“Nacho” Cuesta, el actual conductor del tricolor
Con 40 años, lidera una joven dirigencia. Apuesta a una renovación una vez cumplido su primer mandato. “El club está por encima de las personas”, sentenció.
Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
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Ignacio Andrés Cuesta es el presidente del centenario en Ferrocarril Sud.
A los 40 años, comanda una joven y pujante dirigencia que procura impulsar al tricolor pese a los obstáculos de diversa índole que se presentan.
A 100 años de la fundación del club de la Estación, su principal referencia dirigencial dialogó con El Eco de Tandil:
-¿Qué representa llegar al centenario en la presidencia?
-Es un honor y lo tomo con mucha responsabilidad. Pero también tengo claro que es algo circunstancial, tuve la suerte de que me toque, pero soy uno más de una comisión directiva que trabaja todos los días para que el club esté en la situación en que está.
-¿Cómo está Ferrocarril Sud?
-En un año de festejos, dentro de una coyuntura complicada. A principio de año, diseñamos una agencia de actividades que esté a la altura de lo que significa el centenario de un club de esta magnitud. El club está bien, con mucha actividad social. Hemos recuperado algunos espacios, como el de la cantina, donde se desarrollan muchas labores sociales, hemos hecho un safari fotográfico, que nos acercó gente vinculada a lo cultural. Hicimos colectas de fotos, banderas, premios, trofeos, a través de las cuales nos damos cuenta de la gente que ha pasado por el club. En lo deportivo, el club continúa con sus variadas disciplinas, las de siempre, y las que se han ido recuperando.
-Ha tenido Ferro una dirigencia joven últimamente. ¿Qué le sugiere ello?
-A veces, la edad biológica difiere de la mental. Hay personas jóvenes que no tienen el empuje, las ganas o la energía para emprender o gestionar. Y a veces, hay gente de más edad que si tiene esos atributos. Es cierto que venimos de dirigencias jóvenes, pero en la comisión actual hay gente de experiencia y muchos años en el club, como Héctor Martens, Carlos Doménez o Rodolfo Machado. En cien años, el club ha tenido unos cuarenta presidentes, lo que deja claro que nadie se ha perpetuado en el cargo, creo que es positivo. Nosotros, solemos tener objetivos ambiciosos, a través de las cosas que hemos logrado fuimos consiguiendo el acompañamiento. La gente colabora a partir de que se va dando cuenta de que se hacen cosas.
-La delicada situación económica del país suele hacer cambiar el rumbo en proyectos a largo plazo. ¿Le ha pasado a Ferro?
-Sí. No escapamos de esa situación. En cuanto a la infraestructura, tenemos como obra más importante el playón polideportivo, la cual se planteó en tres etapas. La primera, la cumplimos en tiempo y forma, consistía en que los chicos tengan su lugar para practicar deportes y el club recupere algunas disciplinas que había perdido. La segunda etapa era techar, pero ahí no pudimos establecer fechas por la coyuntura del país. Respecto a eso, ahora surgió la posibilidad de lograrlo a través del concurso de Show Match. Pero se nos han cerrado algunas puertas de ayudas o subsidios, lo que se agrega a la dificultad para cobrar las cuotas sociales. La tercera etapa es la de la construcción de vestuarios y otro pequeño polideportivo.
-¿Cuál es la situación económica del club y cuál su flujo de asociados?
-Ferro está saneado, al día. Atravesando un año complicado, porque los festejos traen más gastos. Contamos con alrededor de 1.000 socios, de los cuales 600 son deportistas.
-¿Proyecta una continuidad en el cargo una vez cumplido su mandato?
-Mi idea es permanecer sólo los dos años que me corresponden en principio, seguramente vendrá una renovación. Siempre ponemos el club por delante de las personas, es algo que tenemos claro. Es una actividad muy desgastante, que te demanda mucho tiempo. No es algo en lo que piense actualmente, pero supongo que le daremos continuidad a la idea de renovación. Consideramos que es lo mejor para las personas y la institución.
-¿Cuál es su ligazón histórica con Ferro?
-Jugué al fútbol desde los 5 años, hice todas las inferiores, y llegué a integrar la cuarta. Mi papá, “Pino”, llegó a la primera, al igual que mi hermano Nicolás. También fui a la pileta, aprendí a nadar en el club. Soy clase 1979, y con los mismos compañeros que tenía en las inferiores, participamos actualmente en los torneos nocturnos.