Murió Miguel Rouaux, director de Cultura y motor de El Cielito
Desde 2010, cumplía funciones en el Municipio, pero además era un dirigente histórico de la Peña Tradicionalista El Cielito. Estaba internado en el Hospital con diagnóstico de Covid-19. La noticia causó gran dolor en el Gobierno municipal, en el ámbito de la cultura y en la comunidad.
La pandemia asestó otro duro golpe a la comunidad tandilense con el fallecimiento de Miguel Rouaux, director de Cultura del Municipio y una de las almas de la Peña Tradicionalista El Cielito. Estaba internado en el Hospital, en terapia intensiva, a partir de que se agravó su salud tras contagiarse con coronavirus.
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Miguel Rouaux, quien partió a los 62 años, pasó por todos los cargos de la comisión directiva de El Cielito, fundada el 20 de octubre de 1957. Incluso, un año antes de la primera edición del Festival de la Sierra, que se realizó en 1983, le puso nombre al evento que trascendió ampliamente las fronteras de esta ciudad.
Tras ser el presidente de la entidad durante varios años, por estos días se desempeñaba como director artístico. En paralelo, ejercía el cargo en Cultura del Municipio, donde asumió en 2010 y fue coordinador, alternando períodos como director.
Voz indiscutida de El Cielito, era el referente para contar lo que pasaba en cada Festival de la Sierra. Además, llevaba más de medio siglo de trabajo en la institución que tantas alegrías le trajo a la ciudad por el desempeño de sus ballets folclóricos en distintos festivales de la Argentina.
Miguel Rouaux fue uno de los mentores del Festival de la Sierra, el primero competitivo de la provincia de Buenos Aires. El crecimiento y las demandas en cuanto a la organización, llevaron a que se transformara en una marca que ya superó a la institución, a partir de la asociación con el DOT, y que fue potenciada con la colaboración del sector público y privado.
En una de las últimas entrevistas con El Eco de Tandil, contaba sobre los inicios del festival: “Habíamos ganado en Cosquín, con el Ballet Mayor, en 1982. En el 83 fuimos a competir a Córdoba, a un festival que se llamaba Estampas, y ahí nos surgió la idea de hacer en Tandil un festival competitivo porque no había festivales en la provincia de Buenos Aires. Entonces, en el 83 no lo hicimos competitivo, pero sí en el 84”.
Pionero en la provincia de Buenos Aires, la arriesgada empresa redundó en que los ballets de localidades cercanas pudieran participar, competir, aprender en las clínicas y ganar experiencia.
“Nació como un festival competitivo, con la idea de que fuera por lo menos zonal o regional. Tomó un despegue bárbaro, empezó a venir gente de Córdoba, Santa Fe y otras provincias, y se transformó incluso en lo que es hoy, uno de los tres festivales competitivos más importantes del país, junto con Laborde y Cosquín (Córdoba)”, contaba con orgullos.
En la última edición, expresaba que para los integrantes de la peña “es una satisfacción personal de cada uno de los que llevamos la camiseta puesta de El Cielito el poder llevar adelante y tener un festival que se ha transformado en la gran fiesta de Tandil, y no deja de ser también una responsabilidad, porque año tras año siempre hay un desafío nuevo y buscamos superarnos, pero no hay un interés económico, simplemente llevar la firma de El Cielito adelante, la camiseta bien puesta, y que el festival siga creciendo”.
Al amante de la cultura
Desde La Vidriera, suplemento dominical de este Diario, la periodista Ana Pérez Porcio destacó que “con su bonohomía, entusiasmo, don de gente y amante de la cultura, Miguel apoyó las actividades serranas desarrolladas en el Teatro del Fuerte y las que se daban en espacios alternativos. Fue el último director de Cultura de la gestión del intendente Lunghi y un tipo afable con el que se podía hablar, disentir pero abierto siempre a los cambios, a todo lo que fuera mejor para a ciudad y su gran amor, el folclore”.
En una sentida reflexión, se preguntó: “¿Cómo describirlo después de tantos años de trabajar junto a él durante el Festival de la Sierra? Jamás dejó de dar una nota. Siempre estuvo al pie. Si no había solución para un determinado problema, él la inventaba para que todo saliera okey. Cuando El Cielito se incendió, fue Miguel el que se puso el tema al hombro, obviamente todos ayudaron, para que volviera al presente sano y salvo y mejorado el reducto más conocido del folclore tandilense”.
Agregó que “siempre dispuesto, con una sonrisa y sus ganas de hacer lo recordaremos, ya que es muy triste pensar que no volveremos a cruzarnos. ¡Vamos a extrañarte Miguel! ¡Cuánto!”.