus últimos momentos.
En 1993, decidió servir a Dios al bautizarse como testigo de Jehová, y de allí en más pudo enfrentar con más fuerzas y entereza todas las situaciones que le tocó vivir, manteniendo una calma y paz, que la caracterizaban.
Fue una gran luchadora de la vida, con una gran fe en Dios y en sus promesas, y ahora está descansando en la memoria de Jehová, aguardando la esperanza que menciona Job 14:15, en donde dice "Tu llamarás, y yo te responderé".
"Muy prontito decía Eva", y así será, hasta que pronto volvan a verla, cuando Jehová la despierte en su nuevo mundo.
ALEJO RAÚL ROLDÁN
Alejo Raúl Roldán, más conocido como “Cacheta”, nació el 24 de febrero de 1949 y falleció el pasado 17 de mayo de 2021, causando su partida un profundo dolor no sólo a sus seres queridos y amigos sino también a un amplio espectro del deporte tandilense, especialmente del fútbol, disciplina donde fue uno de los mejores exponentes en las décadas del ’60 y ’70.
Excursionistas, Racing de Gardey, Ramón Santamarina, Ferrocarril Sud, Boca de Tres Arroyos y la selección tandilense, Independiente y un nuevo paso por Ferro, disfrutaron de su juego. Hoy su familia lamenta su fallecimiento.
“Siempre recordaremos a Alejo Raúl Roldán, ‘Cacheta’ por la buena y bondadosa persona que fue con nosotros. Esposa, hijos, hermanos, nietos, bisnieta, nueras y sobrinos lo recuerdan con amor”.
MABEL INÉS BUSTOS
Mabel Inés Bustos nació el 18 de septiembre de 1961, en Tandil, y era la mayor de tres hermanas. A los 20 años, fue mamá de Luciano, su único hijo. Fue una incansable trabajadora, siempre intentando darle lo mejor a su niño, a quien crió sola, con la ayuda de su mamá y hermanas.
Fanática de River y del fútbol en general, en especial hincha número uno de sus sobrinos futbolistas. Una tía muy presente; una mujer muy querida por todos los que la conocían, compañeros de trabajo, amigos, vecinos y familia.
El pasado 4 de junio fue un día tristísimo para los seres queridos y amigos de Mabel, ya que después de una semana de lucha contra el Covid-19, el virus le ganó la batalla y le arrebató la vida, sus proyectos, sus ganas de seguir disfrutando de sus nietos.
"Mi tía para mí fue mucho más que mi tía. Era mi compañera, mi gran ayuda con mis hijos, siempre presente. La conocían todos a la ‘tía Mabel’ , estaba en todos los actos, los primeros días de clases, las entregas de medallas, las canchas, en todos lados acompañándonos.
Sé que extrañaba mucho a sus hermanas, a quienes desde hace unos años sólo podía verlas en los sueños. Espero que se hayan podido encontrar junto a la abuela, abrazarse y estar juntas, como lo hicieron acá toda la vida. Con idas y vueltas, con encuentros y desencuentros, pero siempre juntas, eso es lo que hoy alivia un poco mi dolor, pensar que están juntas, charlando, fumando y renegando porque nosotros lloramos, porque estamos tristes.
Fue una abuela increíble con mis hijos, les dio todo el amor que tenía y más, dejaban cualquier plan por ir a lo de la tía Mabel, les encantaban esos mimos y mañas que sólo recibían en su casa.
Gracias por todo, desde hoy vive en nuestros corazones y recuerdos. Me hubiese encantado que se quedara con nosotros. Volá alto tía Mabel, te queremos infinito. Valentino, Joaquín, Pedro, Diego, Sabrina y tus nietas Valentina y Morena”.
GERARDO LUIS SOSA
Luis Gerardo Sosa nació en un pequeño pueblo llamado María Ignacia, estación Vela, siendo sus padres Nilda Raquel Oliva y Osvaldo Alfredo Sosa. Junto a sus hermanos, comenzó a cursar la primaria, pero dejó la escuela a los 13 años para ayudar a sus padres.
Trabajó en la papa; de albañil; en el campo; y en la empresa Campoamor Hermanos. Tuvo su propia quinta durante tres años, era algo que le encantaba hacer. También le gustaba trabajar con madera, cortar pasto o hacer cosas de la casa.
Tuvo su primera hija, Luisa, con su anterior pareja, la que falleció muy joven. Luego conoció a Mirta Susana Madrid, compartiendo 45 años de mucho amor. Fruto de ese fuerte vínculo nacieron Luciana, Daniela, Federico, Lucas, Cintia, Karen, Brenda y Melina. En 1979, se mudaron a la casa en cuyo terreno también dejó construida la vivienda para sus hijos.
Luchó y trabajó siempre para que a la familia no le falte nada. Le gustaba disfrutar de sus nietos, Micaela, Nahuel, Rodrigo, Martina, Thiago, Jacqueline, Zaira, Maite, Gael, Francesca y Nataly, y de su bisnieta Sofía. Disfrutaba escuchar chamamé y folclore; ver sus programas favoritos, como los de Olmedo, y los domingos, las carreras. Hacía chacinados, tenía animales, era una persona muy activa que encontraba siempre algo para realizar.
“Cada uno de sus hijos vamos a estar agradecidos de nuestro padre, por la educación brindada, por tener un hogar donde crecer, los consejos, por tus palabras, por dejar equivocarnos y así aprender y adquirir los golpes que hoy definen nuestras vidas. Hoy que ya no estás con nosotros papá, sólo queda tu recuerdo que guardamos en lo más profundo de nuestro corazón. Gracias, papá querido, tu recuerdo nos acompañan y nunca te olvidaremos. Siempre en nuestros corazones. Tu señora, hijos, nietos y bisnieto te recordarán siempre”.
ERICA VANESA DÍAZ
Erica Vanesa Díaz nació el 9 de mayo de 1983, en la ciudad de Ayacucho, donde pasó desde su niñez hasta la adolescencia, cursando sus estudios de nivel inicial, primaria y secundario completo. Hija de Roberto Isidro Díaz, de profesión policía, y de Laura Rosana Camelino, de profesión gastronómica.
Tres hermanos conformaron su familia, los mellizos Iván Eloy y Germán Rafael Díaz, ambos también trabajando como policías, y Jessica Lorena Díaz, la más pequeña, comerciante.
En 2004, tres de los cuatro hermanos debían empezar la universidad, así que se acordó en familia vender la casa en Ayacucho y venirse todos a vivir a Tandil, donde Vanesa ingresó en la carrera de Ingeniería de Sistemas.
Pasaron los años y su papá se enfermó de un ACV, dejándolo parapléjico en silla de ruedas, por lo que se dedicó de lleno a su cuidado.
Siguieron pasando los años, su juventud preciada y en diciembre de 2020, empezó con síntomas de una maldita enfermedad llamada "Síndrome de Giulian Barre", que de a poco la fue consumiendo. Los profesionales del Hospital Municipal Ramón Santamarina hicieron lo imposible para su recuperación, pero no pudo ser. Ella, de a poco, se fue apagando.
La familia quiere agradecer al Hospital Municipal Doctor Ramón Santamarina “por la atención brillante que tuvieron para con Vanesa. La vocación de servicio y de buscar nuevas medicinas, todo lo que hicieron por 'Vane’, no hay valor que lo pague. Muchas gracias equipo”.
Tenía cuatro sobrinos. Con Guadalupe, la mayor y su ahijada, compartían muchas actividades juntas. Kevin, el pequeño tecnológico. Los dos se juntaban con su tía y cocinaban, jugaban, y ella los apañaba. Bianca, hermosa niña, completaba el trío de sobrinos, y el más pequeño Oliver, que por razones de edad y distancia, compartieron pocos juegos, esperando hacer el cuarteto con su tía querida.
MARCELO DANIEL BENAVIDEZ
Marcelo Benavidez nació el 19 de diciembre de 1957 y falleció a los 63 años, el pasado 3 de junio de 2021
Se casó con Zulma Gladys Guzmán, y fruto de esa unión nacieron sus hijas: Romina y Grisel; posteriormente, llegaron los yernos: Jorge y Gastón, y los nietos: Simón, Rona y Pedro.
“Cómo comenzar, me cuesta tanto escribir cada palabra. Se extraña tu sonrisa, tus salidas delirantes, ese consejo tan exacto y preciso, esa locura divertida, tu amor y sensibilidad, tu ser dispuesto a ayudar a los demás siempre. Como duele. En varios trabajos me preguntan, ¿vos sos hija del ‘Mono’ Benavidez?, ¿el que vivía en la Villa?, ah que tipo espectacular, siempre haciendo un chiste, tan simpático, que buen hombre.
Ese es mi papá, un cascabel donde quiera que vaya, un hombre con alma de niño. Esa ternura única con tus nietos y como llenaron tu corazón, seguro más de lo que pensabas. Ya estás con nuestro padre celestial, quien sabe haciendo qué, seguramente dispuesto y ayudándolo en todo. Te despido, mi negro amado, con todo mi amor de hija”.
MARTA NOEMÍ FERRAGGINE
Marta Noemí Ferraggine, más conocida por todos por “Martita”, falleció el pasado 2 de junio de 2021, después de 28 días de estar en la Nueva Clínica Chacabuco y dos años de una dolencia en la aorta por dilatación y por un muy mal tratamiento de su médico, quien no la medicó para una mejor calidad de vida y no padecer tanto sufrimiento.
Había nacido el 4 de mayo de 1941, en Tandil, donde disfrutó su infancia junto a sus hermanos Héctor (Cacho) y Alicia.
Trabajó en el Bazar Mundial; en ABC durante 11 años y en tres fábricas de tejido, sitios donde cosechó amistades que mantuvo en el tiempo. Muy querida por familiares y amistades, por ser auténtica y buena persona.
El 26 de julio 1975 conoció a Oscar Alfredo Schneider y a partir del 10 de marzo de 1979, compartieron 42 años de matrimonio. Con momentos inolvidables. Fue una mujer totalmente irremplazable.
“Gorda, encarrilaste mi vida y no tendré consuelo. El pasado 2 de junio nos dejaste físicamente, pero para tus familiares, amistades y sobrinos vivirás en el permanente recuerdo. No hay persona que te haya conocido que no lamente tu partida. Tus sobrinos te extrañarán por siempre. La casa está vacía, fría y opaca sin tu brillo y tu presencia".
DANIEL ARMANDO DELLAPÉ PERSSON
Daniel Armando Dellapé Persson nació en 3 de julio de 1945, y era hijo de Mario Dellapé y Delia Persson, completándose la familia con sus hermanos Hebe, Horacio (f) y Gerardo.
Se casó con Yiya (f), con quien además de su amor compartía la misma profesión de geólogo. Fruto de esa unión nacieron sus hijos Esteban y Mariana, quienes le dieron cuatro hermosos nietos.
Creció entre su casa de Garibaldi 752 de Tandil y la casona de los abuelos Dellapé, en España y Rodríguez, familia numerosa que atendía su calera “La Negra”, en Barker. También en el taller de Persson Hermanos, por vía materna, allegado a los Harispe Persson, al tener madres hermanas.
Cursó sus estudios en la Escuela 2 y Nacional de Comercio, egresando como Perito Mercantil.
La profesora Lilia de Acevedo Díaz le aconsejó estudiar Geología, dado su interés por el aire libre y las investigaciones de campo.
Aprendió en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata y luego siguió Ingeniería del Petróleo en la UBA. Trabajó en YPF en suelo patagónico, en áreas de exploración, viviendo por períodos en campamentos de montaña. Luego en la empresas Bridas y Chevron, radicándose en Venezuela y Denver, Estados Unidos.
Como consultor, se estableció en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tarea que continuó hasta su afección.
Regresaba habitualmente a Tandil, donde vivió su mamá hasta los 103 años. Se reunía con los compañeros de secundaria, por quienes sentía especial afecto. Joven aún, saludable, practicó ciclismo hasta esta enfermedad inesperada contra la cual luchó él y el personal de Salud, tan atento. Falleció el pasado 19 de junio de 2021, en el Sanatorio Agote de Buenos Aires. Lo despidieron sus seres queridos en el cementerio parque Centenario de City Bell.
ELINA ESTELA CARRIZO
Elina Estela Carrizo nació en Pieres, el 7 de abril de 1934, y era hija de doña Elsa Van Der Wee y de don Isaías Carrizo. Era la anteúltima de ocho hermanos, y transcurrió su infancia en el campo, haciendo travesuras y jugando con sus hermanos.
Fue en el campo donde adquirió su gran amor por las plantas y los animales. Terminó sus estudios primarios y luego se dedicó a colaborar con la familia, como la gran mayoría de los jóvenes de ese entonces.
Algunos años más tarde conoció a don Sebastián Bujosa, con quien se casó y tuvo cinco hijos, vivieron siempre en el campo, cultivando la tierra y criando animales para venta y consumo.
En la década del 70, ella se separó de don Sebastián, y tiempo más tarde, conoció a don Ubaldo C. Alegría, con quien tuvo un hijo. Se radicaron en la ciudad de Miramar, don Ubaldo trabajaba en la construcción, mientras que Elina se dedicaba a preparar la casa para alquilarla en el verano, como la mayoría de los miramarenses.
Cerca del año 90, el hijo mayor de Elina los invitó a conocer Tandil y fue ahí donde al ver la belleza del lugar, decidieron mudarse.
Vendieron su casa en Miramar y compraron en Tandil una casita en el barrio Tandilmat. Pronto Elina la llenó de plantas, como a ella le gustaba, y fiel a su estilo, también hizo una huerta y crío algún pollo. Era muy buena cocinera, siempre unos buñuelos o unas tortas fritas para el mate, y muy querida por sus vecinos, dando una mano cuando se podía.
Muy inquieta, buscaba hacer algo o generarse algún peso para poder mimar a sus nietos, que eran como más de veinte, o para ayudar a la casa. Así fue pasando sus años felices.
Su salud ya estaba bastante deteriorada por el pasar de los años. El 14 de marzo, su compañero don Ubaldo falleció con sus 93 años, de ahí en más Elina se sintió muy triste y su salud empeoró. El pasado 27 de mayo de 2021 partió, con sus 87 años.
“Tus hijos, hijas políticas, nietos, nietos políticos, bisnietos y demás familiares y amigos te vamos a extrañar”.