Necesita una mano para seguir
El centro cultural Arte y Parte, nuevamente en vilo ante la venta de la casa que alquila
Necesitan conseguir una casona en el centro para continuar funcionando. Están obligados a mudarse por segunda vez en cuatro años. El inmueble de Belgrano 342 salió a la venta, como oportunidad para proyectar un edificio. El espacio se consolidó con 20 profesores que dan talleres, circulan unas 70 personas por día y ofrece eventos todos los fines de semana. El anhelo es conseguir un inmueble “más definitivo” para evitar estos cimbronazos.
El último lunes, el centro cultural Arte y Parte amaneció con un cartel que ofrece en venta la casona donde funciona, ubicada en Belgrano 342. El anuncio -ubicado sobre la puerta principal- fue un mazazo para los referentes, artistas, talleristas y alumnos que forman parte de esta propuesta autogestiva y con espíritu cooperativista. El mundo se les vino abajo y ahora necesitan con urgencia encontrar otro lugar para seguir, con lo que ello implica para Tandil y su ecosistema inmobiliario.
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Desde las redes sociales, Arte y Parte comunicó la situación y recibió numerosas muestras de solidaridad, tanto de otros espacios como de vecinos y seguidores. Entre tantas palabras de aliento, hubo hasta personas que comprometieron apoyo económico para la dura etapa que se viene. Es que conseguir una propiedad, firmar el contrato de locación con sus condiciones, hasta la mudanza y puesta a punto de la nueva sede, todo implicará dinero, más allá del esfuerzo humano.
Ayer por la tarde, en el patio “Qué te palta” se estaba montando una muestra de artes visuales programada para mañana. En simultáneo, en las aulas y mesas era todo actividad y un buen número de asistentes producía en un clima ameno, que invitaba a formar parte. Allí, Corina Alexander, coordinadora de los talleres y secretaria de la comisión directiva, lamentó el tener que atravesar la segunda mudanza en 4 años y más aún, teniendo en cuenta que la mitad los transitaron en pandemia.
Independiente y cooperativo
“Nos avisaron hace un año que no nos iban a renovar el contrato, que fue por dos años, otro lo extendieron por la pandemia y se venció el 1 de noviembre. Nosotros queríamos hacer una extensión y si se vendía la casa, teníamos tres meses para irnos. Después pedimos una extensión por un año y finalmente, quedamos por 6 meses”, contó y explicó que durante 2022 se dedicaron a buscar otra casa.
“Está muy difícil, porque sobre todo en la zona que nosotros tenemos intervención, está todo en venta y nadie quiere alquilar. Este centro cultural, como todos, necesita dimensiones amplias, que nos permitan desarrollar las tareas”, precisó y agregó que deberán dejar el lugar en abril.
Por ese motivo, buscan un inmueble que les permita convertir habitaciones en aulas o salas para responder a una dinámica del movimiento constante. “Todos los fines de semana tenemos distintas muestras y durante la semana tenemos veinte talleres. Hay 20 profesores que dependen del espacio y que se han consolidado, es decir que todos tienen muchos alumnos”, precisó Corina Alexander.
Por las aulas de Arte y Parte, en promedio, pasan entre 60 y 70 alumnos por día, mientras que los fines de semana han tenido eventos a los que asistieron 200 personas, que van pasando por el lugar durante el horario de las muestras.
“No sólo tenemos los 20 profesores, tenemos la cocina con sus productores. Después de la pandemia, tenemos una organización con todos los que generan espectáculos en el centro cultural que es que la entrada se la queda el que organiza y la comisión directiva venimos todos los fines de semana a vender en la cantina, y con todo eso se sustenta el alquiler, la luz, gas, internet y el mantenimiento del lugar. Todo de manera independiente y con el formato de sustentarlo cooperativamente”.
Golpe y apoyos
Volviendo al tema del espacio, reconoció que “nosotros ahora necesitamos ayuda, porque estamos entre la espada y la pared” y recordó que “cuando nos tuvimos que mudar la primera vez hacia acá, a los 3 meses nos tocó la pandemia. Por lo tanto fue terrible y está a la vista lo que hemos trabajado acá para que pueda circular gente permanentemente y distintos públicos. Nos hemos consolidado mucho, pero mudarnos implica un desembolso inicial de mucho dinero y poner en condiciones el otro lugar, desde conexiones eléctricas especiales, montar cada sala con sus necesidades y ambientar”.
Repasó la intensidad del trabajo diario, con múltiples actividades, articulación con otros centros culturales, ONGs e instituciones, además de las charlas, reuniones para generar proyectos, etc. “Este año fue pleno, de salir de la pandemia que nos generó mucho esfuerzo y lo terminamos de esta manera, teniéndonos que ir”, lamentó.
Y describió que “por un lado fue un golpe, pero por otro, desde que expusimos en nuestras redes esta situación, recibimos la solidaridad absoluta de todos los otros espacios culturales de la ciudad, por lo menos del corte que nosotros tenemos. Se han solidarizado, van a ayudar a juntar firmas para conseguir no solamente el lugar sino los recursos para poder mudarnos”.
La referente de Arte y Parte reparó en que “se van cerrando los lugares” y enumeró La Cautiva, La Romería y hoy llegará a su fin la historia de Nido, en Pinto al 300. “Éramos los espacios culturales del centro”, resaltó y habló de otro polo cultural que se está fortaleciendo en la zona de La Estación y en avenida Colón, con la Compañía, La Incubadora de Arte, La Vía, el club Ferro y las bibliotecas.
“Los que estamos en el centro tenemos la dificultad de que no podemos proyectar y tenemos situaciones abruptas como ésta”, dijo como contrapartida.
Rescatar una casa
En paralelo, transmitió que es momento de pedir ayuda y compartió que entre los integrantes surgió el eslogan de que estaría bueno que al menos una casa del centro quede para un centro cultural, para un espacio distinto a un edificio. Lejos de estar en contra del crecimiento, la idea es visibilizar la importancia de la formación de los artistas que luego se presentan ante la comunidad.
“Creemos que tiene que ser lo más cerca de la Plaza Independencia posible porque trabajamos con muchos chicos del Conservatorio, de la Universidad. Hay un circuito, está el Centro Danés, Bajosuelo, Macanudo, hay un público que circula por estos lugares y espacios, entonces creemos que no nos tenemos que alejar mucho de eso”, consideró.
“Tenemos la determinación de que no vamos a cerrar el centro cultural”, aseveró Corina Alexander y adelantó que “nuestra estrategia es primero abordar la comunidad que nos contiene y la que participa de nuestras realidades, y también queremos ir por algo más definitivo y vamos a buscar apoyos”.
Como aval, indicó que nunca dejaron de pagar un mes de alquiler, ni siquiera en pandemia. “Hay mucha garra en este sector, muchas personas que se juegan y ponen espacios, pero en un punto la cultura también necesita apoyo del Estado”, concluyó y apostó a conseguir un lugar que les permita soñar con una estabilidad.
Secretaria de Redacción de El Eco de Tandil. Licenciada en Comunicación Social orientación Periodismo (UNLP)