Con más de mil libros donados, se inauguró la sala de lectura “Fermín Daguzán” en el Merendero Los Ángeles
En homenaje al periodista de El Eco, el espacio pretende abrir a los chicos del barrio las puertas al hermoso universo literario. Con la ilusión de propagar el recuerdo sonriente con que evocan a Daguzán, los mentores de la iniciativa concretaron el sueño que empezaron en diciembre. Como cada acción que realizan desde el Merendero, el origen está en el amor y las ganas de ayudar.
La suma de voluntades no solamente se refleja en este espacio de lectura creado gracias a la donación de más de mil ejemplares literarios que llegaron a través del Sindicato de Prensa de Tandil, sino que es el común denominador de todo el lugar. El mismísimo Merendero Los Ángeles, allá por el Barrio Procasa de El Tropezón, es en su totalidad resultado de esa comunión de ganas de ayudar y hacer algo por el otro.
Recibí las noticias en tu email
Ayer quedó inaugurada la salita de lectura “Fermín Daguzán”, en homenaje al reconocido periodista local, que brindará el alimento para la imaginación y la mente de esos chicos que cada día llenan sus panzas con algo calentito y mucho amor.
“Estamos felices porque estamos cerrando una etapa que empezó a fines de diciembre, cuando se nos ocurrió que estaría bueno hacer una campaña de colecta de libros”, fueron las palabras con las que inició Belén Cotine, secretaria general del Sindicato.
Sin dejar pasar mucho tiempo, precisamente el cinco de enero de este año, los promotores de la idea llegaron al Merendero con un montón de cajas con ejemplares cedidos por la gente. Al principio se pensaba que eran cientos, sin embargo con el correr de los días y la organización de los mismos en estantes la ecuación cerró alrededor de mil, aunque la dueña del lugar dice que son más.
Por su parte, el secretario Sindical, Mariano López Guerrero, contó que la idea surgió como para revitalizar el Sindicato y empezar a trabajar en la vinculación con la comunidad. Así la creación de esa vasta biblioteca fue la primera acción pensada desde lo solidario, ya que consideraron que los libros también son importantes para la nutrición.
“Nos pareció interesante que pibes con necesidades, que a veces la pasan mal, tengan la posibilidad de acceder a un libro y a ese mundo que ofrecen”, detalló orgulloso.
Ya con el sueño hecho realidad, esperan que de resultado y los niños se enganchen con el hermoso universo que pueden descubrir desde esos estantes.
Las voluntades unidas
En ese encadenado de voluntades, Cotine mencionó el trabajo de los periodistas locales que desde su lugar se comprometieron con la difusión de la campaña y el apoyo contundente e inmediato de la gente con sus donaciones, sin embargo a partir de este acercamiento comenzaron a surgir otras cuestiones, como la falta de gas natural. Luego de una pequeña campaña mediática aparecieron quienes pusieron sus propias manos para concretar el trabajo, así como la ayuda del Municipio que cedió los materiales, logrando que el espacio ya esté en vías de contar con el servicio en muy poco tiempo.
Por otro lado, la gente de Parques y Paseos se ha comprometido a ocuparse de la cancha ubicada en la plaza de enfrente, ya que los chicos usan mucho ese lugar.
Y por último, se refirió al compromiso más importante de todos, que llega del corazón de Miriam Sequeira, dueña del Merendero, y todos los voluntarios que periódicamente hacen el gran esfuerzo de abrir las puertas y sostenerlas para todos los que necesiten.
Además, la referente del Sindicato se manifestó muy agradecida por la presencia de la familia del homenajeado periodista que le dio el nombre a la salita de lectura. Asimismo, reconoció a la concejal de Unidad Ciudadana allí presente, Silvia Nosei, por haber sugerido a Los Ángeles como “un buen lugar” donde llevar los libros.
“Agradecemos a todos los que hacen de la desesperanza una cuestión de voluntad, que desde lo chiquitito se puedan hacer cosas grandes y seguir apostando a la ilusión, desde el barrio y para el barrio”, concluyó Cotine, orgullosa de ser parte de ese espacio.
El corazón sobre todo
“Aceptamos la propuesta de poner el nombre de esta persona tan querida, aunque no lo hayamos conocido personalmente nosotros”, contó la creadora del Merendero Los Ángeles, que además se mostró orgullosa porque los familiares de Daguzán estén presentes en el homenaje.
Para mi es un honor hacer lo que hago, estoy muy emocionada porque es un acto de amor a fuerza y pulmón, con todas mis vecinas y gente muy querida, con los nenes que te abrazan, te besan y dan ánimo cada día.
Ella y su marido fueron los que sembraron este sueño, que empezó un día de mucho frío con solamente 10 chicos. Al principio pensaron en poner algo para acompañar a los padres que perdieron a sus hijos, ya que es lo que ellos vivieron en carne propia, sin embargo al ser conscientes de las carencias y necesidad de muchos niños del barrio fue que finalmente optaron por hacer allí un espacio donde pudieran alimentarse.
Con el tiempo la concurrencia fue creciendo cada vez más y hoy ya promedian los 40 asistentes, aunque a veces son varios más. ”Para mí es un gran orgullo poder ayudar y siento una felicidad enorme”, sostuvo emocionada.
Como si fuera poco desde enero que este espacio de contención además de poder alimentar los cuerpos de los chicos también pueden alimentar su mente e intelecto, ya que cuentan con una biblioteca que alberga unos mil libros recolectados por el Sindicato de Prensa local.
“Esto es muy importante”, aseguró Sequeira y contó que los niños van, elijen un ejemplar, se lo llevan y luego lo devuelven, mostrándose muy interesados por la lectura, refiriéndose al éxito de la iniciativa.
El recuerdo sonriente que espera ser propagado
“Yo creo que el espíritu de Fermín está dando vueltas por acá”, cercioró Marcos González, que además de ser parte del Sindicato de Prensa, lo conoció muy bien a Daguzán y en sus palabras quedó reflejado un recuerdo cargado de gran cariño y respeto.
Más allá de manifestarse contento por el merecido homenaje, lo hizo porque en el espacio de lectura del Merendero Los Ángeles se conjugan dos características del periodista que le dio el nombre. “Una de sus pasiones eran ciertamente los libros, pero además se llevaba muy bien con los pibes”, reveló, aseverando que esto último habla de una buena persona.
En este aspecto, con franca emoción brindó un testimonio personal, compartiendo que sus hijos lo conocieron de chico y siempre lo recuerdan con una sonrisa, “de esas que los vuelve a su niñez”, contagiándolo a él mismo y haciendo que cada evocación tenga esa característica de bocas curvadas de alegría.
“Ojalá que cada uno que pase por acá y vea el cartel, sin saber siquiera muy bien de quien se trata, se le despierte una sonrisa, que es lo que tienen que hacer los chicos: sonreír”, se esperanzó.
Vale recapitular que Daguzán falleció en 2013 con apenas 43 años y tras padecer una corta pero terminal enfermedad. Fue por 15 años secretario de Redacción en este Diario y según contaron los que lo conocieron, su paso dejó una huella imborrable lograda por su enorme generosidad a la hora de transmitir sus conocimientos y experiencia, en un rol de docente que hoy sus “humildes discípulos” saben reconocer y homenajear cómo y cuándo pueden.
“No sólo se trató de un gran profesional de exquisita pluma que hizo un culto del bajo perfil y la ética. Su persona de bien se trasladó a cada acto cotidiano, a cada gesto. Un cultor de la amistad y de los códigos de la buena gente, que los transfirió en toda circunstancia vivida por él a quienes lo rodearon. Se trató tal vez del último exponente de aquellos días felices del periodismo y la bohemia, cuando cada cierre de edición se cargaba de adrenalina e insulto por la noticia de último momento y la crónica por escribir, para luego entregarse a la dulce espera del diario en la calle, entre whiskys y debates sobre lo que pasó ayer, y que hoy todos hablarán”, fueron las palabras conmemorativas de sus compañeros de El Eco de Tandil al conocer su deceso.