Expuestos al humor de la gente y al virus, voluntarios de los puestos de control no reciben ni un benefici
Actualmente solo quedan alrededor de 110 los voluntarios que rotan en los controles sanitarios de las rutas. Ariana Pérez es una de ellas y contó en primera persona su afán de cooperar. Contó que no todos son cuidadosos y, entre otras cosas, han sufrido maltrato verbal. Esperan que el pedido por incentivo, aunque sean alimentos, sea respondido..
Ariana Pérez tiene 25 años, es técnica superior en anestesia desde 2018 y es una de los 110 voluntarios que todavía, a pesar de no haber sido contemplado en el bono al sector de salud por la pandemia de Covid-19 ni recibir algún tipo de incentivo, rota por los puestos de control sanitarios en los accesos a la ciudad.
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Estaba en su casa cuando por medio del Instituo Amemt, de donde egresó, vio un comunicado en el que pedían gente de salud que estuviese disponible, como justo ella no estaba ejerciendo, le pareció el momento indicado para cooperar en algo. ¨Con lo que contaba era tiempo así que me ofrecí, dejo mi bebé de 11 meses en casa por unas horas y aporto mi grano de arena¨, contó, dejando notar su orgullo por la acción.
Ariana tiene 25 años, vive con su pareja y dos menores, y en los 60 días que lleva de voluntariado ya ha rotado por los distintos puestos. Según reveló Atilio Della Maggiora, secretario de Protección Ciudadana, por día pasan 34 voluntarios aproximadamente, en los controles de Tandil, María Ignacia (Vela) y Gardey.
Expuestos a la gente y al virus
¨Hasta hace una semana me levantaba a las 4 AM para estar en el Hospital a las 5.30, por dónde nos pasaban a buscar para llevarnos a los puestos¨, detalló. Justamente esta semana el horario se modificó media hora, así como la modalidad, ya que la pasan a buscar por la rotonda de la Ruta 226 y Rauch, de dónde está más cerca, evitando el paso por el nosocomio.
Según sus palabras, en lo que va de la cuarentena y las medidas correspondientes al aislamiento social, preventivo y obligatorio, han ¨visto de todo¨. Ariana compartió su experiencia y contó que la gente se toma los controles de diferentes maneras, desde los que están agradecidos, hasta los que no se molestan y los que, por el contrario, los ve como un estorbo.
¨Hemos sufrido mucho maltrato verbal, nos han filmado, nos han sacado fotos, todo por el simple hecho de que quieren ingresar a la ciudad y no se les ha permitido, pero el que no presente un justificativo del porqué tiene que pasar, ni demuestre que su actividad es esencial, no pasa¨, garantizó.
¨Tenemos repatriados, algunos que vuelven de lugares de riesgos, gente con fiebre, cada caso es particular, y cuando es necesario activar el protocolo se activa¨, indicó.
Así, además de estar expuestos al semblante de cada persona que pase, humor o educación, los voluntarios también exhiben cada día su salud al entrar en contacto con muchos desconocidos permanentemente. Aunque los abocados al puesto de control siempre son cuidadosos y permanecen con los elementos de prevención correspondientes, no sucede lo mismo con el resto de las personas. ¨La gente aún no entiende el tema del cuidado que debe tener e importancia de la prevención, vienen sin barbijos, o el que lo trae puesto al momento de tener un contacto con nosotros se los sacan¨, exclamo, como sin poder creer que todavía ocurra eso.
Buenos equipos
De acuerdo a la modalidad, explicó que el personal de salud siempre está rotando, mientras que son pocos los casos que están fijos, principalmente por el hecho de que cada vez son menos, incluso reveló que a veces ni siquiera cubren los puestos.
Si bien expuso que siempre hay rotación en los controles, no hay un diagrama establecido rígidamente, y el lugar que le toque cubrir dependerá de dónde falte personal. ¨Es que escasean los voluntarios, precisamente por eso este lunes arrancaron los chicos que trabajan en Bromatología¨, señaló la mujer.
Asimismo, Ariana detalló los ingresados por voluntariado cumplen una rutina de seis horas, pero que trabajan mucho junto con personal de tránsito, que hacen 13 horas diarias, además de personal policial, que su itinerario a cumplir varía según la dependencia a la que pertenezcan.
¨La verdad es que trabajamos todos a la par, he participado en los tres puestos de control y no tengo queja alguna para con mis compañeros. Tránsito principalmente es muy compañero, trabajamos muy bien en equipo y ahí somos todos iguales¨, resaltó.
Un aporte enorme, pero invisible
Vale aclarar, que el personal de salud cuenta también con voluntarios y enfermeros pagos ligados al Hospital Municipal, mientras que, como adelantó Ariana, ya que voluntarios no son muchos los que quedan. Estos últimos, no reciben ningún tipo de incentivo por su prestación y, a su parecer, es justamente ese el motivo que llevó a que muchos dejaran de asistir.
¨Hemos enviado una carta pidiendo que se considere si podíamos recibir algún beneficio, ni siquiera que sea específicamente económico, sino con productos alimenticios, pero nunca nos contestaron¨, lamentó, advirtiendo que tampoco fueron contemplados para percibir el bono que el Gobierno nacional otorgó a los trabajadores de la salud.
Como al resto de la gente, a Ariana Pérez la falta de ingresos por no poder trabajar también la afectó y cree que la situación ¨viene para largo¨.
¨Ojalá nos reconozcan en algún momento, ya que más de uno no cuenta con un trabajo, más allá de ser voluntarios y elegir nosotros mismo exponernos, , sostuvo con esperanza.