Con muestras de afecto y dolor, despidieron los restos del exdirector de cultura comunal
En la mañana de ayer, los restos mortales de Miguel Rouaux, exdirector de Cultura del Municipio y de la peña tradicionalista El Cielito, fueron inhumados en el Cementerio Parque Pradera de Paz pero antes, el cortejo fúnebre pasó por la Municipalidad y la sede de la peña folklórica que fue el epicentro de su vida artística para darle el último adiós.
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Durante los breves minutos que el coche se detuvo frente al edificio comunal, numerosos funcionarios -con el intendente Lunghi al frente- y compañeros de trabajo le rindieron un sentido homenaje entre conmovedoras muestras de dolor y ofrendas florales que fueron arrojadas a su tiempo al féretro. El extenso cortejo rompió en un sostenido aplauso que funcionó como corolario de la despedida.
Su muerte produjo una gran congoja tanto en el ámbito gubernamental como en el sector de la cultura y el arte local. De diversas maneras, quienes formaron parte de la vida y la trayectoria de Miguel expresaron su tristeza ante su inesperada partida, acaecida el lunes y derivada de complicaciones de salud provocadas por el Covid-19.
A continuación, la comitiva siguió su rumbo hasta la sede física de El Cielito, en Chacabuco 126, donde un grupo importante de personas -integrantes de la institución, bailarines y compañeros- también lo despidieron con afecto y pesar antes de que sus restos partieran hacia la morada final.
Sin dudas, el folklore tandilense quedó de luto ante la pérdida de un hombre que supo forjar el destino de la cultura vernácula y de tantos hombres, mujeres y niños a los que marcó con su amor por la danza, la música y el trabajo arduo.
A lo lejos, una zamba del Chango Rodríguez bien podría susurrar a modo de consuelo “tu amor es una estrella con cuerdas de guitarra, una luz que me alumbra en mi oscuridad”.