Continúa la preocupación de los vecinos del Barrio Golf por la aparición de perros envenenados
Este miércoles se realizó un rastrillaje para determinar si aún había algún rastro del veneno con el que mataron a 26 perros en el Barrio Golf. Si bien tras el operativo regaron la zona, los vecinos aseguran que aún están intranquilos ya que no se sabe con exactitud cuál fue el tóxico utilizado.
La aparición de una importante cantidad de perros muertos por envenenamiento en el Barrio Golf encendió las alarmas de los vecinos que, pese a que este miércoles se realizó un rastrillaje en la zona, continúan con preocupación.
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En el marco de la investigación que lleva adelante Gustavo Morey, titular de la UFI 8, efectivos de la Policía Científica, de la Comisaría Primera, de Caballería y de la División Sustancias Peligrosas del Cuartel Central de Bomberos realizaron un importante operativo en el barrio.
Si bien una vez que finalizaron con el trabajo un camión cisterna regó el suelo para tratar de difuminar el tóxico que quedó en el ambiente, los vecinos aún no se sienten seguros.
Karina Jacobsen, quien perdió días atrás al perro que acompañó a su familia durante 14 años, dialogó con El Eco de Tandil y contó que no estarán tranquilos hasta que se determine cuál fue el veneno que se empleó y, en el mejor de los casos, quién fue el que lo esparció.
El caso tuvo su inicio el 13 de agosto cuando encontraron seis perros sin vida en la calle. Sin embargo, con el correr de las horas y los días la cifra fue aumentando y el pasado martes, exactamente dos semanas después, hallaron un nuevo sabueso envenenado, el número 26.
“Cuando cargamos a nuestro perro en la camioneta y lo llevamos a la veterinaria, lo primero que nos dijeron fue que nos limpiáramos rápido porque el veneno es muy peligroso; tal vez no te mata, pero te produce algún daño”, expresó Karina y añadió que la primera pauta de alerta que les dieron fue que cuidaran a sus hijos y que no los dejaran jugar afuera. “Así que estuvieron un montón de días sin salir, porque siempre que lo hacen juntan palitos, piñas o lo que encuentran tirado”, completó.
La reciente aparición de un nuevo perro envenenado volvió a encender las alarmas en el barrio y acrecentó la incertidumbre: “Estamos todos con miedo porque ya no sabemos si siguen tirando o si tiene tanto efecto. Por lo que me explicaban, es un insecticida agropecuario en polvo que tiene volatilidad, entonces puede estar en cualquier lugar”.
Reconoció Jacobsen que el camión hidrante del Municipio ha pasado varias veces y que, aún así, ellos mismos han regado la zona pero evaluó que eso no podría ser suficiente. “No creo que con esto alcance porque siguen muriendo perros”, exclamó y aseguró que, como aún tienen temor de lo que puede llegar a ocurrir, “si ves las veredas no anda nadie”.
La tranquilidad para ellos llegará el día en que se sepa con exactitud cuál fue el veneno que se dispersó para así poder saber qué medida tomar. “La otra sería encontrar quién fue, aunque eso ya es más complejo. Porque si no lo hallamos, va a seguir haciéndolo”
Rastrillaje en el barrio
El miércoles pasado, entre las 14.30 y las 16, personal de Científica, de la Comisaría Primera, de Caballería y de la División Sustancias Peligrosas del Cuartel Central de Bomberos realizaron un rastrillaje para ver si aún se encontraba algún vestigio del veneno.
El comisario Carlos Yáñez, titular de la Seccional Primera de Policía, dialogó con este medio, contó detalles del operativo e informó los pasos a seguir.
“Se trabajó en el radio donde estaban los canes muertos, que no fue de gran tamaño ya que aparecieron prácticamente en la misma zona. En ese sector, el rastrillaje se hizo muy minucioso y luego se extendió, abarcando el 80 por ciento del barrio”, indicó el comisario.
En una de las arterias levantaron un polvo blanco que fue llevado a analizar de manera preventiva. Asimismo, enviaron a Bromatología dos aves que aparecieron muertas para saber si habían sido envenenadas. “Ameritaba levantarlas para saber de qué se trataba, porque aparentemente estaban tendidas desde hacía varios días”, afirmó Yáñez.
Tras finalizar con el operativo, camiones cisterna del Municipio y personal de Bomberos regaron las veredas que habían sido rastrilladas como precaución “por si aún había veneno en el lugar”.
En caso de que la sustancia que se levantó fuera la misma que la utilizada para envenenar a los perros, “estaremos hablando de que hay una persona que sigue haciendo daño, por lo que tendríamos que empezar a pensar en poner policía estable en el lugar”.
Por el momento lo que se hacen son recorridos continuos, es decir que no son fijos sino que van rotando. Además, cuentan con la ayuda de la Caballería que efectúa rondines de manera intermitente. De todas maneras, si se confirma la presencia de veneno deberán realizar alguna modificación: “No sé si podríamos poner una vigilancia fija porque no contamos con la capacidad humana necesaria, pero necesitaríamos hacerlo con más continuidad, como se hace en el centro”, evaluó.
Los pájaros no estaban envenenados
Federico Sánchez Chopa, director de Bromatología, aseguró que las aves que fueron enviadas a la Dirección no habían muerto por envenenamiento.
Si bien reconoció que desconocen cómo se pueden analizar esos pájaros ya que no tienen un equipo destinado para hacer necropsia ni histopatología, cercioró que la causa de su deceso no fue la intoxicación, como sí lo había sido la de los chimangos que habían aparecido semanas atrás.
“Encontraron dos horneros en un total de treinta manzanas en un ámbito suburbano, con bastante árbol. Con lo cual se puede analizar que no es una cuestión propia de este veneno como sí lo fue con los chimangos”, declaró.
En aquella oportunidad, aparentemente las aves falconiformes habrían encontrado algún trozo de carne tirado, que personal de Bromatología no advirtió cuando realizó las recorridas, y murieron en el aire al intentar comerlo. Así, la comida cayó al patio de algunos vecinos, que creyeron que también estaban arrojando veneno a sus jardines.
Respecto al polvo que juntaron para llevar a analizar, Sánchez Chopa dijo que podría ser cal o cemento, puesto que en el sitio estuvieron trabajando algunos albañiles.
“Igualmente están pasando los camiones hidrantes, y la lluvia de la madrugada va a colaborar en la desaparición de algún resto de veneno que pueda haber quedado en el ambiente”, completó.