Argentina para Todos acusó aprietes del Municipio a integrantes de la agrupación
Aseguran que Desarrollo Social le negó mercadería a muchas personas por formar parte de la agrupación e incluso, que amenazó con retirarle la asistencia a un comedor si estaba dentro de ese movimiento. “Se nos niega el derecho a organizarnos y reclamar lo que nos corresponde, se aprieta a la gente”, manifestó Fernando Membrilla. Pero advirtió que “no importa cuántos aprietes haya, no nos van a poder callar”.
Integrantes de la agrupación Argentina para Todos denunciaron a través de El Eco de Tandil aprietes de funcionarios del Municipio a personas que forman parte del movimiento. De acuerdo a lo manifestado, desde Desarrollo Social les negaron ayuda a integrantes de ese colectivo social e incluso amenazaron con retirarle la asistencia a un comedor si formaba parte de esa agrupación.
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El referente de Argentina para Todos Fernando Membrilla explicó que luego de que llevaron adelante la manifestación en la cual él decidió encadenarse al Municipio, desde Desarrollo Social asistieron con un bolsón de mercadería a todos los integrantes del colectivo social, que eran 253.
Sin embargo, cuando tuvieron que retirar la siguiente entrega les dijeron que no iban a entregar al movimiento, sino persona a persona, evaluando la situación de cada familia.
“Eso está bien pero en la evaluación resulta que gente que realmente lo necesita quedó afuera de la entrega porque si una persona es pobre, no tiene derecho a tener un auto o un celular. Es decir que vos te rompiste la espalda toda la vida laburando, te compraste un auto, te quedaste sin laburo y tenés que vender el auto para que te ayuden”, cuestionó.
Y añadió que “tenés que ser extremadamente pobre, ir con los zapatillas rotas, sucio y de linyera para que te den un bolsón de mercadería que le sirve para dos o tres días solamente a una familia tipo”.
“Necesitamos dignidad”
Membrilla manifestó que “nosotros lo que necesitamos es dignidad, es laburo, nosotros a veces vemos que la gente comenta en las notas que salen en los diarios y dicen ‘porque no les dan la pala’. Yo quiero que me den la pala, un pedazo de tierra, acá hay tipos que tienen miles de hectáreas y nosotros hacinados en un terreno de 10 por 30 tres familias y no tenemos un lugar para sembrar”.
“Queremos trabajar, estamos capacitados para sembrar la tierra, pero el problema es que no nos dejan hacerlo, y después nos tratan de vagos, porque salimos a pelear por nuestros derechos”, sostuvo.
Contó además que tuvieron dos reuniones en Desarrollo Social en las cuales llevaron proyectos de unidades productivas. Una de ellas era una panadería. “Teníamos el lugar físico, y maquinarias. Nos faltaba la sobadora nada más, compañeros ponían las maquinarias, había 10 personas que se disponían a trabajar para generar dinero para llevar a sus casas y además para poder asistir a dos merenderos nuevos y uno que ya está funcionando, el merendero y comedor Los Ángeles, gratuitamente con pan, facturas y demás”, indicó.
Sin embargo, “no sólo nos negaron la posibilidad de armar las fuentes productivas sino que nos negaron la posibilidad de darle una copa de leche a los chicos, nos dijeron que el Municipio no asiste a comedores y merenderos pero al mismo tiempo reconoció que estaban asistiendo al comedor Los Ángeles”.
Explicó que en el caso puntual de ese comedor, que está situado en El Tropezón y recibe a 70 familias, si bien el Municipio les daba ayuda, “no les alcanzaba y por eso habían decidido trabajar con nosotros. Pero la secretaria de Desarrollo Social Alejandra Marcieri, al saber que ellos querían trabajar con nosotros, los amenazó. Les dijo que les iba a sacar toda la ayuda si estaban en la agrupación”.
“No quieren que nos organicemos”
“Después recibimos un audio de la persona responsable del merendero diciendo que no iba a formar parte de nuestra organización porque le iban a sacar toda la ayuda y que además, le habían ofrecido mucha más ayuda si dejaba de estar dentro de nuestro movimiento”, fustigó.
Y aseguró que “tenemos compañeras que las han extorsionado de la misma manera”.
Andrea Olivera, también de la agrupación, cuestionó que “no quieren que nos organicemos para reclamar lo que nos corresponde”.
Membrilla explicó que muchas personas, por miedo a que les quiten la ayuda, se alejaron del colectivo social.
“Le dije a Marcieri en la última reunión que no importa a cuántos convenza de que se vayan porque por cada uno que se vaya vamos a juntar 10 más que tienen necesidades, no los va a poder convencer a todos”, sostuvo.
Y criticó que “no puede ser que ella le venga a gritar a la gente, que le hable despectivamente, porque está en un cargo que corresponde asistir a la gente y no estar por encima de ella, porque es una funcionaria pública”.
“Nos falta el respeto porque somos pobres”
“Nos grita, nos falta al respeto porque somos pobres, porque somos negros, así nos trata este Gobierno”, cuestionó y aclaró que “yo no tengo ningún tipo de ideología política”.
Nadia Cacciato contó que sus hijos asistían al comedor que tenía Membrilla en su casa en su momento y explicó “a veces no teníamos para darles de comer, yo los traía de lunes a viernes y los sábados. Ellos compraban en el Banco de Alimentos con su plata, con lo poco que ganaban, y cuando tenían nos daban para que nos lleváramos a casa para darle de comer a los nenes”.
“Era una ayuda importante, mi nena ahora almuerza en el comedor de la escuela y a la noche si hay comida se come y si no, pan y leche y más de una vez le he venido a pedir a ellos porque no tenemos. Mi pareja no tiene trabajo y yo tampoco. Estamos pidiendo trabajo porque cuesta mucho conseguir si no terminaste los estudios. A mí Desarrollo Social no me da nada, ni siquiera las tarjetas, me las cortaron sin razón. Me dijeron que como estaba en el movimiento, no me iban a entregar nada”, expuso.
Por su lado, Nadia Sosa contó que en su caso le entregaban mercadería, pero desde que está en la agrupación no le están entregando más. “Yo la necesito porque estoy sola con mi hijo, y no tengo trabajo, no estoy pidiendo plata, estamos pidiendo mercadería y trabajo”, resaltó.
En tanto, Débora Cacciato contó que vive hace 7 años en la casa de Membrilla y Olivera, porque sus hijas iban al comedor y como ella se quedó sin trabajo y sin casa, “vine a pedir ayuda y ellos me brindaron un hogar, son como mis padres, me brindaron una familia, termine viviendo acá, me abrieron las puertas aún cuando no me conocían, me hablaron, me aconsejaron, me enseñaron a ser madre. Atendía a los nenes del comedor. Acá venían muchos nenes con muchos más problemas de los que yo tenía”.
Sucedió que días atrás se acercó a Desarrollo Social con la boleta de luz de la casa para solicitar ayuda, porque les vinieron 6 mil pesos y no los pueden pagar y se la negaron.
“No nos vamos a callar”
Fernando Membrilla sostuvo que “se nos niega el derecho a organizarnos y reclamar lo que nos corresponde, se aprieta a la gente”.
“Estamos planteando la posibilidad de agotar la instancia de diálogo, pero como no nos respetan, acudimos a los medios para ser escuchados. No nos vamos a callar, vamos a seguir luchando por nuestros derechos, no importa cuántos aprietes haya, no nos van a poder callar, porque tenemos necesidades y conocemos nuestros derechos”, manifestó.
Por último, Olivera enfatizó que “con el hambre no se negocia y con la dignidad, menos”.